RUBÉN RIVERO CAPRILES |
La izquierda exhausta
se nutre de pírricas victorias electorales inferiores a 52% para imponer
hegemonías. Tocará a la derecha vencer nuestra crisis de identidad y elaborar
pedagogía económica para entusiasmar a pueblos hartos de promesas. No rindamos
pleitesía ni a la burguesía ni a la boliburguesía. La despolarización les
bajará los humos a saludables niveles de irrelevancia. Muchos deseamos
desentendernos de la izquierda y recurrimos a la despolarización. Nuestro
legado sentimental nos inhibe a identificarnos con la derecha. Los gobiernos de
izquierda compran nuestras conciencias con baratijas y luego nos exigen lealtad
absoluta. Sólo buscan que seamos miserables toda la vida, que nos acostumbremos
a que nos regalen cuatro lochas. Nos hacemos la vista gorda con el caviar y
champaña que degustan nuestros hipócritas dictadores, quienes nos prohíben
hacer billete porque obviamente nos volveremos de derecha al aprender a
distinguir lo bueno de lo malo. La libertad convierte a los burros en
percherones. Venezuela sigue con un enorme potencial. No sospechamos las
alturas a las que podríamos llegar.
El capitalismo global
ha logrado éxito notable, a diferencia de la izquierda comunista que ha sido
responsable de miseria indescriptible. El capitalismo global ha creado un
ambiente de riqueza y prosperidad sin precedentes, un período de paz duradera
medida según muertes per cápita. El comunismo ha sido un fracaso absoluto como
todos los gobiernos disfuncionales de izquierda. El capitalismo genera inmensa
creatividad, destacan sus innovaciones en tecnología médica y comunicaciones.
Los países comunistas siguen pero nunca lideran, carecen de valentía para
concretar una visión. No sigamos viviendo aferrados al pasado. La Venezuela
actual es castrocomunista y si eso no nos gusta tendremos que buscar la forma
de ganar elecciones. La derrota de Aécio en Brasil demostró recientemente que a
mucha gente todavía sí le gusta lo que pasa.
Surgen tiempos
interesantes para la derecha. Lo mejorcito que quedaba del PSUV, la Marea
Socialista y Aporrea, fueron expulsados de la izquierda revolucionaria. Les
tocará replantear sus objetivos junto a la derecha de siempre para trascender
nuestra tradicional crisis de identidad como meros reaccionarios anti
izquierda. Esta oposición de izquierda al caviar y champaña no sirve. Nunca nos
convencieron. Habíamos votado por el chavismo como castigo contra una cuerda de
engreídos que sólo piensan en ellos mismos, por lo tanto son catalogados como
escuálidos. Pensábamos que era preferible votar por el castrocomunismo, que es
la izquierda de verdad a la cual son jaladas todas las izquierdas light. Los
candidatos que realmente sean de derecha que se postulen fuera del GPP o de la
MUD. Ambos polos forman parte indivisible de este régimen de izquierda
totalitaria. El madurismo en el poder pone las reglas. El mismo régimen se ha
encargado de endosarnos a su militancia a beneficio de una derecha más grande.
Nuestro desafío es vencerlos mediante las herramientas y discurso
proporcionados por ellos. Una identidad para la derecha constituye una búsqueda
compartida. Los disidentes del chavismo conformamos la derecha junto a los
votantes tradicionales para la oposición.
La izquierda ha
comprado las conciencias del pueblo oficialista y opositor mediante regaladera
de baratijas, y por ello prohíben considerar a la derecha entre nuestras
opciones políticas. Aquí es necesario desmantelar por completo los controles de
cambio y precios y flexibilizar las leyes laborales. Las regulaciones en curso
propician desempleo, hiperinflación y escasez. A los enchufados de los polos no
les conviene levantar los controles pues así permiten a sus mediocres
adjudicatarios seguir usurpando el coroto. Los radicales autómatas en ambos
bandos hacen berrinches por alcahuetear al castrocomunismo y a la pseudo
oposición colaboracionista, respectivamente. Incapaces de debatir entre ellos,
nos usan de colchón de tolerancia para vomitar sus dogmas obsoletos sin
considerar los motivos por los cuales se propone cada tema. Acusamos a los
ineptos directivos del PSUV y de la MUD por auspiciar a su militancia a que
insulten a quien les provoque considerar como enemigo. Por eso necesitamos un
nuevo régimen de derecha que garantice que los privados manejemos
exclusivamente la economía. Se reducirá el estado y así los politiqueros con
sus lacayos quedarán desempleados y aprenderán a hacer otra cosa.
