La Academia de Ciencias Económicas del estado
Zulia desde sus inicios en el año 2005, viene realizando análisis y
recomendaciones a los sectores público y privado de la economía nacional en
concordancia con lo establecido en el artículo 2 de su Ley de creación,
particularmente en lo tocante a la cooperación de los lineamientos de la Estrategia de
Desarrollo Económico y Social, así como tomar iniciativa y hacer saber su
opinión razonada en la elaboración de proyectos de leyes en materia económica
en general sobre las políticas públicas que atañen a esta materia.
A este respecto se han formulado cinco
documentos, incluyendo el presente, con
diagnósticos y recomendaciones al gobierno nacional y a los sectores
productivos de la economía nacional.
En
el año 2012, se presentó un documento a los candidatos presidenciales Hugo
Chávez y Henrique Capriles, que fue ratificado a los candidatos Nicolás Maduro
y Henrique Capriles en el año 2013 presentando propuestas concretas sobre la
necesidad de reorientar las políticas públicas a objetivos que estimulen la
inversión privada nacional y extranjera, sin la cual no es posible lograr una
senda de crecimiento, desarrollo económico sostenible y abatir la
inflación.
A cuarenta años de
iniciado el camino hacia lo que se denominó la “Gran Venezuela” a raíz del alza
de los precios del petróleo en 1974, cuando el gobierno de la época llevó a
cabo un plan de desarrollo basado en grandes proyectos de inversión en los
cuales el país exhibía ventajas comparativas derivadas de los recursos
naturales y, también a través del desarrollo de la pequeña y mediana industria
para absorber el enorme desempleo y creciente fuerza de trabajo. Hoy en día la
economía venezolana luce exhausta y desarticulada, con clara tendencia al
estancamiento económico con alta inflación, lo que se denomina estanflación
(neologismo de la expresión inglesa stagflation que significa estancamiento con
inflación).
Hasta entonces la economía venezolana no
había sido más que la acumulación de sectores subdesarrollados que en diversas
épocas iniciaron un proceso de crecimiento, pero, diríamos, quedándose a mitad
de camino cuando otros sectores vinieron
a sumársele para terminar también en subdesarrollada. Así, la agricultura
subdesarrollada del café y el cacao, vino a sumársele el petróleo a partir de
1920 con una escala de operaciones y tecnología más avanzada, pero básicamente
un sector primario exportador con escaso grado de transformación y de valor
agregado secundario, en suma, un sector petrolero subdesarrollado. Los planes
petroquímicos prometieron desarrollar proyectos
de transformación del petróleo y el gas natural para agregar valor a
estos productos primarios, se han logrado unos avances en este sentido, pero
hoy lucen también estancados.
Posteriormente se instaura el modelo de
sustitución de importaciones y algunos logros fueron alcanzados a través de la
industrialización sustitutiva, pero el patrón de industrialización liviana de
bienes simples para el consumo, no trajo mejoras significativas en la
distribución del ingreso y bien pronto, ese cuarto motor de la economía
venezolana, sumado a los tres ya existentes (petróleo, gasto público y
construcción) llegó a su agotamiento.
Con el nuevo modelo de desarrollo a partir
de 1974, se intensifica el papel del Estado en la economía con una estrategia
para modificar la estructura social de la sociedad y abrir el camino hacia el
desarrollo basado en la explotación soberana de nuestros recursos, con una más
justa distribución de la riqueza y de los ingresos entre segmentos de la
población y regiones, con revolución agrícola y agroindustrial e
industrialización con énfasis en la producción de maquinarias, generación y
adaptación nacional de tecnologías y una racional explotación de nuestras
riquezas naturales y humanas.
Se
lograron buenas tasas de crecimiento económico con tasas reducidas de desempleo
hasta que las políticas de liberación económica, a partir de 1979, trajeron el
retroceso y estancamiento de la economía nacional. Se fue reduciendo el poder
adquisitivo de la población por la elevación del nivel general de precios,
ampliándose la pobreza general. Reducir la pobreza, la marginalidad y la
indigencia, requiere obviamente un proceso de desarrollo dinámico, intenso y
sostenido a largo plazo: a la tendencia descendente de la economía con
recuperación entre mediados de los ochenta y mediados de los noventa, vinieron
posteriores descensos y recuperaciones hasta que a comienzo de los años 2000
aparece otra vez la tendencia descendente con todo y los excelentes precios del
petróleo sin que se vislumbre en el presente y futuro inmediato una nueva senda
expansiva de la economía.
