LUIS ALFREDO RAPOZO, |
No
se entiende el accionar del gobierno. El Presidente obrero tiene una extraña
visión de la manera de gobernar, que
camina en sentido contrario a la salud de las finanzas, contraloría, progreso y
bienestar entre los ciudadanos.
He
llegado a imaginar a nuestro país como un barco a la deriva, en alta mar; con
el timón girando descontrolado, sin orientación ni firmeza en su dirección; sin
claridad de su ruta y sin seguridad para sus tripulantes: simplemente
angustiante. Con razón nuestros jóvenes profesionales y técnicos trabajan con
decisión, para buscar su futuro fuera de nuestras fronteras. Algo muy doloroso,
por cierto, pero entendible. En ese grupo entra mi propio hijo. Un joven
profesional de la ingeniería química, que no ve horizonte en Venezuela y con
sus compañeros de generación regados en Europa y países del llamado primer
mundo, ofreciendo su inteligencia, fuerza y creatividad.
Esta
semana nos han puesto en el pecho como una condecoración, “un bello reconocimiento” por ser el país más corrupto de
Latinoamérica. Negarlo es exponerse a recibir pedradas con la espalda en un
paredón. Hay casos sonados como PDVAL y la inmensa perdida de alimentos que
atestiguan ese hecho. Gente como uno se
pregunta ¿Qué fenómeno explica que nuestros funcionarios se comporten
alimentando la corrupción, el pillaje, la trampa y toda clase de componendas
para desviar fondos, pedir comisiones, etc., buscando el enriquecimiento fácil
y multimillonario?
Pero
el gobierno justifica todo, echándole la culpa-como hacen los niños-, a la
guerra económica y de allí no salen. Pasa una desgracia como el caso Serra y la
culpa la tiene la oposición, la oligarquía, el paramilitarismo colombiano, el
imperialismo y nunca el fenómeno delincuencia mezclado con bandas armadas
estimuladas por el propio gobierno, en esa especie de ideología revolucionaria
de nuevo tipo. Y lo hacen con razonamientos extremadamente estúpidos y no salen
de esos clichés faltos de profundidad.
Obviamente,
uno concluye que hay demasiada mediocridad en estos funcionarios rojos y en
estos gobernantes alejados de la cordura estadista, que le impide reconducir
las políticas aceptando los errores cometidos.
El
presidente obrero, no está leyendo correctamente nuestra compleja realidad
Y
eso es grave. El país se deteriora cada día y no se reconsidera el fracaso de
la revolución, que contribuya a accionar con nuevas políticas que permitan
abrir el dialogo, mejorar las relaciones con la gente que produce, llegar a un
acuerdo nacional y bajar la violencia comunicacional -sobre todo en el canal
ocho-.
Por
el contrario, el gobierno insiste en perseguir a opositores; en llenar las
cárceles de presos políticos, en ensuciar la justicia, en alimentar el odio y
romper puentes de comunicación a costa de un país que se hunde, se hunde, se
hunde en una crisis económica terrible con consecuencias sociales y políticas
impredecibles, mientras los revolucionarios siguen con su fresca y expuesta cara de tabla.
Luis
Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
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