AMÉRICO GOLLO CHÁVEZ |
Amado Niño, confieso que este año he tenido
muchas angustias y padecido de eso que nadie sabe qué es, pero que, una vez que se posee, causa infartos, accidentes cerebro vasculares,
(ACV) cáncer de estómago, histeria,
divorcios, rupturas, adulterios, repulsión a las cadenas de tv y radio,
desgarramientos, despechos, impotencia, miedo y mas que todo eso que, en una
palabra, llaman stress.
La cosa es muy compleja, porque tampoco se sabe a
ciencia de verdad, si el tal stress es causa o efecto de lo incompleto señalado
arriba. En esta ambigüedad, y a pesar de ella, si los expertos en esas cosas de
la cabeza, la razón, el alma, el estómago, la conducta, etc.… de esta era,
pudiesen ir a tu encuentro, cuando vieran a María, tu mamá, la esposa de tu padrastro José, le dirían que ella padeció de stress y
que siempre vivió en él, con él o de él, quién sabe, pues, tú, como todos los
niños inexorablemente provocan stress, aun “sin que lo sepan, pero lo hacen”. Valgámonos de algunos ejemplos, me imagino al
buen José, en estos días de esta
era, tu padrastro, buscándote jabón,
cremas, agua limpia, desesperado tras el atamel y agua de coco para soportar la chicungunya,
toallas sanitarias para tu esposa, pañales para ti, y qué cosa, no hay, y
cuánta inversión de sabiduría máxima de
tu esmerado padre, es un decir, José, en
las colas inmensas para ir tras las búsquedas de las comidas del racionamiento en Mercal y
como todo lo que busca encuentra que no hay, y sin embargo no proferir
maldición alguna, a pesar de la justa ira. Y
si a María no le alcanza la leche o la afecta una mastitis, se vería
amenazada tu vida, pues la única leche
que encontraría, en abundancia, es la mala leche. Te puse esos ejemplos
sencillos, elementales, propios para tu
edad, y tu edad es la de ser escéptico, como incrédulos son todos los niños.
Allá
quizá no había de esas
necesidades que ha ayudado a crear la ciencia, la higiene la tecnología y el mercado, pero
allá tenías, seguro estoy en cualquier
circunstancia o condición, cómo resolver
tus normales problemas de orina, de excretas y otras heces, y podría
José buscar lo que era necesario
sin temor alguno, pues, seguro estaba él, su familia, el vecindario y
todos, de regresar a casa, sin otro riesgo que algún chaparrón sobrevenido o alguna moza apuesta que se
interesase por la carpintería, pretexto para saber como andaban sus relaciones
con María, tan viejo él y ella una
floreciente moza de caderas sublimes por inhiestas, robustas, exultantes,
perfectas y qué podría esperar de su sabiduría; un carpintero bueno es sabio en
gustos e intimidades de su exquisita clientela, mejor que los barberos o los
cosechadores de uvas más sabios en mujeres que en vinos. Quien sabe como era tu
era, pero quizá ya desde Sara, tus ascendientes sabían resolver estos problemas
y no se si también te hicieron la
circuncisión, pero sería una prueba, que por siempre se lleva, de cómo, si se
prevé, se puede resolver y superar
problemas.
Pero, por ser Tú Niño tan precoz, tan sabio que, apenas pudiste escapar y andar solo, te atreviste a desenmascarar a
los sacerdotes del templo que sabios controlaban del tiempo la verdad,
escondiéndola en las argucias armadas
en falacias perfectas,
mentiras de irrefutable lógica vestidas su apariencia, me voy a permitir
rogarte, como siempre, que no vengas o si vienes me permitiré algunas
sugerencias, que verás mas adelante. De
ti me complace que jamás recurrieras a consejeros, estos siempre obligan a sus
víctimas, a su aconsejados quise decir, a actuar en sumisa obediencia y a buen
precio cobran sus consejos o truecan en
especies, en combates de amor, sus
turbios empeños. Intento, por todo ello, dialogar contigo y si del diálogo nada
consigo por no ser convincente, al menos si vienes llegues bien prevenido y no me quede el remordimiento
de no habértelo dicho.