Si bien las misiones y la ampliación de la
pensión del seguro Social ha permitido aumentar el poder de compra de la
población de los segmentos D y E; pero la pobreza estructuralmente hablando no
se reduce sin una economía en expansión que aumente la ocupación de la mano de
obra que cada año se incorpora al mercado de trabajo.
Los pobres no pueden
dejar de ser pobres mientras vivan en los mismos ranchos y viviendas
inadecuadas que siguen conformando los cinturones de miseria en todas nuestras
ciudades. En todo caso, la reducción de
la pobreza ha estado enmarcada en un cuadro de continuada distribución desigual
del ingreso, inhibiendo la expansión del mercado interno, factor impulsor del
crecimiento económico conjuntamente con la acumulación de capital, no
favorecido por la limitación del mercado y el progreso técnico.
De una
inversión bruta que evolucionó del 25% del PIB a mediados de los setenta hasta
30% entre 1985 y 1990, posteriormente ha sido fluctuante y luego, a finales de
la década del 2000 era solo de 20.9%: este debilitamiento de la acumulación de
capital nos explica la desaceleración de la tasa de crecimiento de la economía
en los últimos años, particularmente a partir de el año 2010.
Al agravamiento en la tendencia
descendente del producto y bastante pronunciada en el ingreso por habitante
vino a sumarse un proceso inflacionario que en los años 2000 se ha disparado
desde el 20% hasta llegar al 56.2% el pasado año 2013.
Los ajustes inoportunos
de los tipos de cambio, ha generado encarecimiento del dólar respecto al
bolívar, la fuerte expansión monetaria causada por la transferencia directa de
dólares de las reservas internacionales al FONDEN sin que el gobierno entregue
la contrapartida en bolívares al BCV que se los compra a PDVSA.
Esta transferencia viene generando doble
monetización y en consecuencia liquidez sin respaldo en la producción real de
bienes y servicios.
Esta situación se
agrava con la monetización de déficit público como es el caso del
financiamiento del flujo de caja de PDVSA por parte del BCV (dinero
inorgánico). La doble monetización de
dólares de las reservas internacionales y la monetización de déficit público,
ha disparado el crecimiento de la liquidez y por ende de la inflación que hoy
es la más alta de América y una de las más altas del mundo.
Para este año 2014, se vislumbra una
inflación mayor a la de 2013, dadas las presiones al alza de los tipos de
cambio que se acentúa con la reducción de las reservas internacionales. Así
mismo se espera un decrecimiento del PIB en un 0.5% para este año de acuerdo a
proyecciones de la CEPAL, segundo año consecutivo con estanflación; esto es,
estancamiento económico con alta inflación.
Es de considerar, que los ajustes
cambiarios según la teoría de la paridad de los poderes adquisitivos no se ha
aplicado, lo mismo que por la paridad ajustada por los flujos financieros según
la oferta y demanda de divisas.
Desde Abril de 2003 se viene aplicando control
de cambio, van 11 años, un lapso demasiado largo, la experiencia enseña que los
controles de cambio deben aplicarse en un corto plazo para superar
desequilibrios macroeconómicos de balanza de pagos, ya que el control cambiario
reduce el dinamismo de la economía y se presta para manejos irregulares como de
hecho se viene denunciando con empresas ficticias que han recibido dólares
preferenciales de CADIVI (según el ex ministro Giordani, más 20.000 millones de
dólares se entregaron a esas empresas llamadas de maletín.
Esta estafa a la Nación
aunada a la transferencia directa de dólares de las reservas internacionales al
FONDEN es la causa fundamental de la disminución de las reservas
internacionales y de la incapacidad para satisfacer la importación de
alimentos, medicinas e insumos de la producción como materias primas,
maquinarias, autopartes, tecnologías, etc. Desde la modificación de la Ley del
BCV en el año 2005 para permitir la transferencia directa de reservas
internacionales al FONDEN, el instituto emisor viene compartiendo con el
gobierno nacional la regulación de la liquidez monetaria; es decir, éste ha perdido
en alta proporción su autonomía para mantener un nivel adecuado del circulante monetario en concordancia con la
economía real.
Sin duda alguna, las diversas situaciones
macroeconómicas van condicionando el devenir de la evolución económica, pero la
situación estructural en que ha venido desenvolviéndose la producción, también
influye en los logros macroeconómicos. Es así como después de haber alcanzado
el sector industrial manufacturero un 18.5%de aporte al PIB en 1980 y un 20% en
1990, dicho sector que es gran dinamizador del desarrollo económico, ha
retrocedido a 14.4% en el año 2012, mientras el sector de los servicios aporta
un 60% para ese mismo año. Se ha venido
perpetuando el subdesarrollo, esto es, una economía rentista subdesarrollada,
hasta el punto de que hoy somos más dependientes del petróleo y de las
importaciones.
