VÍCTOR ÁLVAREZ R. |
La
amenaza de división acecha nuevamente a la Opep. La caída de los precios del
petróleo golpea los ingresos de países miembros de la organización, sobre todo
a Venezuela, Irán, Irak, Nigeria que, agobiados por sus déficits fiscales y
próximos pagos de deuda, requieren acciones urgentes para lograr que el precio
del crudo vuelva otra vez a 100 $/barril. Pero Arabia Saudita -país que cuenta
con suficientes reservas en divisas para soportar la caída de los precios-, es
partidario de dejar que sea el mercado quien los restaure, en lugar de recortar
la producción.
EXTRACTIVISMO
NO AYUDA A DEFENDER LOS PRECIOS
En
materia de política petrolera, el objetivo cardinal del gobierno bolivariano ha
sido reivindicar precios más justos para el petróleo, lo cual suele ir a
contrapelo de maximizar la extracción del crudo. Habría que preguntarse,
entonces, si el Objetivo N° 3 del “Plan de la Patria” -en el cual se propone
elevar la explotación de petróleo de 3,3 a 6 millones de barriles diarios para
el año 2019-, entra en contradicción con l a lógica del mercado petrolero,
donde el aumento de la producción generalmente provoca una baja en los precios
y viceversa.
Controlar
los volúmenes de producción es la mejor manera de defender un nivel alto para
los precios del petróleo. Por lo tanto, duplicar la extracción puede inducir a
los demás países de la OPEP a aumentar su producción, provocando así una
sobreoferta de crudos que pudiera hundir los precios. Esto significaría
retroceder al tiempo en que los países miembros resquebrajaron su disciplina de
cuotas, aumentaron unilateralmente la producción y provocaron una sobreoferta
que deterioró por largos años los precios internacionales del petróleo.
EL
CÍRCULO VICIOSO DEL RENTISMO
Nadie
puede cuestionar la importancia de haber recuperado la soberanía de los
recursos naturales para reorientar la renta petrolera en función de derrotar
los terribles flagelos del desempleo, la pobreza y la exclusión social. Pero
también es necesario reconocer que el rentismo sigue siendo el sostén económico
del gobierno bolivariano, tal como lo fue en la IV República. En esencia, se
mantiene el círculo vicioso del rentismo.
En
efecto, el control de la producción ha sido una apuesta de Venezuela para
fortalecer la OPEP, recuperar los precios del petróleo y aumentar la renta. No
ha sido para superar el modelo extractivista y transformar la economía rentista
e importadora en un nuevo modelo productivo exportador. L a posibilidad real de
transitar hacia el post-extractivismo implica desplegar el potencial de otras
actividades productivas que compensen lo que el país dejaría de percibir, si
decide disminuir el ritmo de extracción petrolera.
Duplicar
la extracción de petróleo puede exacerbar las patologías del rentismo. Ante cada
auge de los precios del petróleo hay un auge del consumo, la abundancia de
divisas conduce a la sobrevaluación de la moneda y esto hace que sea más fácil
y rentable importar que producir. Esta práctica se ve acentuada por la política
de anclaje cambiario que tiende a congelar el precio de la divisa por varios
años, lo cual se traduce en un subsidio del dólar y, en consecuencia, a las
importaciones que se hacen con un dólar oficial barato. Los productores se
transforman en importadores y la creciente e indetenible tendencia a importarlo
todo castiga y desplaza a la producción nacional.
¿REBOTARÁN
LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO?
Según
su Informe de Gestión, PDVSA extrajo 2.898.000 bdp en 2013, 2.905.000 en 2012 y
2.985.000 en 2011. La producción ha venido declinando y ahora los precios del
petróleo están cayendo. Para calcular el ingreso neto en divisas que recibe el
país, hay que restar el consumo interno de 750.000 bdp. Al saldo de 2.148.000
se deben descontar los envíos a Cuba, PetroCaribe y Alba, equivalentes a
300.000 bdp. Y a esta nueva cifra hay que deducir las entregas a China por un
mínimo de 230.000 para cubrir los tramos A y B del préstamo y 100.000 para el
tramo C; aunque según el Informe de Gestión, PDVSA realmente entregó 475.000 en
2013, 449.00 en 2012 y 415.000 en 2011. Si se restan 300.000 de los acuerdos y
330.000 de China, quedan 1.518.000 bdp para exportar. A un precio de 100 $/b
por 365 días da un ingreso de $ 55 mil 400 millones. Pero a 75 $/b la cifra cae
a $ 41 mil 500 millones. ¿Alcanzará esta cantidad para cubrir las importaciones
esenciales, cancelar la deuda interna y mantener al día los pagos de la deuda
externa?. Veamos.
