Ubicando
algunas pistas
PEDRO R GARCÍA |
Respecto
a la Ideología: Adam Smith, John Locke y el darwinismo social)
Marx
entiende la ideología de un modo tan amplio que acaba identificando ideología
con cultura (el derecho, la política, la religión, el arte, la filosofía, y
hasta la misma ciencia). Las ideologías describen al hombre y su situación en
el mundo y la sociedad de un modo deformado y falso. Esa deformación es
utilizada por la clase dominante para mantenerse en su situación de dominio.
Ejemplos claros ejemplos de ideología son: a) la teoría económica de Adam Smith
según la cual el progreso económico depende de la no intervención del Estado
(la mano invisible) y la competitividad totalmente libre de los empresarios, b)
la teoría de Locke según en la cual el derecho a la propiedad está incluido en
el estado de naturaleza, c) El darwinismo social de Spencer según la situación
natural del hombre es la lucha a muerte por la supervivencia donde debe
subsistir arriba el más fuerte.
Con
Proudhon:
No
es posible que surja un cambio social si antes no han madurado las fuerzas
productivas materiales. Esta es la crítica al socialismo utópico de Proudhon.
No vale con imaginar utopías o mundos felices porque el cambio social depende
de leyes científicas ajenas a las voluntades individuales. El capitalismo es un
momento necesario para el tránsito al socialismo puesto que sólo el capitalismo
puede llevarnos hasta ese desarrollo de las fuerzas productivas que hace
posible el socialismo.
Con
Bakunin y el anarquismo:
La
diferencia fundamental entre el anarquismo de Bakunin y el marxismo es el
rechazo de Bakunin a cualquier tipo de gobierno o autoridad, incluida la
dictadura del proletariado propuesta por Marx. Para Bakunin la sociedad debería
organizarse en pequeñas federaciones de productores y consumidores donde cada
cual recibiría un salario según su trabajo. En el V Congreso de la Asociación
Internacional de Trabajadores (AIT) se produjo la expulsión de los anarquistas
por sus diferencias con el marxismo.
Diferencias
entre el pensamiento de Marx con Freud y Nietzsche:
Se
suele incluir al materialismo histórico para comprender la conducta o los
pensamientos de un individuo o una sociedad hay que atender no a la explicación
que ese individuo o sociedad tienen de sí mismos. Hay que buscar las razones en
un nivel más profundo que para Freud era de naturaleza sexual, para Marx de
naturaleza económica y para Nietzsche de tipo biológico. Así, según Freud
explica en el caso Dora una tos
persistente se puede deber no a causas físicas sino a la necesidad de la niña
de llamar la atención del padre, según desde Marx los motivos de la reciente
guerra de Irak no habrían sido expandir la libertad y la democracia sino el
control de las reservas de petróleo y según Nietzsche la moral cristiana no es
la consumación de los más altos valores de la humanidad sino, al contrario, el
producto de la humanidad más débil.
Diferencias
del pensamiento de Marx con Nietzsche:
La
crítica a la religión cristiana.
Tanto
en Nietzsche como en Marx la religión aparece como un consuelo para débiles,
como una distracción respecto a los verdaderos problemas del aquí y ahora.
La
crítica a la moral cristiana
Es
común a Marx y Nietzsche. Para Marx la moral cristiana es un instrumento de
opresión de la clase dominante sobre la clase oprimida y para Nietzsche, al
contrario, el instrumento de los débiles para embaucar a los fuertes.
Para
Nietzsche existe una desigualdad natural entre los hombres que convierte a unos
en señores y a otros en esclavos. Marx diría que esta división entre moral de
esclavos y de señores no es más que una forma de ideología para justificar el
dominio de las clases superiores.
Diferencias
del pensamiento de Marx con el Surrealismo:
El
surrealismo es el movimiento artístico y literario surgido en París en los años
20. Perseguía tanto la liberación del inconsciente (Freud) como la destrucción
de la sociedad burguesa (Marx). Su líder, Adré Bretón, se afiliaría al Partido
Comunista en 1925. En 1936 expulsó a Dalí del movimiento surrealista por sus
tendencias fascistas.