Maduro exige a los
militares reprimir y encarcelar buhoneros a quienes esta sociedad fracasada no
ha proporcionado créditos bancarios o terrenos para registrar debidamente un
local comercial. Marea Socialista a través del ex ministro de Industrias
Básicas y Minería Víctor Alvarez (quien por cierto me consta que no hizo nada
allí, es el ministerio que más he pateado durante años) finalmente reconoce el
fracaso del control de cambio. A nadie se le ocurre liberar ni el cambio ni los
precios con el bendito paquetazo del FMI que nunca llega. Cada vez nos
convencemos más que el séquito que trajo Fidel Castro para la asunción al trono
de Carlos Andrés organizó el caracazo y saboteó la reforma económica que nos
pudo llevar al primer mundo desde 1989. Utilizamos el arte y la política para
lograr suficiente proyección nacional e internacional que nos permita conocer
los intereses, no siempre antagónicos, de mineros venezolanos e inversionistas
extranjeros. Una reforma a la actual ley de minas que permita participación
privada a beneficio de pequeños productores no es viable con el actual régimen.
Interesante el pacto
entre Henri Falcón y Liborio Guarulla. No soportan que una porción
significativa de la militancia del Movimiento Progresista (MPV) haya fundado
Alternativa 1. Nuestro nuevo movimiento ya le ronca la cueva a Avanzada Progresista
(AP) en Lara. Alternativa 1 es una fabulosa mezcla de la nueva izquierda en
simbiosis con la nueva derecha. Así no tenemos necesidad de casarnos ni con el
progresismo, ni con el socialismo, ni con el capitalismo sino que
sintetizaremos lo mejor de cada parte en conflicto. Hasta ahora nos han pedido
drenar la arrechera, cacerolear, guarimbear, y repetir al unísono que estamos
constantemente indignados y amargados. El resentimiento de muchos opositores
hacia cualquiera que haya sido o siga siendo oficialista es repugnante. Un
venezolano completo necesita un mestizaje entre lo maburro y lo majunche.
Nuestras vivencias contradictorias son un acervo que nadie nos puede quitar.
Nuestra identidad es una propuesta por tercera vía de derecha, que derrumbará la
actual polarización entre izquierda oficialista e izquierda opositora.
Estamos en plena
globalización y eso de sentir la patria como si uno fuese chavista es obsoleto.
Cualquier oficialista desestima nuestros argumentos de siempre porque alegan
que carecemos de pruebas. El cuento del huevo y la gallina pues cada prueba que
consignamos es inadmisible. Necesitamos modificar estructuralmente nuestro
discurso para poder llegar convincentemente a quien no nos desea escuchar.
Insistimos en promover el surgimiento de una nueva derecha, la corriente
predominante en nuestro estado Miranda. En otras regiones del país también se
insiste en el surgimiento de una nueva izquierda. Una fabulosa síntesis
resultará de estos debates más profundos que lo habitual. Los militares tienen
que aprender a subordinarse al poder civil. Hay quienes prefieren darle un
golpe a Maduro antes de arriesgarse a tener que obedecer a un nuevo régimen
fuertemente institucional que haga valer la separación de poderes. Mudemos
nuestra capital hacia el sur, cerca del Orinoco y de las zonas mineras. Caracas
quedaría como centro financiero y podría desarrollarse con apoyo de sus
gobiernos locales. El nuevo poder nacional deberá aborrecer el centralismo.
Los especuladores
somos libres de predecir lo que dicte nuestra intuición. El piso de $69 por
barril no parece muy fuerte, está muy cerca de los niveles actuales. No
necesariamente saldrán del mercado los nuevos productores de esquisos, ahora
que ya muchas inversiones se hicieron y están aprendiendo a generar economías
de escala en la nueva industria. Ya la OPEP no da el primer paso. La fortuna
perdida se fue. Si no se fortaleció la actividad petrolera, no tiene sentido
hacerlo ahora. La nueva competencia del fracking y el shale oil es gigantesca. Existen
miles de nuevas empresas petroleras privadas en el mundo y casi todas compiten
exitosamente. Ni PDVSA ni ARAMCO serán lo que fueron. Los Emiratos Árabes
sabían que esto iba a ocurrir y por eso prefirieron oportunamente invertir en turismo financiero. Tampoco
extrañaría que a mediano plazo una enorme cantidad de países atraiga
transferencia tecnológica para ellos a su vez obtener petróleo desde las
piedras, a medida que el fracking se consolide y derrumbe sus actuales desafíos
ambientales y de costos. El petróleo del siglo XXI, será casi como la
agricultura, un recurso natural renovable. En algún momento Venezuela también
podría retomar la fractura hidráulica o fracking, pero con la tozudez de esta
PDVSA como siempre seguiremos perdiendo oportunidades y mercados. Venezuela fue
uno de los países pioneros en la aplicación del fracking. Desde mediados de los
años 90 la fractura hidráulica era aplicada comúnmente tanto en el Lago de
Maracaibo como en tierra firme. Schlumberger, BJ Services (hoy Baker-Hughes) y
Halliburton tenían bases con tecnología de punta en Maturín, Estado Monagas.
Estábamos a la vanguardia y ahora nos toca diseñar cómo escaparemos de la
retaguardia. Durante un futuro régimen más propicio a la creatividad privada
tocará reconstruirnos desde muy abajo con el mejor ánimo posible.
Ruben Rivero Capriles
rivero@riverocooper.com
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