PEDRO CORZO |
Evo
Morales, el presidente boliviano, es agradecido, ha reconocido públicamente que su acceso y
continuidad en el poder, al que llegó en el 2005, es consecuencia de la
asistencia de todo tipo que el desaparecido Hugo Chávez y el tristemente
presente Fidel Castro, le prestaron.
Chávez
y Castro le facilitaron a Morales los recursos materiales y logísticos que
necesitaba para desestabilizar el país, y convertirse en una alternativa de
poder, porque de no ser por estos dos autócratas, el líder cocalero no hubiera pasado de ser un
agitador de oficio que recurría a la violencia extrema para imponer su voluntad
e incrementar su influencia, pero sin
posibilidades de ganar unos comicios presidenciales.
Morales
aunque vista de civil y pretenda aparentar ser un humilde indígena, no es menos
cruento y abusivo que sus pares de uniforme que le precedieron, al
extremo, que es el gobernante que por
más tiempo ha dirigido el país.
El
primer gobierno de Morales debía concluir en el 2010, pero la adopción de una
nueva constitución, las conocidas maniobras refundacionales de los patricios de
la Alianza Bolivariana de las Américas,
le permitió postularse en el 2009, cuando llevaban tres años en la
presidencia, por lo que extendió su mandato hasta el 2015.
Con
este reciente triunfo electoral Evo Morales como su vice Alvaro García
Linera, podrán gobernar hasta el 2020,
pero conociendo las ambiciones de poder de ambos, es de esperar qué en unos meses inicien una campaña para
reformar la constitución, y aspirar a un
cuarto mandato o tal vez, indefinidamente, cómo ha planteado Rafael Correa,
otro déspota del ALBA.
En
el 2013 el Índice de Desarrollo Democráticos
que producen la fundación Konrad Adenauer y la consultora argentina
Polilat, señaló que Bolivia es un país con bajo desarrollo democrático,
inclusive apunta que está por debajo de su mejor marca obtenida en año 2002.
El
documento reseña que la Ley 045 de Lucha contra el Racismo y Toda Forma de
Discriminación, fue utilizada para batallas legales entre oficialistas y opositores,
como también contra los medios de comunicación.
Sobre
la situación de la prensa y los periodistas en Bolivia se han manifestado la
Sociedad Interamericana de Prensa, Reporteros sin Fronteras, Periodismo sin
Fronteras y el Comité de Protección a los Periodistas.
La
corrupción es otra lacra presente en el oficialista Movimientos al Socialismo,
lacra que también se muestra en todas las instancias del gobierno de Morales.
Los
periodistas Humberto Vacaflor y
Marianela Montenegro, solo unos ejemplos porque hay numerosas revelaciones al
respecto, han confirmado las denuncias
de legisladores de la oposición de la
corrupción, tráfico de influencia y
perjuicios económicos al estado boliviano, de los que hacen responsables
al presidente Evo Morales y su vicepresidente García Linera, así como sus
colaboradores más cercanos.
Los
periodista plantean que las denuncias de
corrupción van desde sobreprecios en construcción de carreteras a la
construcción ilícita de más de 8 condominios en la central ciudad boliviana de
Cochabamba.
Bolivia
expulsó a la Administración Antidrogas de Estados Unidos, DEA, 2008, y en un
reciente informe Washington refería que
Venezuela y Bolivia, junto a Birmania,
son los países que no cumplieron con sus compromisos contra el tráfico y
la producción internacional de drogas en los últimos doce meses.
Según
una oficina de Naciones Unidas, Bolivia tiene un excedente de cultivo de 19 mil
hectáreas, y un estudio hecho por la
Unión Europea, estableció que el país solo requiere cultivar 14.705 hectáreas
de coca para masticado y uso medicinal.
El
gobierno de Morales tiene a su haber numerosos asesinatos, después de haberse
comprometido a gobernar sin muertos. Uno de los más destacados fue la masacre
de El Porvenir, Pando, donde perdieron la vida 13 personas y cincuenta fueron
heridas de bala.
El
afán continuista tiene mucho que ver con la adicción al poder, pero también es
un asunto de sobrevivencia. Gobernar garantiza la impunidad por los abusos
cometidos, amen, que también permite continuar disfrutando de los bienes del
estado y las ventajas que el poder permite.
Morales
controla las frágiles instituciones de su país, tal y como hacen sus pares de
Nicaragua, Ecuador y Venezuela, condición que hizo posible que el Tribunal
Constitucional decidiera que esta nueva postulación era la segunda y no la
tercera como fue en realidad.
A
esta situación hay que sumar la política clientelar o de favores del gobierno
hacia los electores, una constante campaña de intimidación contra el votante,
junto a amenazas y represalias contra posibles candidatos contrarios al gobierno.
La
victoria de Evo Morales y el modelo que patrocina, no es una sorpresa, el
control de la maquinaria electoral y de todos los poderes del estado, es una garantía que solo puede revocar el
pueblo boliviano cuando asuma definitivamente el control de su destino.
Pedro
Corzo
pedroc1943@msn.com
@PedroCorzo43
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