lunes, 1 de diciembre de 2014

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, JUGANDO AL INCORRUPTO, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

ANTONIO JOSÉ MONAGAS
Bajo la égida del socialismo, la corrupción se crece no sólo por lo taimado de sus ejecutorias. También, por la desigualdad, el sectarismo y la exclusión que en sus fauces se instalan para engullir a quien se atreva a disentir de un único pensamiento.

JUGANDO AL INCORRUPTO

Desde el mismo momento en que el Alto Gobierno hizo nuevos anuncios sobre medidas contra la corrupción, el país entero no se sorprendió pues el régimen ha manifestado en repetidas oportunidades la necesidad de atacar tal flagelo. Pero hasta ahí llega todo. Muy a pesar de que la Asamblea Nacional le otorgó facultades habilitantes al presidente de la República justamente con dicho propósito. Sin embargo, fue apenas en el último instante, hace escasos días, cuando resolvió decretar otro instrumento legal que seguramente lejos de coadyuvar a combatir tan pernicioso problema, contribuirá a enrarecer más aún el ambiente en el cual cohabita la corrupción entendida como mecanismo de abuso del poder realizado en beneficio propio.

Encima de tanta proclama al respecto, estos gobernantes, haciendo gala de actitudes moralistas que nadie las cree, formalizaron la creación de un extraño Sistema de Protección para la Paz el cual contará con el implícito apoyo de un denominado Cuerpo Nacional contra la Corrupción. Todo ello, en el marco de un proceso de toma de decisiones que puso al descubierto la bufonada que representan las susodichas medidas adoptadas con el alevoso objetivo de aparentar una voluntad política que estos personajes de marras nunca han tenido. Menos, en el tiempo de este régimen que, bajo un extenso manto de impunidad, ha permitido exabruptos, desafueros y derroches a todo nivel de impudicia y socarronería.

Tan chocante armatoste, pretende “articular al mayor nivel el protagonismo popular para proteger la paz ” según expresiones del propio presidente. Sin embargo, al lado de tan ridícula creación, quedó establecida una Policía contra la Corrupción, habida cuenta de la risa que su formalización habrá causado entre los corruptos ya que a pesar de tantas leyes que plantean castigos a sus fechorías, quienes van presos en este país de inicuas complicidades cuando mucho es por el delito de “robar una enclenque gallina”.  Mientras tanto, las cárceles comienzan a verse repletas de hombres y mujeres acusados por el hecho de demandar libertades y derechos civiles, políticos y económicos en espacios allanados por el totalitarismo, el despotismo y la arbitrariedad de politiqueros que por “madurarse con carburo”, ya empezaron a “podrirse”.

El sarcasmo y la ironía han sido incondicionales acólitos de tan socialistas intenciones. Aunque es bien sabido que bajo la égida del socialismo, la corrupción se crece no sólo por lo taimado de sus ejecutorias. También, por la desigualdad, el sectarismo y la exclusión que en sus fauces se instalan para engullir a quien se atreva a disentir de un único pensamiento. De una ideología cuya exclusividad la mantiene entubada en la dirección implacable de un tipo de dominación que busca desplegar sus intrigas a través de sus instancias de acción.

Encima del carácter envilecido propio de cualquier Policía con comportamiento de esbirro, la naturaleza confidencial  de lo que serán sus ejecutorias, refleja el temperamento malsano que habrán de singularizar las operaciones a ser realizadas. Aun cuando es claro advertir la razón de procedimientos de dicho tenor, lo cual sin expone el miedo que tiene el régimen de llegar a descalabrarse por culpa de sus reiteradas equivocaciones y disparates.

No obstante, tal cúmulo de yerros pudiera revertir la intención manifiesta de buscar la razón de la corrupción en el capitalismo. Pues habida cuenta y pleno entender, los corruptos –en buena medida– sólo pueden encontrarse en la oscuridad del poder político ya que es ahí desde donde es posible ocultarse sin despertar más sospecha que la que anima el sigiloso movimiento  de quien huye por la retaguardia para no ser visto. De manera que en medio del estruendo causado por tan desgarbadas aunque ruidosas decisiones, pareciera que el régimen sólo está jugando al incorrupto.

