martes, 20 de enero de 2015

JOSE RAFAEL AVENDAÑO TIMAURY, ENGOLOSINADOS,

 JOSE R. AVENDAÑO TIMAURY
   Cuando uno sabe hacia dónde se dirige, que opciones -objetivas y subjetivas- conforman la realidad como un todo. Que hay afuera y con quien se cuenta adentro, entonces se diseñan las acciones. Esas son las estrategias. Todo esto es una cosa sencilla  de uso habitual. Si uno se da cuenta, hace planificación estratégica todos los días. Cuando se está implementando un plan de estas características se debe tener claro que este no es una camisa de fuerza. El plan estratégico debe ser lo suficientemente flexible como para hacer ajustes necesarios en el camino. Erradicar la rigidez y la tozudez. No tener la flexibilidad adecuada, sin que esto constituya un caos contradictorio, los puede conducir erróneamente a tomar decisiones equivocadas. De allí que es pertinente resaltarlo, porque la Crisis  Nacional cada día se acrecienta y presenta nuevas facetas.
     En la actualidad, más que planificación, lo que se requiere es desarrollar la capacidad estratégica de improvisar, por los acontecimientos sobrevenidos que aparecen de manera vertiginosa. Esta capacidad de innovar es factible cuando se tiene el objetivo diáfanamente determinado. No se trata entonces de ajustarse a esquemas rígidos preestablecidos en gabinetes con aire acondicionado, como es el caso de las elecciones parlamentarias instituidas constitucionalmente para este año. Objetivamente existen dos factores visibles aparentemente encontrados –sin que esto signifique que ambos conforman la representación mayoritaria del pueblo venezolano- pero que confluyen hacia un solo objetivo: Elegir parlamento a como dé lugar. El gobierno quiere a todo evento legitimar lo ilegitimable y la MUD desea obtener cuoticas de poder para mantener su pesada e inútil maquinaria burocrática.
   La nación está volcada en la calle, con signos ya inocultables de descontento, en procura de la satisfacción de sus necesidades más simples: “comida, remedios, servicios y repuestos”. Esta realidad ya comienza a ser novedosamente digerida por algunos representantes de la MUD. Copei fue el primero al plantear que las elecciones se deben adelantar. AD manifestó que no hay motivo para hacerlo. La señora Machado no dice “ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario”. El jefe de CR, señala que lo procedente es la elección inmediata de un nuevo presidente de la república.
   Henrique Capriles anuncia que es necesario incrementar la protesta pacífica en la calle y recibe apoyo de Antonio Ledezma, Leopoldo López y María Corina Machado. El Alcalde de Valencia señala que el viaje presidencial y sus resultas son positivas y conforman un éxito, aunque no se logrará que el precio del petróleo –luego de tan sublime periplo- llegue de nuevo a las cifras de antaño. ¡Ha surgido un nuevo estadista en mangas de camisa! Nuevamente economistas muy prestigiosos señalan que lo procedente es la devaluación del bolívar y nuevos planes económicos implementados por el ejecutivo.
¡Todos engolosinados con el festín electoral y las prebendas en ciernes!
   Casi todos, que es como decir todos, estos señores que se subrogan la conducción del movimiento popular de oposición y de los sectores que lo conforman, ven la realidad con gríngolas o tienen una visión equivocada de la situación económica, social y política del país. Ambas posturas son perjudiciales porque tienden a soslayar el aspecto medular del problema. Quieren aplicar “pañitos con agua caliente en la frente de un paciente moribundo por padecer de un cáncer cerebral con metástasis expansiva”.
   Estas iniciativas, todas, provienen de las reglas de juego cínicamente establecidas por el gobierno. Para ser jugadas en su propio terreno. Con árbitros parcializados y reglamentos torticeramente diseñados para hacer inútil e impracticable cualquier opción cierta de cambio. Ya nadie se acuerda –porque está haciendo la ignominiosa cola para adquirir cosas- como está conformado el TSJ, La Fiscalía General de la República, la Contraloría General de la República y la Defensoría del Pueblo. Como se sigue triturando a la oposición a través de la justicia penal. Como sigue arreando el caporal su feudo en la AN. Cuál es el papel y las características de la Fuerza Armada, como elemento participativo directo en la vida política de Venezuela, acordada por la novedosa y celestinesca interpretación de la CN establecida por la nefasta Sala Constitucional del TSJ en junio del año pasado. ¡Y pare usted de contar!, porque se alargaría hasta el infinito este escrito.
   Estos señores realmente piensan que una hipotética mayoría parlamentaria va a torcer el rumbo de un gobierno, que ayer no más y por boca del Caporal de la AN, anunció -¿delira?- la movilización de un millón doscientos mil combatientes de colectivos armados prestos a aplastar la “insurrección burguesa” –eufemística manera de denominar la repulsa nacional- coordinados con apresto de bota milica. ¿Será que los economistas realmente piensan que el régimen va a efectuar el cambio de modelo económico implementado en los últimos quince años, ante la impecable dialéctica formulada por sus sesudos diagnósticos? Si es así, su candidez es estúpidamente manifiesta y sus fórmulas están revestidas de un simple ejercicio diletante y para nada practico. Es decir, es un simple saludo a la bandera. Su único valor sería el de demostrarle a la ciudadanía que están revestidos de una sólida preparación académica –que no cuestiono- pero a mil años luz de aplicación por las características objetivas y muy puntuales instauradas por el gobierno.
   La única forma de lograr el reordenamiento constitucional violado, los particulares que conforman lo económico, social y político, es con el cambio de gobierno. En otras ocasiones me he referido a desempolvar el artículo 350 de la Constitución Nacional si lo que se quiere es reconducir al país por la vía señalada por la Carta Magna, de donde –desde hace mucho tiempo- se ha apartado el ejecutivo y a la cual no piensa regresar de manera voluntaria.
   Es la hora de la protesta de calle, contundente y pacífica. Esta presencia multitudinaria, decidida, combativa, recurrente y no espasmódica, es la única vía republicana para reordenar la nación. Lo otro es el caos.

Jose Rafael Avendaño Timaury
cheye@cantv.net
CheyeJR

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