Después
de asegurarle a los venezolanos y al mundo que la economía nacional estaba
blindada, gracias a las políticas económicas que el gobierno había
implementado, alguno de los ministros le ha debido explicar la realidad al
heredero de Hugo Chávez, porque los miles de millones de dólares que ingresarán
al Fisco Nacional por las exportaciones petroleras no alcanzarán para que
continúe la regaladora a otros gobiernos y para el gasto público necesario para
mantener las misiones viejas y nuevas.
Un
gobierno socialista o de cualquier otro signo ideológico que tenga como norte
la defensa de los intereses de la población de menores ingresos económicos,
para aprobar una devaluación como la
anunciada por el Presidente Maduro, tenía que tomar primero un serie de
medidas, como aumento de sueldos y salarios, que compensaran en parte, si no en
su totalidad, el impacto negativo en el bolsillo de esos sectores populares. Y
aunque decretó a partir de enero un aumento del 10% del salario mínimo, ya el
mal está hecho, y el nivel de consumo de alimentos y de algunos bienes
necesarios como la ropa de vestir
hombres y mujeres, podrá provocar no sólo malestar en la población de menores
recursos, sino también hambre y miseria entre los más pobres o marginales,
El
alto costo de la vida no será evitado ni siquiera entre aquellas familias que
hicieron largas colas para comprar algunos bienes importados como televisores,
neveras o una pequeña cocina, después
que Maduro obligó a algunos empresarios
a bajar sus precios. En pocos días sufrirán el impacto global de la
devaluación.
Y
lo más grave del paquete económico aprobado por el Presidente en reunión de
gabinete, es que los grandes beneficiarios serán en lo inmediato no sólo los especuladores, sino también, y entre los
fundamentales, los importadores de la boliburguesía, que esconderán mercancías
importadas a 6,30 bolívares por dólar, para luego venderla al doble, como si la
hubiesen adquirido a 11 o más, tal como
fue establecido por el gobierno.
De
allí que el bienestar de la población seguirá siendo una esperanza, porque si a
los apagones de luz eléctrica, al racionamiento de agua, a la inseguridad que
viven pobres y ricos y al desempleo, se le agrega un más alto costo de la vida
de los últimos tiempos, la mayoría de los venezolanos podrá constatar que el
socialismo del siglo XXI, es el mismo del siglo XX aplicado en la Unión
Soviética donde fracasó rotundamente, y en China donde ha sido desechado para
buscar una economía productiva que le dé bienestar a sus mil y tantos millones
de habitantes.
Finalmente,
el principal beneficiario será el gobierno que obtendrá más bolívares por cada
dólar que venda a los importadores, quienes trasladarán a los consumidores el
aumento de sus importaciones, encareciendo el costo de la vida en más del doble
del que existe hoy en el país. Lanzará a
la calle más bolívares devaluados para buscar algún respaldo para su
estabilidad, pero ya parece demasiado tarde para mantener el engaño: el
socialismo del siglo XXI de Chávez, heredado por Maduro ha resultado un gran fraude, no sólo para
quienes le han hecho oposición desde que asumió el poder, porque ya lo sabían y
lo habían denunciado, sino para millones de hombres y mujeres humildes que
creyeron en las palabras de un Teniente Coronel incapacitado para gobernar y
hasta para escoger a sus ayudantes, que han resultado los más corruptos e
ineficientes de nuestra historia republicana. Y para culminar su política
destructiva de nuestra economía y de la democracia en general, impuso como su
heredero en la Presidencia de la República a Nicolás Maduro, formado en la
escuela cubana del centralismo autoritario, del estatismo dogmático que ha
conducido al fracaso de todos los gobiernos que lo establecieron en sus países.
@jpaezavila
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