Tú no
tuviste posibilidad de conocer a Herodes el Grande, tampoco yo, pero hay cosas del tiempo que se repiten con
rostros diferentes, alguien lo dijo
bien, si la historia se repite lo hace, una vez, como comedia, la otra, como
tragedia, bueno, no!, lo dijo al revés,
pero con lo cual aprovecho para devolver
la pedrada que Marx dio a Hegel, en
intento de enderezarlo y yo en intento de enderezar a Marx. Pero, bueno, no
hagas caso de esa cita, suele uno ajustarla a sus intereses, como hace mi
psicoterapeuta que descubre mis cosas, mis fechorías y amores ocultos
en mi inconsciente según en vino
alcanza la verdad su
libertad. Y, me convence, la única
posibilidad de cura, afirma, es saber lo
qué eres y eso se logra si se descubre lo que
celoso se oculta muy adentro. Guardo una de sus lecciones, me sentenció:
“si necesitas saber quien soy búscame en el inconsciente, allí soy quien soy y alcanzarás descubrir mis utopías,
ficciones, sueños, fracasos, temores, mis amores”. Creo oportuno repetirlo, porque si hubieses conocido a mi terapeuta te habría advertido que ese empeño tuyo, al devenir en adulto, de
salvar al hombre era tiempo perdido.
Obviemos esto, dejaremos ese tema para la Semana Santa, cuando tu amor se yergue contra la infamia, el
terror, las miseria del poder y mueres en la cruz por tal atrevimiento.
Pero,
por testimonios, se sabe que este Herodes, El Grande, se ganó el apoyo y dinero y poder y armas de
los romanos y hasta lo hicieron rey de Judea y de otros pueblos, mis amigos
judíos deben corregir mis inexactitudes, mis yerros, que pudieran surgir
de mi respeto a Flavio Josefo, a pesar
de ser embustero compulsivo tal dice de
él un respetable crítico y de un bello programa de la BBC de Londres, por
quienes supe que: “Ni una hoja se movía
en Judea sin que él se enterara; a punta de astucia –o de una espada afilada –
ascendió de procurador a rey de Judea. Acosó a sus rivales y enfrió a todos los
que pudo; confiscó sus bienes, nombró los sumos sacerdotes que se le antojó,
formó un ejército de mercenarios, creó uno de los estados policíacos más
eficientes de la historia y torturaba horriblemente a sus opositores. Solo
pronunciar su nombre hacía que la gente se orinara: Herodes El Grande, Rey de
los Judíos”. Eso hizo y cosas peores fueron echas, sin embargo se le recuerda
también por su obra de grandes proporciones,
construcciones, imperecederas muchas de ellas y resolvió el más grave de
todos los problemas, el hambre y, no se si es verdad, dizque empezó a
reconstruir el templo de Salomón.
Pero como de historias se trata, yo vivo en
el mismo planeta a miles de kilómetros y años de tu tierra, por estos lares, no
creo exagerar vivió un Herodes que las
hazañas de Herodes, El Grande, su
gobierno emuló, superó, perfeccionó su crueldad, mas en lugar de ser
beneficiado de los emperadores quienes le
concedieron poder, capital, lecciones, fue él quien compró tales dones y por siempre obligados quedamos sus súbditos a honrar
el compromiso, simple, sencillo, inequívoco: dar de comer a la
insaciable hiena y obediencia al tirano supremo. Mira bien lo que digo y si te
asomas, verás la verdad de cuanto afirmo. No creas que yo exagero. En estos tiempos, aquí donde yo no se
exactamente si vivo, pues nadie vive de terror sometido, el régimen ha institucionalizado el crimen, se ha despachado el derecho a la
vida, se ha enterrado la libertad y los sueños se han hecho pesadillas. Al
conocimiento, al arte, la creación y la recreación no solo se persigue sino que
se sustituyen por el coro oficial al que ombligado estamos a escuchar y ver,
asumir, porque el régimen, cree a pie juntillas y a cabeza hueca que “una
mentira mil veces repetida se convierte en verdad”. (Discúlpame la manida cita,
pero así me evito el riesgo por
