jueves, 22 de enero de 2015

ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO, ESCENARIOS PARA UNA ACTRIZ QUEBRADA, CASO ARGENTINA

"En una guerra civil, la primera víctima es la justicia". Ken Follet

ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO
La denuncia del Fiscal Nisman contra Cristina Kirchner, Héctor Timerman, y varios más por haber armado una estructura paralela de diplomacia tendiente a olvidar los cargos contra ocho funcionarios iraníes acusados del atentado contra la AMIA, a cambio de petróleo y dinero, alteró gravemente el inventario de escenarios que se ofrecen a la noble viuda del guerrero, que se ¿quebró un tobillo? hace más de  quince días. Los signos de interrogación responden a la falta de lógica correlación entre una lesión como la anunciada y el estruendoso silencio de la actriz principal del drama que a los argentinos nos toca vivir, en especial porque conocemos su debilidad por las luces y los micrófonos.

Creo que los problemas de salud de Cristina exceden, en mucho, a los informados por el aparato oficial de difusión y se deben al fortísimo stress que padece; así, su aptitud física y psíquica es uno de los temas fundamentales que debería pesar en la agenda política nacional este año. Es cierto que ese estado tiene razón de ser, porque sobre el cielo de la Presidente se ha formado una tormenta perfecta, pero sólo ella y sus cómplices (funcionarios, gobernadores y legisladores) han sido responsables de la crisis.

Podríamos dividir la lista de escenarios entre internacionales y locales, ya que presentan complicaciones diferentes. Han quedado fuera de cualquier probabilidad de control para ella, sus hijos y testaferros, los jueces que ya le están respirando en la nuca y que, tarde o temprano, la alcanzarán en países tan diferentes como Uruguay, Brasil, Estados Unidos, Lichtenstein, Luxemburgo, Suiza, Seychelles, Belice o Curaçao, a medida que avancen las causas en trámite. En esa volteada caerán, entre otros, Cristóbal López y Lázaro Báez, poniendo en peligro la fortuna de los Kirchner que aún figura bajo sus nombres.

Es bochornoso el espectáculo que la Argentina está brindando al mundo, con estas nuevas denuncias que se suman a las habituales noticias sobre las imputaciones a la Presidente y los procesamientos de su valido, Amado Boudou, por gravísimos delitos de corrupción y lavado de dinero.

Creo que ese daño, y la inminencia de un final anunciado para el imperial absolutismo con el que se ha conducido el régimen desde su instauración, con la consecuente revisión de todo lo actuado por el próximo gobierno, repercutirán en los planes asociativos, muchos de ellos secretos, que la Presidente está firmando de apuro con Rusia y con China. En la medida en que todos los proyectos -hidroeléctricas, bases cívico-militares, extraterritorialidad, ferrocarriles, privilegios licitatorios, energía e inmigración de trabajadores- son de largo alcance, ninguno de ellos podrá madurar antes que Cristina se vea obligada a desocupar la Casa Rosada y sea imputada por traición a la patria. Y la inexistencia de seguridad jurídica por estos lares es de conocimiento público en el mundo.

El jueves, en una noticia que pasó desapercibida ante el huracán desatado por la denuncia de Nisman, la OMC consideró que la Argentina viola las normas del comercio internacional y le ordenó derogarlas de inmediato; dado que esa sentencia será desconocida por el Gobierno, las sanciones no se harán esperar, agravando mucho la herencia que recibirá su sucesor.

Respecto al resto del mundo, al que podríamos calificar como desarrollado y democrático, ya no caben más comentarios, puesto que no quedan, ni en la región ni en el resto del planeta, alguno del cual no nos hayamos distanciado; las excepciones, claro, son Venezuela y Cuba, en las cercanías, e Irán, Angola, Vietnam, Azerbaiyan y Guinea Ecuatorial más lejos. Que los siete -más, obviamente, Rusia y China- sean verdaderos campeones de la opresión y de la falta de respeto a los derechos humanos habla muy a las claras de la falsedad e hipocresía con las cuales ambos Kirchner han enfrentado este tema fundamental para la civilización.

