JOSÉ GUERRA |
Venezuela está en la zona de peligro para que
la inflación se desborde y adquiera una fuerza que hasta ahora no conocemos. La
mayoría de los analistas concuerdan en que en 2015 el aumento de los precios
será mayor al 100,0%. Esa tasa de inflación considerablemente elevada no se
observa en Venezuela desde la crisis financiera que sacudió al país en 1994,
cuando buena parte de los bancos quebraron y cuyos efectos en los precios se
sintieron en 1996.
Aunque a partir de agosto de este año el
Directorio del BCV optó por no seguir publicando las cifras de inflación, es
claro que la tasa de inflación general se está acercando al 80,0% y en los
alimentos el aumento de los precios se aproxima al 110,0%. Las causas de ese
empuje de los precios son más que obvias. En primer lugar, quien en mayor
medida ha contribuido al aumento de los precios ha sido el BCV mediante la
creación de dinero inorgánico que es algo así como tirar papelillos a la calle.
Es decir, el BCV imprime dinero sin ningún valor. Para hacer esta operación
inflacionaria el instituto emisor financia el gigantesco déficit que mantiene
PDVSA. Aunque parezca mentira, esta empresa petrolera no puede cubrir sus
gastos con el producto de la venta de petróleo y por ello tiene que recurrir al
BCV para que proporcione el dinero faltante en su caja.
En segundo lugar, el gobierno ha venido
devaluando sigilosamente al bolívar para lo cual ha trasladado bienes que se
importaban a la tasa de Bs. 6,30 por dólar a las tasas de Bs. 12 por dólar y
Bs. 50 por dólar, respectivamente, con lo cual los costos de los rubros
importados han registrado un incremento sostenido. A ello se añade una
depreciación violenta del bolívar en el mercado paralelo de divisas, que
durante la segunda semana de diciembre se estima en más de 60,0%. Con una
pérdida de valor del bolívar de esa magnitud más las devaluaciones de las tasas
de cambio oficiales, es lógico esperar una aceleración de la inflación.
Cuando los precios comienzan a subir se crea
un estado sicológico en la gente según el cual esos aumentos son indetenibles y
se genera de esta forma expectativas que refuerzan esa creencia. De esta
manera, quienes reciben un pago en bolívares suelen gastarlo de inmediato y a
su vez los que obtienen ese pago hacen lo mismo porque mientras más demora
teniendo el dinero mayor es la pérdida que debe asumir. Por tanto, la moneda
circula más rápido y en algunos casos de manera frenética hasta que se causa un
aumento explosivo de los precios.
Este desborde de la inflación encontrará
caldo de cultivo en 2015 debido a que el gobierno, ya sin reservas
internacionales, seguirá trasladando bienes importados a las tasas de cambios
más devaluadas y también por el hecho de que ante una caída de los precios del
petróleo, el Ejecutivo seguirá exigiendo que el dócil e irresponsable
Directorio del BCV siga imprimiendo billetes sin respaldo para enjugar los
déficit de PDVSA y de otras empresas del Estado.
José A Guerra
joaguerrab@gmail.com
@JoseAGuerra
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