llamarlos nazi de manera directa, siendo verdad verdadera que eso son. No descansan ni cesan de mentir mil veces en cadena de TV y Radio y
todo, difamando, calumniando llamándonos fascista, asesinos, ladrones, a todos
los demás, creyendo a ciegas en las reglas del Goebells). Aquí está prohibido lo que dirás mas tarde,
dar al cesar lo que es del cesar y a dios lo que es de dios. Aquí, en este instante y hace ya muchos años
y no se si vendrán muchos más, todo es
del césar, inclusive dios. El césar éste es comandante de todos los
tiempos incluida la eternidad y es
supremo, por encima de todos los supremos. Por aquí, pues, no es recomendable
que vengas y por allá por tus tierras de
tu nacimiento no se te vaya a ocurrir dar un pinino. Ni siquiera
intentes asomar la nariz. Tú recuerdas la degollina de los niños, de la cual, con algunas
exageraciones según hablan las probabilidades, pudiste haber perdido la cabeza,
pero, aquí y por allá en estos tiempos peores que en tu era, en tus tierras
“originarias” y en estas mías podan, masacran radicalmente a niños, jóvenes,
ancianos, sin mirar diferencias.
Pero no todo es tan malo por el planeta. Tú
no tuviste problemas de contaminación y del calentamiento global y mas de esas
cosas que verdades pueden ser de las cuales conversan los científicos, sin ser
escuchados con la atención debida o, peor, no se toman en serio sus
reflexiones y recomendaciones. Pero, hay cosas buenas. Hay un señor especial
que se llama Francisco, es el Papa de estos tiempos y de
muchos más de los que vendrán. Es
argentino, mas aparecido a Borges, muy lejos de Maradona y como casi todos ellos,
italianos. Ah! Pero es papa argentino y eso pudiera servirle de estimulo
para ser el más grande de los Papas de todos lo tiempos. A Él se le ha ocurrido continuar a Juan XXIII
y Ratzinger tras la verdad, para sanear
tu iglesia, cuyos vicios, creo,
empezaron con Pedro, por embustero y la mentira es el tobogán para el infierno (Ratzinger). No cree
del tango de Discépolo que el mundo fue y será una porquería, más bien asegura que no
siempre fue así ni tendrá necesariamente que ser por
siempre así. De modo que con los más severos castigos ha condenado a
curas, obispos por pederastas, soberbios, derrochadores, cómplices
beneficiarios del poder y otras abominables aberraciones. Cree que los curas, obispos y demás seres de
ellos, las monjas incluso, deben salir a dialogar sobre la paz, la verdad, la
justicia con todos sin dejar a nadie fuera. Se parece a ti cuando predicabas ya
adulto, poquitos años antes de que te asesinaran. Prevénselo para que no le
pase lo mismo.
Pero y esto es un punto y aparte, Francisco, Pancho, cree que la verdad nos hace libres y
conoce que la verdad no se puede
ocultar, porque es pecado y que es abominable esconder y salvaguardar al
pecador. Anda con él y sigue con él jugando por amor, por consciencia a
conseguir la paz que sólo es posible si vive en ella la libertad y si
la justicia es su puerta de entrada, según dice Marienbad Belugheilig y
yo repito. Ve con el Papa y visitas a Premier de Canadá (disculpa mi ignorancia, no conozco su rango
ni su nombre) para que juntos dispongan una mesa y cenen Tú, el Papa,
ese Señor de Canadá, Obama y Raúl. Me placería que Simón, mi hijo, Gerardo mi
yerno, piano y violín, estuvieran allí,
con el resto de todos mis hijos y canten Noche de Paz.
Yo bebería desde muy lejos un vino con ella que no se aún quien es, de
quien y con quien anda, sí lo se mas no lo digo, pues si nada se sabe, sabes
todo, y escucharíamos de Haendel el Mesías y muchos villancicos, claro si los
herodianos o herodofilicos no hacen cadenas para blasfemar del parto de María,
tu mamá.
Americo
Dario Gollo Chávez
americod@gmail.com
@americogollo
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