martes, 23 de diciembre de 2014

ENRIQUE PEREIRA, FALTA MUY POCO.

Creo haber escrito, leído y escuchado eso en anteriores ocasiones. Solía pensar que esto se terminaba cuando el precio del petróleo no alcanzare para pagar la cuenta. Pensaba que sin el liderazgo del finado no habría revolución sustentable. Cada nueva metida de pata gubernamental me parecía  presagiar un final acelerado.

Nos sorprende el final del año 14 en la más aberrante de las situaciones, con un país destruido desde todo punto de vista; desde las bases morales hasta la pintura de las fachadas. Ya ni suenan los fuegos artificiales que la gente compraba para embadurnarse del olor a pólvora. Algo me recuerda a la Cuba llena de fantasmas y de miedos. Muchos venezolanos se han ido como se fueron los cubanos hace medio siglo.

Está bien que se nos vaya el 14 así de mal, lo que no debemos tolerar es que nos sorpresa el 15 también así. Hora de actuar y recordar que este -no otro- es el país que les dejaremos a nuestros hijos. Basta de pasar frente a una cola en un Bicentenario y sorprenderse. Solo sorprenderse. Basta de pensar que a esta mi Venezuela la arreglará otro diferente a mí. Hora de poner el pecho y asumir un rol en la tarea de producir un cambio.

Ni se le ocurra soñar que la solución es a tiro limpio. En ese terreno dejaremos sangre y espantaremos las soluciones. Tenemos la razón, no tenemos las armas ni el carácter violento. A usted y a mi nos aterra un gentío y la violencia que termina conduciéndonos a un lugar peor. Nos toca entonces la tarea de ganar espacios a punta de palabras, letras, dibujos y acciones. Nos toca la misión de hacer que cada uno de nuestros vecinos se incorpore a una lucha pacífica pero sostenida que conduzca a cambiar nuestro gobierno, lo cual será fácil en el estado que está el país, para hacer lo más dificl que será cambiar a nuestra sociedad. Las fachadas se pintan con una brocha pero las bases morales de una sociedad se reparan con tiempo y educación bien planteada en un marco conceptual apropiado.

Dejé de escribir hace año y medio. Lo hice arrastrado por el mismo marasmo que nos invade a todos. Lo hice para oxigenar mis ideas y me quedé allí pegado al oxigeno sin ganas de volver. Tengo días escribiendo la primera letra y semanas huyéndole a este regreso. Pero aquí estoy de nuevo, porque resolví que trabajar por esto es más fácil que evadir la mirada de nuestros hijos cuando nos cuestionen el porqué les dejamos perder su país.

No me pregunte qué hacer, haga algo que lo incorpore a esta silenciosa lucha. Yo hoy hice mi parte que espero le estimule a usted. Ánimo Venezuela que Bolívar lo hizo a caballo y tuvo que cruzar la Sierra Nevada andina sin gasolina, leche en polvo y pañales.

No sé si falta poco, pero falta menos que antes.

Enrique Pereira
vienegrande@yahoo.es
@pereiralibre

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