Diferencias
del pensamiento de Marx con la Escuela de Frankfurt:
Tuvo
su origen en el Instituto de Investigación Social creado en 1923 con el
objetivo de realizar una crítica de la sociedad contemporánea. En ella
influyeron Hegel, Marx y también Freud. Sus principales representantes fueron
Max Horkheimer, Theodor Adorno y su obra más conocida la Dialéctica de la
Ilustración. Aunque no se habían cumplido las previsiones de Marx (la
destrucción del capitalismo y la revolución del proletariado) seguían vigentes
sus críticas a la alienación en las sociedades tanto capitalistas como
comunistas. Era evidente que en la Unión Soviética lo que había empezado como
una revolución proletaria se había transformado en un estado totalitario. Sin
embargo, tampoco el capitalismo consiguió una sociedad libre de alienación. En
las sociedades democráticas la alienación ha tomado nuevas formas: los seres
humanos se han confiado totalmente a la razón instrumental (tecnológica y
burocrática) y han dejado de lado la razón práctica (la capacidad para marcarse
fines), los medios de comunicación de masas han transformado la democracia en
un ejercicio de manipulación de mentes y voluntades…
Adorno
propuso un nuevo método: la dialéctica negativa. Según esta pensar que es
posible la síntesis o conciliación final de contrarios sólo lleva a ideologías
totalitarias. La dialéctica se transforma en una herramienta fundamentalmente
crítica y no legitimadora de un supuesto fin de la historia.
Diferencias
del pensamiento de Marx con la Internacional Situacionista:
La
Internacional Situacionista fue un movimiento artístico, filosófico y político
que perseguía la transformación de la sociedad capitalista. Se fundó en 1957 y
se autodisolvió en 1972. Inspiró en gran medida la rebelión social de mayo del
68. Sus ideas aparecen recogidas principalmente en la obra de dos autores, Guy
Debord y Raoul Vaneigem. El situacionismo no sólo es un análisis teórico de las
sociedades capitalistas sino también un movimiento eminentemente práctico y
político que busca terminar con la injusticia y la alienación. La sociedad
capitalista es definida como organización de espectáculos, es decir, una
sociedad en la que los sujetos ni experimentan la vida real ni tienen
posibilidad de participar en la construcción del mundo en el que viven. Este
diagnóstico era válido hace cincuenta años y lo sigue siendo actualmente: no vivimos
en el mundo real sino en el imaginario que construyen los medios de
comunicación de masas, especialmente la televisión y el Internet, mucho más que
ciudadanos nos define el papel extraviado del consumidor. Pero mientras que en
1968 todavía era posible el optimismo respecto a la transformación de la
sociedad, hoy día el pesimismo posmoderno es la moda. Los situacionistas creían
verdaderamente que el progreso tecnológico había llegado a un límite que hacía
posible abolir el trabajo e instaurar un ocio no mercantilizado, liberar la
imaginación y la creatividad…
Los
orígenes del pensamiento de la Internacional Situacionista hay que situarlos en
el marxismo y en las corrientes artísticas de vanguardia, dadaísmo y
surrealismo. Al igual que Marx el situacionismo busca la abolición de la
sociedad de clases y la alienación generalizada que conlleva. Sin embargo, los
situacionistas desconfiaban del marxismo ortodoxo pues consideraban que no se
puede "seguir combatiendo la alienación por medio de formas de lucha
alienadas.". Es decir, el sacrificio del deseo, la imaginación y la
creatividad en favor la disciplina de partido no podía ser el camino para
liberar a los individuos de la alienación capitalista.
El
situacionismo sustituye esta disciplina por la unión de arte y vida que
buscaban dadaísmo y surrealismo. Debord, por ejemplo, proponía la subversión
mediante la derive. Esta consistía en la recreación lúdica de los espacios
urbanos más allá de la función para la que fueron diseñados. Bretón había
sugerido reemplazar las torres de Notre-Dame por "unas enormes vinagreras
de cristal, con una de las botellas llena de sangre, y la otra, de
esperma". Los situacionistas, por su parte, ofrecieron cuatro soluciones a
la existencia de iglesias: Debord quería destruirlas, Wolman vaciarlas de
sentido religioso, Fillon reservarlas como lugares para experimentar terror y
Bernstein proponía dejar que se convirtieran en ruinas.
Con
Vaneigem:
También
se distanciaba del marxismo al declarar: "Los que hablan sobre revolución
y lucha de clases sin referirse explícitamente a la vida cotidiana, sin
entender lo que el amor tiene de subversivo y lo que el rechazo de las
restricciones tiene de positivo, tienen un cadáver en la boca". Para
Vaneigem las bazas de la revolución habrán de ser el juego, el amor y la
creatividad. Prohibido trabajar: el único trabajo que perfecciona al hombre es
el que se confunde con la actividad lúdica.
¿Que
significa hoy ser marxista?
Hay
que recalcar que Marx estudió profundamente la Teología y sacó del Antiguo
Testamento su Teoría de la Alienación, que como bien lo sabe, quien tenga
conocimientos mínimos de nociones de la filosofía.
