viernes, 19 de diciembre de 2014

PEDRO PABLO FERNÁNDEZ, ¿CUÁNDO FUE QUE NOS PERDIMOS?


PEDRO PABLO FERNÁNDEZ
La semana pasada, regresando de Cojedes, encontramos una larga cola. Un camión había volcado y estaba siendo saqueado por una poblada mientras un hombre con una herida en la cabeza suplicaba que no se llevaran los cauchos. El hecho me recordó aquel camión de carne que chocó contra el puente de Los Ruices en Caracas, en el que la gente trepaba para llevarse su pedazo mientras el chofer agonizaba.

Demostraciones tristes de la pérdida de valores que hemos sufrido. En esos momentos la solidaridad, el amor al prójimo, el valor de la vida de un ser humano igual a mí brillan por su ausencia. Es la demostración de una sociedad individualista que le rinde culto al dinero.

El otro día, estando con mi hija de 10 años, me llamó un amigo muy querido de Santa Cruz del Este. Un hombre bueno que ha trabajado duro toda su vida, pero que en los últimos tiempos la ha pasado mal. Me dijo que su mamá se estaba muriendo y no tenía dinero para viajar a Güiria: “No tengo un bolívar, se va a morir la vieja y no me voy a poder despedir”.

Quedamos en vernos en Concresa y ahí, muy afectado, me repitió lo mismo frente a mi hija, quien lo escuchó con una carita muy triste. Le entregué un dinero y me dijo: “No sabes cómo te lo agradezco”, y le conteste: “No tienes nada que agradecerme, lo hago con todo cariño”. Nos dimos un abrazo y se fue. Entonces mi hija me dijo: “Pobrecito”, a lo que respondí inmediatamente: “Todos los seres humanos en este mundo sufrimos y tenemos problemas. No quiero que sientas lástima, lo que quiero es que te des cuenta del valor que tiene el dinero. Si yo te comprara a ti todo lo que tú quieres no tendría para darle, y te quiero a ti mil veces más que a él, pero para mí es mucho más importante haberlo podido ayudar a que vaya a ver a su mamá enferma que comprarte una muñeca más. Ella me preguntó: “¿Por qué le dices que no tiene nada que agradecer?”, y le contesté: “Ayudarlo a que pueda ver a su mamá me hace feliz y él no tiene que agradecerme por algo que me está haciendo feliz a mí también”.

Aurelio me dio una oportunidad única de enseñarle a mi hija en qué consiste la felicidad, y él no tiene ni idea del favor que me hizo.

Los valores que yo trato de inculcarle a mi hija son los que me enseñaron mis padres y son la esencia de lo que somos los venezolanos. Nos perdimos en algún momento y tenemos que volvernos a encontrar.

Pedro Pablo Fernández
@pedropabloFR
pfernandez@ifedec.com

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