GUSTAVO AZÓCAR ALCALÁ |
Nicolás Maduro se encuentra al borde del precipicio. Todas las
encuestas, incluyendo las que hace el dueño de Hinterlaces, muestran los
altísimos niveles de descontento que hay en el país.
La crisis que enfrenta Maduro ha hecho que, una vez más, regresen
a Venezuela los rumores de un Golpe de Estado. Esta semana fue divulgado un
informe de la Agencia Stratfor, en el que se afirma que hay serias
posibilidades de una asonada militar en el país.
Stratfor dice en su informe que “la espiral económica hacia abajo
ha afectado directamente la capacidad de gobernar de Maduro. Persistentemente
ha perdido apoyo de potenciales votantes y tiene una tasa de aprobación de
cerca del 20 por ciento. Con crecientes desbalances financieros, y careciendo
de la popularidad de Chávez entre el público, Maduro no ha sido capaz de
implementar medidas efectivas para enfrentar a las diversas facciones que
integran al PSUV, amenazando la estabilidad del partido. En la medida en que el
país se acerca a las elecciones legislativas de diciembre —y en que las protestas
de la oposición ganan momento y la tasa de aprobación de Maduro se derrumba— la
posibilidad de un golpe con la participación de miembros del PSUV se hace más
probable”.
El informe de Stratfor fue replicado en varios medios de
comunicación en todo el mundo. Stratfor está considerada como una agencia de
inteligencia muy seria, y sus informes son utilizados por corporaciones
mundiales para establecer sus prioridades de inversión. Además, quienes vivimos
en Venezuela sabemos que los rumores de golpe tienen mucho rato en el ambiente,
y que, ciertamente, hay algunos sectores de la oposición, y también del
oficialismo, a quienes no les desagrada la idea de una salida color verde
oliva.
Aunque en el gobierno de Maduro, ningún vocero quiso hacer algún
comentario sobre el informe de Stratfor, la verdad es que en Miraflores hubo
más de uno que soltó una sonrisa cuando leyó la versión de un posible Golpe de
Estado. Porque vamos a estar claros: nada la caería mejor a Nicolás Maduro en
este momento, que una asonada militar. La crisis económica que afecta a
Venezuela es de tal magnitud, que lo único que puede salvar a Nicolás son dos
cosas: 1) un milagro, que haga que los precios del petróleo se disparen otra
vez a 100 dólares (eso sólo es posible si estalla una guerra) y 2) un golpe de
estado que, al igual que a Chávez, en el año 2002 lo convierta en víctima y
haga que la gente se olvide, aunque sea por unos días, de sus propios
problemas.
Maduro sería feliz si algún sector del país, ya sea de la
oposición, o del oficialismo, le regala su Abril. En el año 2002, Chávez
atravesaba una gravísima situación interna. Su aprobación era escasa, y los
problemas económicos y sociales de Venezuela eran muy similares a los que
afronta hoy día el ex chofer del Metro de Caracas. Pero en lugar de capitalizar
el descontento, y convertir el malestar social en votos, las fuerzas opositoras
prefirieron tomar el atajo del Golpe de Estado, y con Pedro Carmona a la
cabeza, se tomaron el poder. Lo que ocurrió después ya es historia: la oposición
no estaba preparada para ser gobierno, Carmona puso la torta y Chávez regreso
triunfante. El golpe de Abril de 2002 fortaleció a Chávez, lo apuntaló en el
poder, y acabó con la oposición.
Trece años después nos encontramos en la misma encrucijada. Pero
esta vez no está Chávez, sino Maduro. La crisis por la que atravesamos es
quizás, diez veces peor que la que había en 2002. Y como se sabe, Maduro no es
Chávez. Quizá por esa razón, hay quienes piensan que, esta vez, un Golpe de
Estado si podría surtir efecto.
Pero ojo: el gobierno también tiene su plan. Hay sectores en el
gobierno que manejan la teoría del autogolpe. Otros barajan la posibilidad de
un atentado.
Maduro necesita con urgencia: 1) reagrupar fuerzas, 2) recuperar
la confianza del chavismo y 3) fortalecer su liderazgo, el cual, ciertamente,
se ha ido a menos en los últimos meses. La única forma de lograr esos 3
objetivos es con un golpe de estado o con un atentado, del cual, por supuesto,
logre salir con vida.
La oposición venezolana tiene que demostrar que es mucho más
inteligente que el gobierno. Todos queremos salir de Maduro. Pero debemos tener
mucho cuidado en la forma como se sale de él. Maduro es como un enfermo que ha
sido desahuciado. Es como un suicida, que se coloca al borde del precipicio. Si
Maduro se lanza él solo hacia el vacío, es un suicidio. Pero si alguien de la
oposición lo empuja, será un homicidio. La diferencia, por cierto, no es
solamente semántica.
En mi modesta opinión, Maduro ha escogido el camino del suicidio (político). al no tomar las medidas económicas que se requieren y preferir correr la
arruga, pidiendo limosna en el extranjero, y entregándole el país a los chinos
y a los rusos, con tal de obtener prestado, él mismo está cavando su tumba.
Lo mejor que puede hacer la oposición en los actuales momentos es
1) organizarse para la transición; 2) capitalizar el descontento y
transformarlo en votos; 3) Impedir que se aparezca otro Carmona y 4) trabajar
unida para ganar las elecciones parlamentarias.
Lo demás es pensar en pajaritos preñados.
Gustavo Azócar Alcalá
cafeconazocar@gmail.com
@gustavoazocara
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