"Si el diablo criticara a Hitler, creo que encontraría unas palabras amables para decírselas en la Cámara de los Comunes". (Churchill)
1. María Corina, Horacio Samper y el
sulfuroso diablo serán los protagonistas de mi columna de hoy. Comenzaré con
Machado y no por atenerme a la sobada fórmula de cortesía conforme a la cual
“las damas primero”. No, para nada. A esta valiente mujer puede aplicarse lo
que David Ben Gurion, el fundador de Israel, dijera de otra mujer, la estupenda
Golda Meir: “es el mejor hombre del gobierno”
El asedio a que ha sido sometida, el despojo
de su diputación y la amenaza de entregarla a los gendarmes, es la usual y
burda maniobra de los autócratas y de los regímenes que se sientan sobre
bayonetas. Se proponían asustarla y con ella a la amplia, diversa, plural
disidencia democrática, cuya mayoría en el país pareciera hoy clara. ¡Pero qué
ciega es la prepotencia de nuestros mandarines!
Con el aburrido ardid del “magnicidio” -¡y
siguen con la misma lata!- intentaron montar una causa en la que envolvieron a
María Corina, Henrique Salas Römer, Diego Arria y Tarre Briceño.
El Padre Tiempo sigue su marcha y no aparece
–ni nunca lo hará- el más leve indicio que los inculpe, pero ahí están:
sometidos a una inicua persecución que a quien daña es a la jauría y no a sus
nobles presas.
2. Se indigna el expresidente Ernesto Samper
por cierta -más bien suave y melancólica crítica- vertida contra el desempeño
de Unasur, órgano creado por la insistencia del presidente Chávez. Por obra de
la fortuna, su dirección ha recaído en los hombros de esta polémica figura del
liberalismo colombiano. Que discrepe, se moleste o polemice es perfectamente
aceptable, siempre que cuando al menos admita que ciertamente Unasur ha estado
muy por debajo de lo que en medio de pífanos y atabales proclamaron sus
fundadores.
Samper nunca se ha solidarizado con los
humillados y asediados disidentes democráticos en parte alguna del continente.
Su silencio ha sido insultante cuando se trata de la oposición venezolana, en
contraste con el clamor de las ONG más solventes del mundo contra la
sistemática violación de los derechos humanos, intensificada por el presidente
Maduro. Las infracciones han sido tan evidentes que se han movido en su contra
las Naciones Unidas, la Unión Europea, las comisiones de DDHH de la OEA y la
ONU y cada vez más ex presidentes latinoamericanos que en nombre de la más
elemental solidaridad humana han venido presionando –hasta ahora sin especial
éxito- por la libertad de presos y la apertura democrática en la atormentada
Venezuela.
Samper, cuya propia gestión presidencial
suscitó una tolvanera condenatoria, no ve, no oye, no habla de estos temas
crudos y obligantes, pero reacciona como vestal ofendida cuando a alguien se le
ocurre rozar suavemente la piel del órgano que actualmente dirige. Diríase que
quizá por eso está en el cargo
3. La frase de Churchill, que me permití
colocar al inicio, muestra la calidad de humorista y de político del antiguo
premier británico. Para este brillante líder democrático (sobre todo durante la
2da guerra mundial) la política es el factor dirigente tanto en la guerra como
en la paz. La derrota del eje nazi-fascista se debió más a la estupenda unidad
de los aliados que a la superioridad de sus armas, y esa unidad pudo forjarse
con éxito por la tenacidad política de Roosevelt, Churchill, Stalin y -¿por qué
no?- De Gaulle
En Venezuela tuvimos en Gonzalo Barrios, un
político muy parecido a Churchill, en su manera de ponderar las decisiones
políticas. Cuando a fines de la década de los 60, se le preguntó si él estaría
dispuesto a reunirse con los guerrilleros del Partido Comunista (el de Pompeyo
Márquez, por supuesto) y del MIR, para entonces dirigido por Moleiro, Pérez
Marcano y quien esto escribe, respondió con el estupendo sentido del humor que
solo podía esperarse de él:
•Yo estoy dispuesto a reunirme hasta con el
diablo para resolver la paz… peso eso sí, siempre que se trate de un diablo
serio
Que Churchill dirigiera amabilidades al
tenebroso caudillo infernal y que Barrios estuviera dispuesto a reunirse en
alguno de los círculos dantescos, solo puede explicarse por la enorme
importancia del objetivo buscado. Pero es sobretodo un homenaje al significado
de la Política –arte y ciencia, la definía el gran Maquiavelo- y su fundamental
influencia en el desarrollo civilizado de la Humanidad. En Venezuela también
abundan sus bienintencionados enemigos. Consideran que cualquier reunión con el
diablo, independientemente de su agenda, es por naturaleza inmoral, aunque sea
Mefistófeles el que se encuentre contra las cuerdas y desee hacer concesiones
fundamentales a ver si no lo pierde todo, eventualidad por cierto que nadie le
garantizaría. Pero en fin, de todo hay en la viña del Señor.
Si la Convergencia chilena no construye la
unidad en la pluralidad contra Pinochet, quién podría calcular el saldo
adicional de muertos y torturados
Porque los partidos de la Junta Patriótica
depusieron sus odios a la suprema tarea de recuperar la democracia, el 23 de
enero fue una fiesta patria.
Porque Roosevelt y Churchill se aliaron con
el diablo Stalin para derrotar al diablo Hitler -imparable sin oposición unida-
la destrucción humana y el Holocausto judío habrían sido incontables.
Y ustedes, admirados líderes actuales del
liderazgo democrático venezolano, si no se meten estas evidencias en la sesera
tal vez desaprovechen el regalo que la desmoralizada acera opuesta les está
haciendo.
Americo Martin
amermart@yahoo.com
@AmericoMartin
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