ANTONIO JOSÉ MONAGAS |
Amenazas, confiscaciones, expropiaciones e
imposiciones, han abonado el terreno para que la voz gubernamental interpole y
extrapole el discurrir del país. Antonio José Monagas
A FALTA DE DÓLARES, BUENAS SON LAS MENTIRAS
Ha sido tal la fuerza propagandística del
régimen dirigida infundiosamente a convencer a incautos de presunciones, que
escasamente calzan con los cualidades de un populismo de nuevo cuño. De un
populismo que en lo exacto se erige cual ilusión de armonía en medio de gruesas
complicaciones que sólo puede acuciar una gestión gubernamental moralmente
engañosa y políticamente demagógica. Es decir, una gestión pública cuya divisa
ha sido la ambigüedad en potencia. Además, sin medida de tiempo y perdida en un
espacio colmado de vocinglerías sin contenido alguno.
El Ejecutivo Nacional no ha sido lo
suficientemente respetuoso cuando de deberes a cumplir se trata. Con el amparo
exagerado de leyes elaboradas a instancia de los intereses y conveniencias de
una sola parte, se ha apropiado del tiempo social, político y económico del
país. Casi a diario, pretende obligar a los venezolanos a atender incómodas peroratas
que no dicen nada más allá de lo que acostumbra siempre decir. Insultos van,
insultos vienen. Aunque lo delicado de todo, tiene que ver con la ristra de
anuncios a manera de ofertas políticas elevadas por cadena nacional de radio y
televisión en nombre del proyecto político que respalda al gobierno central. Y
ninguno de tan frenéticos abusos, es cuestionado por órgano oficial alguno.
Sobre todo, por aquellos responsables de la materia comunicacional e
informativa lo cual deja ver la desproporción que existe entre la norma escrita
y las realidades perturbadas por la propia acción del gobierno nacional.
Amenazas, confiscaciones, expropiaciones e
imposiciones, han abonado el terreno para que la voz gubernamental interpole y
extrapole el discurrir del país. De manera que la prensa nacional, intimidada
por la censura inducida desde el poder político a través de mandatos directos e
indirectos, se ve casi obligada a darle en los periódicos buena parte de sus
páginas, tiempo de televisión o en emisoras de radio, a las sandeces no sólo
del presidente de la República. También, a las necedades de altos funcionarios
sin que la información tenga una propósito más claro que acentuar el
proselitismo político. Quizás, es el modo que mejor le ha resultado al régimen
para mantener distraída a la población para lo cual se basa en irradiar
confusiones que tiendan a desorientar posturas por razones que sólo alcanza a
explicar la sociología del despotismo y la cultura de la mediocridad.
Las alocuciones presidenciales, además de
ofensivas y no comunicar ningún mensaje de interés nacional, desarregla
constantemente las parrillas y grillas de radio y televisión. Sumado a tan
perniciosa manía, el régimen no ofrece algún tipo de contraprestación o
compensación del tiempo del cual se apropia desmedidamente para convertirlo en
improductiva tribuna. Más, cuando cada cháchara presidencial resulta tan vacía
que ni siquiera alcanza la categoría de mitin “de barrio”. Ni el empleo de frases rimbombante como “soy
la garantía para la paz de Venezuela”, logran captar la atención de un país
atiborrado, como nunca, de problemas engendrados por la ineptitud de
gobernantes sin formación ni moral ni tampoco cívica. Tampoco, con
declaraciones que suenan a promesas sin fondo. Sin entender que el tiempo es la
demostración más fehaciente de la trivialidad y vacuidad de las mismas.
En medio de todo este revuelo de males y
problemas, el país continúa siendo víctima de manifiestos sin sentido ni
contenido. O sea, injuriosas razones que avivan propuestas alevosas que luego
son convertidas en decisiones capciosas. Precisamente, lo necesario para
justificar, por ejemplo, que a falta de dólares, buenas son las mentiras.
VENTANA DE PAPEL
UN PROBLEMA DE ENCHUFADOS
Luego de tenerse noticias confirmadas desde
Washington, acerca del proyecto de Ley sancionado por el Congreso de los
Estados Unidos y apenas este jueves firmado y refrendado por el presidente
Barack Obama, el cual condena la violación de derechos humanos por parte de
funcionarios del gobierno revolucionario venezolano, hubo expresiones de
júbilo. Pero también, hubo manifestaciones de rechazo a su contenido y
orientación.
