Confieso
mi miedo existencial a que Colombia caiga en muy corto plazo en las garras del
castrocomunismo, disfrazado con el nombre de Socialismo del Siglo XXI.
Presiento que la lucha de unos poquísimos, entre los que me incluyo, por
alertar desde los inmediatos días post-golpe del 4 de febrero de 1992, del
grave peligro que se cernía sobre el país, se está repitiendo ahora aquí, pues
los pocos que alertamos de que ese peligro se está observando en Colombia, al
igual que en la Venezuela de la época, se nos
tilda de fanáticos o cuando menos de exagerados. Está claro que el
método ideado por el Foro de Sao Paulo utilizado por primera vez en Venezuela, al
resultarles exitoso, se copió en los varios países en los cuales, con las
diferencias lógicas locales, se ha implantado el socialismo del siglo XXI.
En
síntesis el método es:
Para
poder llegar al poder democráticamente se debe crear un ambiente socio-político
adecuado consistente en:
- Alto desprestigio de las instituciones.
- Debilitamiento de los partidos
políticos.
- Crisis económica.
- Turbulencias sociales.
- Aparición de un “ outsider”
En
Colombia, debido a la presencia de
Álvaro Uribe esta estrategia ha tenido que ser adaptada, infiltrando a JMS, y
una vez éste llegó al poder si implementar la estrategia inicial. Todas las
condiciones arriba planteadas ya existen en Colombia, y al igual que en
Venezuela, en donde Caldera hizo el rol de Kerenski, Santos lo está haciendo
acá, para lograr que un “ outsider” gane las elecciones en 2018. En ese país el
leitmotiv fue la corrupción, acá lo es la paz. Se crea un ambiente propicio
para que en la opinión pública germine
un estado crítico a favor de una causa que les permita ganar con ese “ outsider”,
allá fue acabar con la corrupción, acá lograr la paz. Una vez en el poder, se
coopta los otros poderes, las instituciones de la sociedad civil, se persigue
judicialmente a los opositores y se convoca una Constituyente para diseñar un
régimen a la medida de sus pretensiones.
En la Venezuela de 1999, ya se había logrado
tomar el poder por la vía democrática, y ante la parálisis de las fuerzas
democráticas, tanto las políticas como las de la sociedad civil, se había
cooptado los otros poderes, los partidos y los gremios y ya se había convocado
a la Constituyente.
En
la Colombia del 2015, ya tienen en el poder el Kerenski colombiano, Juan Manuel
Santos, ya el ejecutivo tiene cooptados los gremios, el sistema de partidos,
los medios de comunicación y se abolió la división de poderes, puesto que el
legislativo y judicial, siguen a pie juntillas las órdenes de la casa de
Nariño. Cabe destacar que la columna vertebral de la implantación del régimen
la cual es la aniquilación de la
oposición vía la inhabilitación judicial, ya se inició acá y está a cargo del
Fiscal Montealegre quien efectúa una tenaz persecución jurídica a los líderes
de la oposición, léase el uribismo.
Solamente
falta para la apropiación total del poder por parte del Foro de Sao Paulo y la
implantación del Socialismo del siglo XXI, las dos últimas fases: 1) elección
vía fraude electoral de una Constituyente y 2) Adopción de una Constitución
hecha a la medida de las pretensiones del Socialismo del Siglo XXI.
El primer
paso ya se inició con la implantación gradual del voto electrónico, en las
elecciones del 2014, se hizo un fraude piloto con la biometría; del segundo
paso ya se le está abriendo la posibilidad, a través de la imposición de la
Constituyente a Juan Manuel Santos por parte de las Farc.
La
esperanza es lo último que se pierde, y por eso soy medianamente optimista por
la presencia de dos factores que pienso lograrán impedir el SSXXI en Colombia:
1) Acá hay un líder destacado, que tiene
claro el problema y por lo tanto hará lo indecible para impedirlo, Álvaro Uribe Vélez.
2) Acá las fuerzas armadas no están
infiltradas por el castrocomunismo y considero que no caerán en la tentación de
la mermelada.
Que
sirva este aviso como un llamado urgente al uribismo a abocarse a una lucha de
frente contra la implantación del Socialismo del Siglo XXI en Colombia, en
Venezuela el Foro de Sao Paulo llegó por sorpresa, acá estamos más que
alertados y en guerra avisada no muere soldado, mucho menos un máriscal de la
democracia como lo es el presidente Uribe.
Alberto López Núñez
alopezn62@hotmail.com
@alopeznunez
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