El Estado
venezolano ha venido haciendo inversiones importantes en educación, en todos
sus niveles, particularmente desde el inicio de la Democracia en 1958. Ha
venido aumentando la matrícula en primaria, secundaria y universitaria. Sin embargo el aporte del progreso técnico a
la productividad no ha sido como debiera esperarse. En este campo hay que
redoblar esfuerzos para mejorar la calidad educativa como base esencial para
avanzar en el progreso técnico, la productividad y el desarrollo económico
.
Otro aspecto que ha conspirado contra el
desarrollo económico del país, es el creciente endeudamiento externo de la
nación, inexplicable ante los elevados precios del petróleo más recientes, sin
que el crecimiento económico del país esté en franca expansión. Hay allí
obviamente una deficiente administración de los recursos del país. Ineficiencia
y despilfarro que se ha traducido también en un peligroso descenso de las reservas
internacionales a un nivel tal que están muy por debajo de lo requerido para atender nuestras
importaciones.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Dados los actuales desequilibrios
macroeconómicos expresados anteriormente, generados por erráticas políticas
económicas, amenazas a la propiedad privada y expropiación desproporcionada de
empresas que han disminuido desde allí
su eficiencia, ha venido desestimulando la inversión privada nacional y
extranjera. Esta disminución de la
inversión privada expresada en los
informes oficiales viene incidiendo inexorablemente en la reducción del
crecimiento de nuestra economía, también expuesto en los informes del BCV. Por
el lado de la administración de nuestros recursos financieros, se observa un
crecimiento de la burocracia del Estado que se ha duplicado durante los últimos
quince años, estando por encima de dos millones de empleados públicos y lo que
esto significa para el crecimiento del gasto público. Otra deficiencia notable es el descuido en el
mantenimiento de instalaciones productivas y de servicios públicos como se
aprecia en los sistemas hidráulicos y eléctricos, cuyas fallas vienen afectando
el nivel de vida de la población y la capacidad productiva de nuestra
economía. Esta deficiencia en el
mantenimiento es también notoria en la empresas básicas de Guayana, PDVSA y
otras empresas públicas, disminuyendo la producción de acero, cabillas,
petróleo y derivados hasta el punto de que hoy estamos importando aluminio
y gasolina, después de haber sido
exportador de esos productos.
La
Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia en uso de las atribuciones que
le competen de acuerdo a lo establecido en la Ley de su creación, concretamente
en el artículo 2 recomienda al gobierno nacional lo siguiente:
I.
Devolver la autonomía plena al BCV para
ejercer su competencia en la regulación de la liquidez monetaria y control de la inflación. Para lograr este objetivo se
debe eliminar la transferencia directa de reservas internacionales al FONDEN y
otros fondos parafiscales, sin que el instituto emisor reciba la contrapartida
correspondiente en los bolívares emitidos para comprar los dólares que
ingresaron como reservas internacionales.
De existir remanente de dólares en el FONDEN, en otros fondos
parafiscales y en el Fondo Chino, debieran ser devueltos al BCV para aliviar la
presión sobre el tipo de cambio y la inflación. La liquidez monetaria ha tenido
un crecimiento vertiginoso por encima de las necesidades reales de la economía,
creciendo en lo que va de este año 2014 hasta el mes de Mayo un 65%. Una de las
causantes de este abultamiento de la liquidez monetaria es la transferencia
directa de dólares de las reservas internacionales al gobierno a través de los
fondos antes citados, así como la monetización del déficit público y del flujo
de caja de PDVSA.
II.
Sincerar los precios de los
alimentos más esenciales como el arroz, el azúcar, la leche, el aceite, entre
otros, a objeto de eliminar o reducir el contrabando de extracción hacia el
vecino país, mejorándose así el abastecimiento nacional. El mantenimiento
prolongado de los precios sin ajustes oportunos ha conllevado a la desaparición
del mercado de unos cuantos productos y marcas, reduciendo la competitividad,
disminuyendo la calidad y aumentando el nivel de precios.
III.
