No sólo bronca y pena, los sentimientos son muchos, todos
negativos. El 13/N fue un fracaso más, un fracaso nuestro, de los ciudadanos
argentinos, recibidos con medalla de oro de resignados, cómodos e indiferentes.
Quisiera hacer una lista de todos los adjetivos descalificativos
que me han escrito sobre nosotros, los argentinos, otros argentinos que sí
fueron a la “marchita”, y de los que me dieron explicaciones válidas de porque
no pudieron ir. Pero llevaría mucho tiempo y no sé si aportaría algo.
Es evidente que como sociedad estamos enfermos y de algo muy
grave. No sirve echarle la culpa al peronismo, que tiene su gran cuota parte de
responsabilidad en lo que nos pasa; ni sirve echársela a los radicales que no
saben gobernar o a los militares y sus pasados golpes de estado.
Todos ellos, PJ, UCR, y militares fueron y son argentinos, la
mayoría hijos de padres argentinos, educados en escuelas argentinas y con los
signos distintivos de los argentinos. No los han enviado ni la CIA, ni ISIS, ni
los restos de la KGB o como sostienen algunos trasnochados, una conspiración internacional sionista masónica.
No, somos nosotros: los argentinos.
Los que protestamos contra la mugre de la ciudad y tiramos papeles
que nos sobran a la calle y bolsas de plástico que sabemos van a tapar las
alcantarillas; pegamos chicles debajo de las mesas y las sillas, rayamos las
paredes de los ascensores, escribimos con aerosol los muros y nos robamos los
bronces de las estatuas, somos nosotros, los argentinos.
Los que protestamos haciendo catarsis por las redes sociales y nos
peleamos fieramente…, escudados en las computadores, con los cancerberos K en
todos los foros; los que nos indignamos con los actos anticonstitucionales de
este gobierno…, desde el sillón más cómodo de la casa y le gritamos a la TV
nuestra bronca, vaso en mano, somos nosotros, los valientes ciudadanos
argentinos. Obvio, hay excepciones.
Los que despotricamos contra los K en las reuniones sociales, después de asegurarnos que no hay gente de La Cámpora en las cercanías, somos nosotros, los arriesgados ciudadanos argentinos. Campeones a la hora de inventarnos explicaciones para no hacer lo que debemos hacer.
Hay que aceptarlo aunque duela, somos cobardes, haraganes, fáciles
de palabra y remolones para la acción. La moral en los actos públicos la
desconocemos, y nuestro peor defecto es moral, es soportar mansamente, con
indiferencia, como si les pasara a otros, hechos deliberadamente inmorales en
contra de la República. Que es la “cosa” pública, la de todos.
Explicaciones varias: “las marchas no sirven para nada”. No es
cierto, la opinión pública es poderosa. Así se paró la reelección indefinida en
las provincias que no la tenían, con el obispo Pigna en Misiones. El 8/N paró
la re-re; los abrazos a Tribunales pararon el Código Penal y repusieron al
fiscal Campagnoli.
La opinión pública es un tsunami imposible de parar, y lo sabemos. La pregunta es por qué no la usamos. Sobre todo con un gobierno derivado del PJ, que desde hace años es dueño de la calle. Y nosotros nos adueñamos de la calle en defensa del campo. Y ayer no fuimos capaces de recuperarla. ¡Qué verguenza! Pudimos y no lo hicimos.
Más explicaciones para lo que no las tiene. “Los medios no
apoyaron”. ¿Y cuál es la razón por la cual los medios deban apoyar algo que los
ciudadanos no gritan desde las redes sociales? ¿O creen que la llamada
“primavera árabe” (olvídese del mal resultado final) que derrocó largas y
penosas tiranías fueron fogoneadas por los medios en manos de los gobiernos?
¿Quiénes de nosotros se pasaron noches invitando a la imperiosa marcha dl 13/N?
Más deliradas explicaciones: “hay que hacer una revolución”, ¿con los boy scouts? “Hay que echarlos a patadas”, ¿con qué botas? “Usemos bombas molotov”, sin comentarios. Todo lo que se pedía era salir a la calle, demostrarles que es nuestra, de la sufrida clase media que mantiene un estado dispendioso y corrupto, con su trabajo y sus impuestos. Sólo eso. Pero no fue.
La solución no la tiene el gobierno, que considerando lo de ayer, se explica el 54% de los votos, y no importan cuantas personas votaron, importa que el 2° candidato obtuvo el 17% del mismo número de votantes. La solución no la tiene el PJ unido detrás de Scioli o de Massa o del que sea. La solución no la tiene Macri y su PRO y su gestión. La solución no la tiene el rejunte de UNEN por más buena voluntad que pongan. La solución somos nosotros.
Porque nosotros somos el problema. Pero así, como venimos,
criticando sin hacer, insultando…, desde las redes sociales, así, no va. Así,
no tiene remedio, porque nosotros no le queremos poner remedio. Quien le dice
que si nos ponemos a pensar en serio, esta situación de “pobrecitos, que
desgracia, qué mal gobierno tienen”, nos
es cómoda y nos evita tomar decisiones que no siempre son fáciles.
La libertad exige responsabilidad. Cumplir la Constitución nos obliga a asumir esas responsabilidades. A lo peor, eso nos asusta. Después del malogrado 13/N, me animo a pensar que los argentinos no queremos ser ciudadanos. Lo pienso con mucha bronca. Con mucha pena.
P.D.: Si no fue ayer, y fuimos muy pocos los que fuimos, no me
venga más con el cuento de que Cristina esto y Kicillof lo otro. No se queje si
no ha sido capaz de aportar su granito de arena a la gran queja que no fue,
porque Usted no fue.
Malu Kikuchi
maluki@fibertel.com.ar
@malukikuchi
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