LEONARDO A. MONTILLA D. |
La actual historia política
venezolana ha transcurrido en los últimos 15 años en un constaste
enfrentamiento, el cual ha producido niveles de polarización nunca vistos en la sociedad venezolana.
Polarización política que solo ha beneficiado en la disputa por obtener el sentimiento
de las mayorías, al gobierno nacional y sus expresiones partidistas, que al
final de cuentas son quien más lo promociona y lo reproduce. La polarización
oficialista ha encontrado en sectores opositores respuestas en los mismos
términos, obviando la inminente necesidad de encuentros para que las
necesidades reales de la población tengan una opción válida de solución. No es
casual que ante el discurso incendiario, amenazante y descalificador de un
personero oficialista como Cabello, se manifieste la respuesta radical,
extremista de algunos activistas radicales de oposición, en ambas situaciones
el beneficiado es el régimen.
El país transcurre la vida en ese
terreno, carente de expectativas, con un gobierno extremadamente malo, con una
visión sectaria de la vida nacional, conducido por una elite militar cívico
cuya razón de ser es cualquier cosa menos gobernar para el bienestar ciudadano;
del otro lado, se presentan algunas fuerzas de oposición que no han comprendido
la urgencia de unir al pueblo por encima de las diferencias partidistas en
función de consolidar orgánicamente una nueva mayoría que adelante y avance en
los necesarios procesos de cambio que la republica amerita con urgencia.
Es decir al comportamiento
polarizante oficialista se enfrenta la respuesta polarizadora opositora,
ninguna de las dos contribuye desde esa perspectiva al encuentro del gran país,
que agobiado por la enorme crisis económica y social exige una alternativa
verdaderamente unitaria que coloque el encuentro de los venezolanos sin
menoscabo de su forma de ser, pensar o actuar, como punto de inicio para salir
de esta espiral de tormentosas angustias y necesidades.
Al igual que diferentes grupos de
presión que activan en distintos campos del accionar político y comunitario, el
MAS plantea el encuentro entre todos aquellos factores y expresiones
democráticas ubicados en todos los ámbitos locales, como estrategia para romper
la polarización y colocar la unión del gran país que reclama un cambio de rumbo
en la forma de conducción del Estado y el gobierno. Es imposible provocar la
transformación de Venezuela si no unimos a todos los que desde su óptica, sean
chavistas, demócratas, católicos o evangélicos, impulsen una idea distinta de
convivencia ciudadana.
La actual coyuntura, caracterizada
por la peor situación en todos los ámbitos existenciales que los venezolanos recordemos, nos obliga a
debatir, a pluralizar el país, es
imperativo el rescate de la Asamblea Nacional, solo la unión, una verdadera
unidad popular es garantía de hacer valer la constitución, redimensionar en la
conciencia popular el voto como instrumento de cambio y elaborar una política
incluyente que empodere los ciudadanos para producir las transformaciones que
se ameritan... “La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los
hombres, sino inexorable decreto del destino”. Simón Bolívar
Leonardo Alfredo Montilla Delgado
montillaleoa@gmail.com
@LeoMontilla
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