En cuanto al ajuste del precio de
la gasolina que ya se viene planteando en el gobierno nacional y algunos
sectores representativos de la sociedad venezolana, recomendamos que el ajuste
sea gradual, dado el impacto inflacionario en un país que se mueve en ruedas,
porque no tenemos transporte marítimo interno ni ferrocarril para transporte de
carga y pasajeros. El contrabando de
extracción de la gasolina se viene dando desde hace varias décadas dada la
diferencia abismal entre los precios internos y los existentes en Colombia. Las medidas represivas han sido siempre ineficaces para enfrentar el
problema. A este respecto, no nos oponemos al ajuste del precio de la gasolina,
pero consideramos que se debe eliminar los créditos y subsidios al petróleo y
derivados que exportamos a PETROCARIBE y otros países. No es viable para el
país en estos momentos mantener esos créditos y
descuentos, cuando estamos pasando por una insuficiencia significativa
de divisas para atender nuestras importaciones.
IV.
No seguir expropiando empresas que no sean por causa de utilidad
pública, de acuerdo a lo establecido en la constitución, la experiencia con las
empresas estatizadas ha hecho más daño que bien a la economía nacional. A este
respecto planteamos revisar las empresas estatizadas, particularmente las que
tienen dificultades de operatividad y eficiencia, para devolverlas a sus
anteriores propietarios, las que fueron indemnizadas, venderlas y los recursos
de la venta para aumentar el flujo de caja fiscal. Las que no fueron indemnizadas, devolverlas a
sus legítimos dueños.
V.
Estimular la inversión privada
nacional y extranjera para que nuestra economía reasuma su senda de crecimiento
y desarrollo de las fuerzas productivas.
La inversión pública siempre será insuficiente para alcanzar ese
objetivo. A este respecto es importante
establecer contactos y negociaciones con la Comunidad Económica Europea para
atraer inversiones que nos pueden auxiliar en nuestro proceso de desarrollo.
VI.
Lo ideal en una economía sana o que tienda a serlo, es un tipo de
cambio único sin control cambiario. Llevamos 12 años con control de cambio y es
un lapso demasiado largo. El control de cambio reduce dinamismo a la economía y
se presta para manejos irregulares. La tendencia debe ser hacia un cambio
único, pero antes de alcanzar esa meta debe simplificarse el control cambiario estableciendo solamente
dos tipos de cambio, uno para las medicinas y alimentos y otro para el resto de
las importaciones. Aunque es discutible, consideramos que es conveniente
legalizar el mercado libre de divisas, puede ejercer un efecto positivo en las
importaciones.
VII.
Recomendamos no vender a la filial
de PDVSA CITGO, considerando que sus
refinerías, tanques de almacenamiento, terminales y oleoductos en nuestro
principal comprador de petróleo y derivados, como lo es Estados Unidos, es una
fortaleza de la competitividad del petróleo venezolano, unos 750.000 barriles
diario de crudo mediano y pesado que vendemos a ese país, son refinados en las
refinerías de la CITGO. No debemos
olvidar que las mayores reservas de petróleo y gas de esquistos o lutitas,
están en América, estando en los primeros
lugares en este continente Estados Unidos, Argentina, Canadá, México y Brasil. Venezuela ocupa el último
lugar en el mundo de este tipo de reservas en lutitas, pero el primer lugar de las reservas convencionales en areniscas. Ya Estados Unidos empezó a exportar petróleo
de yacimientos de lutitas; se decir, la competencia la tenemos cerca en espacio
y tiempo. La venta de CITGO significaría un paso de desnacionalización de
PDVSA, por ser un activo importante que forma parte de su patrimonio,
conformado por refinerías, oleoductos, terminales y administración en concesión
de estaciones de servicios, etc. Consideramos que todos los sectores
representativos de la sociedad venezolana deben pronunciarse en rechazo de la
venta de CITGO.
VIII.
Ante el impacto inflacionario de
las medidas de ajuste que inevitablemente se van a implantar en los próximos
días, se requiere un ajuste del nivel general de ingreso de los trabajadores
para atenuar el progresivo deterioro del salario real o poder de compra. Estos
ajustes deben realizarse anualmente en acuerdos tripartitos entre el Estado,
los trabajadores y los empresarios.
IX.
Esta Academia ratifica la
recomendación de hace tres años de reinsertar a Venezuela en la Comunidad
Andina de Naciones- CAN- Fue un error
salirse de esta Comunidad, se ha afectado nuestra agricultura y el sector
industrial. En la CAN está nuestro mercado más cercano geoeconómicamente
hablando. Colombia y Venezuela son
básicamente economías complementarias. Es perfectamente compatible participar al mismo
tiempo en el MERCOSUR. La integración suramericana avanza, a pesar de las
dificultades y las desigualdades en los niveles de desarrollo de nuestros
países.
Por
la Academia de Ciencias Económicas del Edo Zulia
Rafael Piña
Pérez
Thessaly González
Presidente
Secretaria
Rafael Piña Perez
pprafael1912@hotmail.com
@RafaelPiaPrez
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