ENRIQUE MELÉNDEZ, UN BARCO A LA DERIVA

ENRIQUE MELÉNDEZ,

Maduro promete golpear las roscas especulativas, a los fines de que la comida le llegue, directamente, al pueblo. Sin especificar quienes son esas roscas; pues si por algo se caracteriza su gobierno es, precisamente, por la proliferación de mafias, no sólo en la cadena del sector alimenticio, sino también en el de la construcción, en el del sistema cambiario, a partir del momento en el cual el Estado decide ser productor, distribuidor y constructor, al mismo tiempo; el Estado acaparador de todas las actividades económicas; de modo que aquí se cumple a cabalidad ese dicho que reza que el que mucho abarca, poco aprieta, y lo que menos aprieta son precisamente, esas aberraciones, que constituyen esas roscas especulativas, de las que él habla, y Maduro no se atreve a pronunciar nombres, en ese sentido, porque allí está metida la mano del sector castrense más corrompido de este país; aparte del propio entorno de Miraflores.

         Dice Maduro; “para que los alimentos lleguen, directamente, al pueblo”, y resulta que se tiene estimado que, de cada cien piernas de pernil, que entran a la cadena de Mercal y Pedeval, sólo siete le llegan al consumidor. Precisamente, la cadena de Mercal y Pedeval fue creada para tal fin; habida cuenta de que este gobierno tiene quince años tratando de ganarle la guerra a unas sombras; unos supuestos acaparadores y especuladores, que nadie ve, y que nunca terminará de ganárselas, porque parte de un criterio equivocado, al colocar al empresariado nacional en ese desatino; pues lo más contradictorio que hay en la vida es un empresariado apostando por la quiebra de la economía de su país.

         En efecto, los verdaderos enemigos de la economía son las roscas, que se han venido conformando, gracias a una política de Estado basada en el esquema de los controles; porque, así como es grave la política del mercado abierto a ultranza, sin control alguno por parte del Estado; como se demostró a raíz de la crisis de financiera hipotecaria internacional de 2008; consecuencia de haberle dejado hacer a la banca internacional lo que le diera la gana con sus estados financieros; que fue lo que se conoció como la desregulación bancaria, también es grave el demasiado control por parte del Estado; como se ha visto en el caso de nosotros, que se han hecho y rehecho las leyes relativas a los costos y precios justos de los productos; una apretando más que la otra, y por esa vía lo que se traduce es en escasez; porque nadie va a querer trabajar a pérdidas.

Quince años en esta cantaleta, mientras el dólar paralelo hace escaladas cada vez más altas, y el propio sentido común de la gente, que sabe que vamos en una especie de barco ebrio; que tiene conciencia de lo que está pasando, se pregunta que cuál será la conclusión de todo esto.

         Porque nadie se esperaba este salto geométrico, que ha ocurrido en el tipo de cambio paralelo; el famoso innombrable; una de las ridiculeces más grandes de este gobierno, esto es, cuando se prohibió mencionar cifras, al respecto; que también es una forma de tapar el sol con un dedo; porque así como decía San Anselmo que el concepto de Dios estaba en uno; y que por tanto Dios era una realidad; también aquí hay una realidad, que es ese innombrable, en virtud de que todo control de cambio le pone límites a un espacio, más allá del cual está lo ilegal; que es lo que se conoce como el mercado negro, y que por más que tú pretendas prohibir que se mencione, nunca se podrá pulverizar, como lo prometía Rafael Ramírez; habida cuenta de su necesidad, en tanto que paridad cambiaria.

Porque, al mismo tiempo, se ha cruzado en el camino la política del populismo; que ha significado derroche; dilapidación de recursos, sin fomento a la creación de riqueza; que es a lo que debe propender todo Estado; cuando, por el contrario, lo que se ha hecho es ahorcar más al productor con leyes de leyes; como decíamos en un comienzo; partiendo de que el frío está en las cobijas, esto es, partiendo de que el productor es el causante de la inflación, a través del acaparamiento y la especulación; cuando los verdaderos saboteadores son ellos, al regar las calles de billetes, sin tener una idea de lo que es el gasto público, con el cuento de las misiones y de los consejos comunales; que sin una compensación, a quien se le ofrece, constituye un derroche administrativo, con impacto sobre la liquidez monetaria; unido a que por problemas, derivados de reducción de producción y sobrecarga de gastos, de pronto Pdvsa se vió en la necesidad de ser financiada por el BCV; aun cuando atravesábamos por una bonanza extraordinaria en términos del precio del barril de petróleo; lo cual regó aún más las calles de billetes, y que es lo que nadie quiere en este momento, habida cuenta de su bajo valor; demasiada liquidez que se dispara tras el dólar; que es el recurso más a la mano que se tiene para amparar el capital.

         Estamos en el momento en que la gente no quiere tener bolívares, más sí dólares, y esto el gobierno se niega a admitirlo: es decir, se niega a admitir que el capital está donde está el interés, que es un principio básico de la economía; mientras hay un sálvese quien pueda, en términos de inflación, pues recuérdese que para la medición del costo de la vida también cuenta mucho el nivel del innombrable, y donde se ubicó esta semana, que pasó, se observa, de acuerdo a lo que uno pudiera deducir, que las cosas se van a poner al doble de lo que cuestan hoy en día, también en la misma proporción en la que se desató el innombrable, esto es, en progresión geométrica; mientras Maduro anuncia un “comité de vigilancia para la protección del salario obrero de la especulación”.

         ¿No son cosas estas de un capitán que conduce ebrio un barco, y que no quiere admitir que lo que viene es un precipicio? Se lo cantan los propios economistas del régimen: a esta hora es urgente que adopte un plan de ajuste económico, porque cada día que pase será más grave.

Enrique Melendez O.

melendezo.enrique@yahoo.com

@emelendezo

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