GOLFREDO DÁVILA |
El
ABC de la política nos dice que en una profunda crisis como la que vive
Venezuela en todos los órdenes, puede ocurrir cualquier cosa y también nos
indica que los deseos no cambian realidades, por ello en mi artículo anterior
“La Navidad”, criticado por algunos amigos, se hizo un llamado a la reflexión y
a no dejarnos arrastrar por el inmediatismo y la improvisación, así como a
adoptar el hilo constitucional como estrategia para unir al país y lograr un
cambio político con gobernabilidad y estabilidad.
Todo
apunta a que en el 2015 la situación será más grave y por ende más conflictiva.
El régimen viene cavando su tumba, por sus erráticas políticas, por su
incapacidad y corrupción, a lo que se le agrega a que seguirá acudiendo al
bolsillo del pueblo para cubrir el déficit fiscal que genera la baja de los
precios petroleros, lo que unido al descontento acumulado, coloca al país en
una situación tensa y volátil, al punto que la desesperación puede llevar a un
pueblo enardecido a situaciones incontrolables, por ello la importancia de
abrir una discusión profunda, sobre la estrategia a seguir para lograr el
cambio en esta coyuntura histórica. El llamado a asumir la vía pacífica y
democrática en tiempos donde el pueblo clama respuestas urgentes frente a una
crisis que ha recaído en sus hombros, pudiera no ser apoyado, pero ese es el
camino más seguro. Esta posición también está al margen de cualquier juicio de
valor generado por el fracaso al que nos han conducido las trochas o los atajos
para derrocar el actual régimen, que, por cierto, han causado el efecto
contrario, es decir, han atornillado aún más a los corruptos en el poder.
Cuando
se hace un llamado a regirnos por el hilo constitucional, es más por una razón
de legitimidad que de legalidad, lo cual es clave para unir a los venezolanos
de todos los colores y sacar el país del atraso. El desarrollo de acciones no
pacificas ni electorales, como lo dijimos, pudiera cambiar el actual poder
político, pero con consecuencias impredecibles. Coincido con quienes criticaron
el mencionado artículo, que estamos frente a un régimen antidemocrático, de
vocación totalitaria y despótico por irrespetar el Estado de Derecho, es más le
agrego que desarrolla prácticas fascistas, por desconocer al otro y sus
opiniones, por convertir la mentira, la manipulación y el control social en
política de Estado; pero ello no puede llevarnos a la conclusión de desechar la
vía electoral para derrotarlo. Además, estoy convencido que la sociedad en pleno
los expulsará del poder, luego de lograr la legitimidad propiciada por los
votos.
Más
de la mitad de la población está consciente que el régimen viola la Carta
Magna, la otra parte ya lo duda, pero ello no conduce a que la ignoremos. La
Venezuela decente, que es mayoría, la aprecia como progresista, aun cuando
tiene signos de presidencialismo y gazapos no democráticos y antipopulares, que
serán resueltos a través de una reforma en tiempos de normalidad democrática.
También se sabe que ella, por sí sola, no es la panacea de todos los males,
pero es hoy un instrumento que, combinado con la movilización y protesta
popular, con los esfuerzos por alcanzar la máxima unidad electoral y por
colocar en la calle un proyecto país con el que todos los sectores sociales y
políticos estemos comprometidos, conducirá a una salida a este desastre
nacional.
Golfredo
Davila
golfredodavila@gmail.com
@golfredodavila
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