VENTANA DE PAPEL

UN ALTO PARA HONRAR

Siempre las causas acuciadas por las virtudes desplegadas a través del magisterio, son razón de peso para honrar a quien ha dedicado parte importante de su vida a la educación del niño que es igual a decir a la formación del hombre. Precisamente, apuntalados en tan singular propósito, quienes con acierto dirigen el Sindicato de Trabajadores de la Educación, reunido alrededor de la Federación Venezolana de Maestros, Seccional Mérida, aprovechando la oportunidad que representaría la entrega de la Orden Simón Rodríguez, concedida a eximios docentes de reconocidas instituciones educativas merideñas, quisieron rememorar el sexagésimo aniversario de la formalización jurídico–sindical  de la Federación Venezolana de Maestros. Hecho éste alcanzado por el Dr. José Miguel Monagas, quien para entonces fuera presidente del Comité Directivo Nacional de tan histórico y activo gremio: el encarnado por el magisterio venezolano cuyas fuentes se remontan a principios del siglo XX cuando las aciagas dictaduras militares comenzaron a verse limitadas por efecto de la dura resistencia que despertaron educadores con conciencia de democracia, libertad y venezolanidad.

La labor del recordado e insigne Maestro José Miguel Monagas, inspirado en las ideas del Dr. Luís Beltrán Prieto Figueroa, militante de la gesta educativa nacional y hombre de pletóricas lides políticas, fraguó realidades que revolucionaron no sólo el hecho educativo venezolano. También, avivaron en los educadores pensamientos y acciones que incidieron en decisiones que determinaron mejoras reivindicativas, derechos sociales que derivaron en la profesionalización integral de la carrera docente y en la consecución de logros administrativos que repercutieron en la consolidación sindical del magisterio venezolano.

La mañana del pasado viernes, los espacios culturales de la Asociación de Profesores de la Universidad de Los Andes, se vieron colmados de maestros agremiados en las filas de la FVM por dos significativas razones. Primeramente, para recibir de manos de los presidentes regional: Coromoto Delgado, y nacional: Orlando Alzuru, y demás directivos de tan prestigiosa entidad sindical, su respectivo pergamino que los distinguía como portadores de la Orden Simón Rodríguez. En segundo lugar, para honrar la memoria de José Miguel Monagas momento éste que fue exaltado por la presencia de su apreciada familia encabezada por su esposa, Dulce Uzcátegui de Monagas, también maestra de distintas generaciones de venezolanos que hoy sirven al país desde importantes posiciones públicas y privadas. El acto en sí, representó un momento propio de exaltación a tan distinguido maestro y hacedor de la historia sindical de la FVM, pues en lo exacto constituyó un alto para honrar.

AL TRASTE LA ECONOMÍA

Indiscutiblemente, el manejo económico del país tiene al régimen de cabeza. O sea, actuando al revés. Lejos de sumar, resta. Más allá de multiplicar, divide. Y esta apreciación, no está empañada de fanatismo alguno que tienda a trastornar la perspectiva del análisis. Tanto de un lado como del otro, todos sufren los mismos embates producto del desarreglo con el cual marcha la economía. Muy a pesar de una renta petrolera que superó con creces las de otros gobiernos, o de otras épocas.

Sin embargo no es un secreto ni tampoco algo de incomprensible razonamiento, advertir  que las calles están inundadas de dinero mientras que los anaqueles de establecimientos de toda índole adolecen de la suficiente y necesaria mercancía. Hay distintas explicaciones sobre esta situación. Ninguna termina justificando dicha crisis. Tampoco, restándole importancia pues de que existe, existe. Lo paradójico es que el régimen sigue sin salvarla, evitarla o minimizarla.

Por lo contrario, cada día exaspera más la paciencia y resistencia del venezolano cuando reconoce que, por más que se decrete uno u otro aumento salarial, por demás pírrico, los precios se disparan como flechas sin que nada ni nadie pueda atajarlos. Y se tornan cada día más altos. Los precios justos no aparecen. Lo que si aparece, son las fuerzas públicas listas para reprimir sin comprender que siendo este un gobierno inspirado en el ideario de Bolívar, llamándose por ende “bolivariano”, ¿cómo es posible que las injusticias campeen al lado de la impunidad, la insolencia y la desfachatez de gobernantes que, a diferencia del pueblo, tienen de todo. Porque si eso es socialismo, ¿dónde queda el cacareado Estado democrático y social de Derecho y de Justicia? Definitivamente, el país está al borde de la ruina sin que importen mucho sus consecuencias. Así que, al traste la economía.

“La corrupción no sólo disloca el funcionamiento de todo objetivo establecido en pos de una administración diligente y transparente. También, desencaja razones de vida equitativas y revuelve la moral de una sociedad hasta volverla desdichada”

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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