De
la misma manera hay que asentar que Marx fue el pensador más importante frente
al Capitalismo y que mientras exista este sistema, es imposible evadir a Marx,
particularmente a partir de la actual crisis económica que se inició desde 1989
y cuya explicación solo puede encontrarse en Marx y sus escritos. Muchos
intelectuales importantes han apoyado por así decirlo, a título póstumo el
marxismo: pensemos en Spectres de Marx de Derrida y el irrealizado Grandeur de
Marx de Deleuze, junto con otros testigos contemporáneos de la crisis mundial
(“ahora todos somos socialistas”).
Y
qué significaría hoy ¿"ser marxista"? El lector anglo-estadounidense
bien puede preguntarse cómo se relacionan los alemanes en general con su gran
clásico nacional, cuando se rumorea la aparición de cientos de grupos de
lectura de El capital bajo los auspicios del ala estudiantil del Linkspartei.
Todas estas obras se basan en la historia; y de pocos países puede decirse que
han vivido una historia tan variada como Alemania. La obra de Balzac habría
sido imposible sin la extraordinaria variedad de experiencia histórica con la
que se encontraron los franceses, desde la Revolución hasta el Imperio mundial,
desde la ocupación extranjera hasta la reconstrucción económica, y sin excluir
el sufrimiento y el fracaso indecible junto con los crímenes y las atrocidades
de la guerra.
La
magnífica fórmula de Deleuze “un Marx afeitado, un Hegel barbudo” no le sería
ajena, porque sugiere incansable nuevas remodificaciones del patrimonio
estereotípico en los términos que considera adecuados: la reconstrucción futura
de la experiencia, los afectos obligatorios y el conocimiento con nuevas
maneras de unirse.
Es
un futuro que exige la constitución de una antigüedad adecuada a él. ¿Pero no
es simplemente esta “antigüedad ideológica2” otro modo de decir que Marx está
desfasado, y el marxismo con él?
Pero
uno recuerda nebulosamente los propios sentimientos de Marx hacia la
Antigüedad: Prometeo y la teoría aristotélica del valor, Epicuro y los
pensamientos de Hegel acerca de Homero. Y está también la cuestión con la que
empieza la gran introducción del borrador de los Grundrisse en 1857: “la
dificultad no radica en entender que el arte y la poesía épica griegos están
ligados a ciertas formas de desarrollo social. La dificultad es que todavía nos
proporcionan placer estético y están considerados en ciertos aspectos un patrón
y un modelo inalcanzables”. Marx era todo menos nostálgico, y entendía que la
polis era una formación social limitada y por lo tanto contradictoria, a la que
uno difícilmente podía volver; y también que cualquier socialismo futuro sería
mucho más complejo que el propio capitalismo, como en una ocasión observó
Raymond Williams.
Porque
el concepto de Antigüedad tal vez tenga la función de situarnos en una nueva
relación con la tradición marxiana y con el propio Marx. Quien no es ni actual
ni diferenciado: es un clásico , y toda la tradición marxista y comunista, de
duración más o menos igual a la edad de oro ateniense, es precisamente esa edad
de oro de la izquierda, a la que se volverá una y otra vez con los resultados
más apabullantes y fanáticos, productivos y contradictorios. Algo así es lo que
puede decirse que intenta “Peter Weiss en La estética de la resistencia”,
(Hondarribia, Hiru, 1999).
Y
si se objeta que sería una abominación exaltar una época que incluyó las
ejecuciones estalinistas y la muerte por inanición de millones de campesinos,
también sería adecuado recordar la sangrienta historia griega: la eterna
vergüenza de Megara, por no hablar de las desgracias no menos abominables de la
propia sociedad esclavista. Grecia era tanto Esparta como Atenas, tanto Sicilia
como Maratón; y la Unión Soviética fue también el toque de difuntos del nazismo
y el primer Spútnik; la República Popular China el despertar de incontables
millones de nuevos sujetos históricos. La categoría de la Antigüedad clásica
tal vez no sea el marco menos productivo en el que una izquierda planetaria
reinvente para sí misma un pasado estimulante.
Bibliografía
Emancipación
frustrada. Sobre el concepto de historia en Marx. Madrid: Biblioteca Nueva,
2004.
Javier
Echegoyen Olleta: Historia de la filosofía. Vocabulario y ejercicios. Madrid:
Edinumen, 1995.
Isaiah
Berlín: Karl Marx. Madrid: Alianza, 2000.
Slavoj
Žižek: Repetir Lenin. Madrid: Akal, 2004.
Sadie
Plant: El gesto más radical. La internacional situacionista en una época
posmoderna. Madrid: Errata naturae, 2008.
Pedro
R. Garcia M.
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