RICHARD CASANOVA |
Sí
acaso algún chavista fanático abrigaba la esperanza de superar la crisis con
este gobierno, por muy ingenuo que sea debe sentir hoy el vacío del abismo
cuando Nicolás Maduro anuncia que retomará el concepto del conuco como modelo
de unidad agroproductiva y que los gallineros verticales son "una gran
moda en el mundo". Naturalmente, es
la opinión de quien está habituado a decir sandeces. Si alguien dice que
"Portugal y Venezuela están en el mismo continente", ya imaginamos su
conocimiento del mundo. En todo caso,
es ridículo e irresponsable pensar en reactivar la producción agropecuaria del
país a partir de modelos arcaicos y fracasados.
El siglo XXI está signado por la innovación tecnológica y la
modernización del agro hoy se basa en la biotecnología, la ingeniería genética,
la mecanización, etc. Es tan obvia esa tendencia que no hace falta ser un
experto en la materia para darse cuenta que estamos ante un disparate colosal.
Para
los que no saben que es un conuco, vale decir que se trata de una parcela
pequeña destinada a cultivos menores.
Aunque para los cubanos –hoy colonizadores de nuestro país- un conuco es
un pedazo de tierra que los amos concedían a los esclavos para su propio
provecho. ¡Vaya usted a saber a qué se refiere el orate! Lo cierto es que el
primitivismo del gobierno no sorprende.
Basta recordar que este mismo régimen
propuso el trueque como mecanismo de intercambio comercial, algo que fue
superado por la propia civilización hace varios siglos.
No es casual entonces
el fracaso económico de la “revolución”, cuya expresión más nítida es la
calamitosa escasez y la inflación más alta del mundo. Anclado en el pasado, este gobierno asume lo
peor del comunismo pero también del capitalismo salvaje si juzgamos a partir
del "paquetazo rojo", el cual tiene políticas tan neoliberales que
hasta el FMI se ruborizaría. Desde esa
melcocha fascistoide y militarista, vociferan contra el libre mercado pero ni
por casualidad aplican la Ley de Precios Justos al barril petrolero. Claro, nadie desea una caída de los precios
del petróleo, lo lamentable es que hayan dilapidado los fabulosos excedentes
petroleros durante 15 de despilfarro y corrupción, sin tomar previsiones y sin
comprender que la globalización y el mercado son una realidad que trasciende el
plano ideológico. Nos guste o no, existen.
Para
los progresistas, el gran desafío es fortalecer el aparato productivo y desarrollar capacidades para insertarse
exitosamente en el mercado, y que este proceso genere beneficios sociales. Se
trata de preparar al país para las oportunidades y los cambios que la
globalización propicia -no sólo en el campo económico y financiero- sino en el
ámbito tecnológico, comunicacional, religioso, político y cultural.
Un objetivo es promover normas y regulaciones internacionales para que la globalización sea compatible con la estabilidad social y política de cada país. Groso modo, esta es la línea que inspira a las fuerzas del cambio en Venezuela. Al contrario, el continuismo es trueque, conuco y gallineros verticales, más pobreza y corrupción. ¡Usted decide!
Richard
Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova
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