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En una entrevista concedida a la agencia noticiosa
española EFE, la recién liberada artista performance Tania Bruguera, manifestó
¨si Cuba quiere abrirse al mundo tiene que hacer muchos cambios”, añadiendo
¨esos cambios tienen que ser de abajo hacia arriba, no solo de manera
vertical"[i],
Es muy significativo que esta declaración no haya
emanado de un cubano exiliado (la mafia de Miami), o un opositor interno al
régimen castrista (usualmente descalificado como ¨mercenario”). Por el
contrario, Brugueras es una artista performance; íntimamente comprometida con
la denuncia social y enmarcada dentro del contexto artístico-intelectual que
caracteriza al compromiso político-social asumido por la izquierda internacional.
En pocas palabras la joven artista cubana, ha develado una verdad que muchos
pretenden obviar: para que se efectúen
cambios reales en la Isla, la sociedad civil cubana tiene que asumir su
rol.
Lamentablemente, el conocimiento y reconocimiento de
esta realidad, no es del agrado del régimen de los Castros; como tampoco lo es
de la Administración Obama, la Unión Europea, ni de la CELAC, y mucho menos del
ALBA. Cada cual, aduciendo distintas razones; entre ellas el evitar el caos
social que pueda generar un vacío de poder en la Isla. Todos ellos ven más
factible y menos peligroso que los cambios en Cuba se produzcan de ¨arriba
hacia abajo”; aunque los mismo jamas lleguen totalmente ¨a los de abajo”.
El mérito de Tania Bruguera consiste en salirse del
marco que establece este compromiso (no declarado) de la izquierda
internacional; llevando su mensaje a la misma ¨boca del lobo” en el interior de
Cuba, actitud con la cual Bruguera no vaciló en poner en riesgo el confort
económico y la seguridad que le brinda su arte. La pregunta es, ¿valió la pena
este acto? Desde mi punto de vista, sí. ¿Por qué?
La joven performance marcó una nueva propuesta en el
ambiente socio-político cubano: abandonar la retórica de trinchera y… ¡actuar!
Pero, ¿a qué ambiente socio-político se refiere este mensaje? Pretender enmarcarlo exclusivamente en el
contexto interno de la Isla, desde mi punto de vista, es limitarlo a un espacio
que le falta un miembro imprescindible: el exilio.
Para nadie es un secreto que el exilio cubano ha
demostrado ser una formidable fuerza política y económica en el lugar que ha
decidido ocupar dentro de la sociedad norteamericana. ¿Cómo es posible que
pretendan desconocer esta realidad los involucrados en las negociaciones que
dieron por resultado los acuerdos del 17 de
diciembre? La respuesta existe y es punzante: no hemos sido capaces de
sintonizarnos en nuestro objetivo común. Si somos realistas, podríamos
preguntarnos ¿a quién podría acudir la Administración Obama, la UE o el Papa?
¿Quién representa al exilio? La respuesta es obvia: el exilio carece de una
representación abarcadora de la ideología y de los interese de la comunidad
cubana exiliada.
El llamado de Tania Bruguera para que las
transformaciones que se encuentran en marcha en la Isla sean reales; las mismas
deben contar con una sociedad civil fuerte y organizada, capaz de empujar de
¨abajo hacia arriba”, hasta poner en marcha una dinámica firme e irreversible
que conduzca a dichos cambios.
Como parte indiscutible de la nación y de la
sociedad civil cubana, los exiliados hemos de integrarnos a esta realidad para
ser parte decisiva en dicho ¨empuje”. Para ello, es necesario hacer dejación de
los discursos incendiarios y del atrincheramiento inefectivo; admitiendo la necesidad de sincronizarnos en
una misma onda, capaz de hacer patente ante la Administración Obama, la
Comunidad Internacional y el propio régimen cubano la existencia de una voz
creíble y abarcadora del exilio cubano.
Veo muy poco realista, pretender que se realicen
cambios en la Isla sin la participación del exilio. Los cubanos exiliados serán
un factor determinante para que se produzca una reconciliación nacional real;
se abrevie el lapsus de tiempo requerido para el progreso socio-económico de Cuba; y sean factibles los cambios
democráticos en la Isla. Incluir al exilio cubano en el proceso de cambios,
garantiza que los mismos tiendan al equilibrio, evitando el establecimiento de
un narco Estado mafioso, controlado por la elite dinástica de los Castros, al
estilo de lo ocurrido en la Rusia actual.
Que el exilio cubano sea tenido en cuenta, no
depende de la voluntad de la Administración Obama, ni mucho menos de Raúl Castro; ¡esta opción
depende exclusivamente de la voluntad de los exiliados!
Gustavo Pardo
masonhabana78@yahoo.es
@GustavoPardo18
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