Las
importaciones que llegaron a su máximo de $ 59 mil millones en 2012, tendrán
que ser reducidas por debajo de $ 40 mil millones. Las amortizaciones anuales y
pagos de cupones para la deuda soberana en divisas y la de PDVSA superarán los
US $ 11 mil millones anuales para los próximos tres años. Esto suma ya $ 51 mil
millones, sin contar los pagos por indemnizaciones y por los fallos del CIADI.
Para garantizar las importaciones esenciales que el Estado realiza, seguramente
la deuda interna con el sector privado se pospondrá, sobre todo si se priorizan
los pagos de la deuda externa.
En
un contexto de restricciones presupuestarias, Venezuela no puede prolongar
acuerdos que amenazan la gobernabilidad económica. Como los pagos a China
fueron contemplados a precio de mercado y al caer los precios habría que
entregar una mayor cantidad de petróleo, ya se anunció la eliminación del cupo
en barriles y la prolongación del plazo para pagar. Queda pendiente la revisión
de los acuerdos de cooperación. Si asumimos que en 2015 PDVSA vende a 90 días
el mismo volumen de 300.000 bdp a un precio de 85-90 $/b, el ingreso pudiera
aproximarse a $ 10 mil millones. Pero, si mantiene el mismo subsidio y financia
el 60% a 15-20 años de plazo, solo recibirá en efectivo $ 4 millardos.
Los
mejores estrategas se preparan para los peores escenarios. El panorama
petrolero está cambiando estructuralmente y lo peor que nos puede pasar es que
no nos demos cuenta. La difusión de las tecnologías de la información mejoran
la eficiencia y facilitan el cambio de la matriz energética en todo el mundo,
EE.UU. en 2017 pasará a ser el primer productor de crudos con su petróleo de
esquisto, la OPEP sigue perdiendo terreno frente a los productores No OPEP, la
economía mundial está en franca desaceleración, incluyendo a China, y ni
siquiera los sucesos geopolíticos de Ucrania y el grito de guerra contra el
Estados Islámico -que otrora habría desquiciado los precios-, esta vez no han
tenido ningún impacto. En tales circunstancias, resulta poco probable esperar
un considerable rebote de los precios del petróleo en el corto plazo. ¡Llegó la
hora de ponerse a trabajar!
SUPERAR
LA ILUSIÓN DE PROSPERIDAD
Venezuela
arrastra una arraigada cultura rentista y vive atrapada en una reiterada
promesa de desarrollo y bienestar, según sea el destino que se le imprima a la
renta petrolera. La ilusión de riqueza y prosperidad que la cultura rentista
implanta en el imaginario de la gente se exacerba cuando se certifican las
reservas más grandes del mundo, las cuales pueden ser explotadas durante
siglos. Esto brinda una s ensación de autosuficiencia que refuerza la cultura
extractivista-rentista-consumista y posterga los esfuerzos por construir un
modelo productivo que asegure la independencia y soberanía económica.
La
mentalidad extractivista-rentista sigue siendo una constante no solo en las
élites gobernantes, sino también en el movimiento empresarial y en la mayoría
de la población. Empresarios, trabajadores y consumidores pugnan por capturar
la mayor tajada de la renta petrolera, con el fin de lograr un ingreso superior
al que en rigor les corresponde por su propio esfuerzo productivo. Todos
reclaman “su gotica de petróleo”.
El
extractivismo petrolero es el sustento financiero tanto del capitalismo
rentístico como del neorrentismo socialista. Pero en ambos casos la inercia
extractivista resulta absolutamente funcional a la lógica de dominación que
impera en las viejas y nuevas potencias. Ayer fueron los EE.UU, hoy es China,
ambos necesitados de proveedores seguros de materias primas y recursos
energéticos. Con nuevos argumentos que ocultan la vieja forma de inserción
dependiente a la economía internacional, hoy se pretende justificar la
profundización del extractivismo. Como ahora se trata de obtener los cuantiosos
recursos que se necesitan para aumentar la inversión social, se plantea
profundizar el modelo extractivista para que todo lo pague el petróleo. Así
seguiremos condenados a entregar recursos naturales a los grandes centros
industrializados y potencias emergentes, en lugar de concentrar los esfuerzos
en superar la cultura rentista que después de un siglo ha demostrado su incapacidad
para erradicar las causas estructurales del desempleo, la pobreza y la
exclusión social.
Victor
R Alvarez Rodriguez
la.pupila.insomne@gmail.com
@victoralvarezr
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