Sin embargo, lo acordado por el gobierno
norteamericano, no es como muchos pudieran pensarlo a consecuencia del escaso
conocimiento no sólo de lo trascendido. Particularmente, de la normativa
sancionada y del modo anglosajón de entender la justicia. De manera que debería
aclararse que la decisión norteamericana no afecta para nada a Venezuela.
Solamente ha determinado que aquellos funcionarios venezolanos que a juicio de
los criterios que validaron las sanciones correspondientes, suscritas por el
Decreto–Ley aprobado, no podrán ingresar a territorio norteamericano. Es
imposible obviar que el gobierno norteamericano está en pleno derecho de tomar
decisiones ajustadas al concepto de “autodeterminación de los pueblos”, tanto
como a la noción de “soberanía”.
En consecuencia, la ley referida le permite
confiscar cuentas y propiedades a los venezolanos que, desde cenáculos del
régimen, tuvieron un rol en la represión de las manifestaciones políticas
ocurridas en el país a principio de 2014 al violar derechos humanos, libertades
fundamentales y normas democráticas. En lo cierto, quebrantaron preceptos
universales contenidos en la Declaración de los Derechos del Hombre la cual es
ley para todos los países del mundo. A excepción de apenas dos de orientación
comunista. De manera que el miedo de personajes del alto gobierno nacional, es
justificado.
La jurisprudencia internacional habla de
presidentes y adláteres acusados de violación de derechos humanos por lo que
han sido apresados y condenados por tribunales internacionales. Así que toda
esta situación que tiene “de cabeza” a estos gobernantes socialistas, no toca
al país. En lo particular, es un problema de enchufados.
NAVIDADES “EN FRÍO”
En la jerga periodística, la frase “en
caliente” significa el hallazgo de una noticia de manera caldeada o acalorada
en virtud de la inmediatez con la cual hace circular. Generalmente, su
aplicación se estila cuando de medios televisivos se trata. Sin mayor o ninguna
edición. Pero cuando se habla de algo “en frío”, su significado es contrario.
En política suele utilizarse para reflejar
dejadez o indolencia, como producto de una acentuada tozudez de quienes actúan
con precario conocimiento de las consecuencias de medidas adoptadas
sesgadamente. Conductas de este talante, son comunes en épocas donde las
tradiciones son fuentes de exaltaciones populares. La Navidad, por ejemplo, es
una de ellas. Y justamente, en Navidad se destacan gobernantes que sufren el
Complejo de Grinch. Es decir, asumen actitudes que, desde el poder, confabulan
contra la Navidad al complicarla mediante decisiones económicas que dificultan
su disfrute. Así se tiene las secuelas de una inflación cuyos efectos tienen
abatido al pueblo venezolano. O la escasez, producto de políticas económicas
asfixiantes, que ha llegado a más de diecisiete rubros de obligada aportación
en tiempos de Navidad. La inseguridad, reflejo de la insensibilidad con la cual
el régimen se plantea las realidades en el día a día.
Por el susodicho Complejo de Grinch que
padecen los actuales gobernantes, se ha atestado un duro golpe al bolsillo de
las familias venezolanas haciéndole difícil regocijarse alrededor de una
hallaca, la comida que mejor define las Navidades criollas. Comprender cómo el
régimen robó la Navidad a millones de familias venezolanas, es un problema de
enmarañada resolución. Sin embargo, es de sencilla interpretación puesto que no
es tampoco difícil inferir que a estos gobernantes poco les gusta la Navidad. Y
ha venido siendo así desde que el socialismo busca debutar, aunque sin mayores
resultados.
En todo caso, la Navidad 2014, no se perfila
como en otrora cuando con menos ingresos petroleros, los venezolanos podían
regocijarse más y mejor en fechas navideñas. Esta vez, vuelven a verse
congeladas esperanzas de venezolanos que siguen soñando con un despertar en
libertad. Ni siquiera porque la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos
de la Organización de Estados Americanos, OEA, ha solicitado al gobierno
venezolano se pronuncie a favor de las libertades de un número importante de
presos políticos lo cual refleja el Complejo de Grinch toda vez que el carácter
malhumorado, tedioso, corrupto y habilidoso para triquiñuelas, hace que al
régimen no le guste la Navidad. Por esa razón, muchos venezolanos,
tristemente pasarán la presente Navidad
“en frío”.
“Cuando la mentira es inculcada por afán de
poder, el tejido social de una nación se desfigura hasta convertirse en
cómplice del engaño gubernamental y artífice del derrumbe de la moral nacional”
AJMonagas
Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
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