En ese rarísimo alineamiento geopolítico, que se transformó en un giro copernicano y generó alianzas reñidas con nuestra tradición diplomática, y en las obvias urgencias producidas en materia de energía por la demencial política de los Kirchner, se encuentran las raíces del nunca explicado memorandum que fuera firmado con Irán, ratificado por ese país, y el cómplice silencio del Gobierno ante los atentados en Francia, probando una vez más la doble vara con la que juzga Cristina al terrorismo.

En el campo local, y como tantas veces ha ocurrido no sólo aquí sino en muchos países vecinos, resulta fácil augurar el fracaso total de la pretendida autoamnistía que, de la mano de la Procuradora, pretende lograr el kirchnerismo con la invasión al Poder Judicial por montones de fiscales militantes del ¿Frente para la Qué?. Los jueces se han abroquelado en la defensa de la Constitución, después de haber permitido que se la violara durante más de una década, y hoy confirman que la verdadera oposición a Cristina tiene sólo tres patas: la misma Justicia, la salud presidencial y la economía real que, a despecho de la paz que ha conseguido instaurar en el mercado paralelo del dólar, sigue destruyéndose a pasos agigantados y arrastra hacia arriba la desocupación en la actividad privada.

La ignorancia, la torpeza y la soberbia de los ex jóvenes a los cuales ha encargado la conducción económica de la Argentina, más allá del criminal saqueo a todas las cajas disponibles -BCRA, PAMI, etc.- impedirá que el panorama mejore, aún levemente, en este año crucial. Después de las revelaciones acerca del apoyo oficial a los países considerados terroristas, resultará imposible que llegue algún tipo de ayuda real internacional para las ya escuálidas reservas monetarias, y las obligaciones en materia de deuda externa siguen inamovibles luego del estruendoso fracaso del canje propuesto por Axel Kiciloff a fines de 2014.

Lamentablemente, la dramática caída en el precio del petróleo, que ha dañado ya las economías de Cuba, de Rusia, de Irán y de Venezuela, y que sin duda nos beneficia por la baja en nuestras importaciones de gas, nos perjudica desde varios ángulos: demorará quién sabe hasta cuándo las inversiones en Vaca Muerta, que muchos consideraban el remedio de todos nuestros males, y complicará mucho a Brasil, uno de nuestros principales socios comerciales, ya que producirá idénticos efectos sobre sus yacimientos en la pre-sal. En realidad, las compañías petroleras internacionales, que están acostumbradas a trabajar hasta en países en guerra, no parecían demasiado apuradas en poner aquí sus dólares, aún cuando se les ofrecieran condiciones tan vergonzosas que fue necesario mantenerlas en secreto, precisamente por la inexistencia de reglas claras y permanentes en la materia y por nuestra tradición de ruptura de contratos.

Por lo demás, y dado que será un año de elecciones -sigo descreyendo de su realización- en las que el oficialismo juega su imposible futuro, el gasto público no será reducido, por la vía de recortes en la indignante publicidad oficial o en los subsidios a la energía y al transporte, mientras que los ingresos se verán castigados por la brutal caída en los precios de las commodities y por efecto de la imparable "estanflación" que tanto nos afecta; todo ello contribuirá a agravar el déficit fiscal, pese a que ya bate records históricos.

Cuando, recientemente, le sugerí que comprara un casco, porque lloverían piedras, no pensé que el fenómeno se presentaría tan pronto, pero este enero, del cual sólo ha transcurrido la primera quincena, es de los más originales de nuestro pasado reciente y, con seguridad, lo será de nuestro futuro inmediato.

Enrique Guillermo Avogadro
ega1@avogadro.com.ar
@egavogadro

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