GIOCONDA SAN-BLAS |
Era 1967. Recién graduada en la Escuela de
Química, UCV, a la que debo mi formación inicial, me dirigí hacia el Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) en búsqueda de nuevos rumbos
para encauzar mis ansias de superación y saber. Con apenas 8 años, el IVIC se
labraba fama internacional como instituto de alto nivel académico que
contribuía con el país a la solución de problemas y formación de recursos
mientras hacía investigación de frontera, publicada en prestigiosas revistas
especializadas.
Del IVIC son mis logros profesionales y
científicos; es mi instituto, con sus fortalezas y debilidades
(http://acta.ivic.gob.ve/60-4/139.pdf ). Hoy, su distinguida hoja de servicios
a la nación por 56 años cubre desde genética, ecología tropical, enfermedades
tropicales y más, hasta mecánica cuántica o antropología, atendiendo a miles de
ciudadanos e instituciones que buscan asesoría, con la confianza de ser
atendidos por un personal altamente capacitado y dedicado.
El desprecio por el conocimiento como
política de estado, el resentimiento de unos pocos que no quisieron superarse
entonces ni dar la cara ahora, y la esencia totalitaria del régimen se han
confabulado para dar una puñalada trapera al IVIC, por mano de la Asamblea
Nacional, para aprobar en 1ª discusión, sin "participación
protagónica" y bajo los postulados de "conciencia
revolucionaria" y ajuste al plan de la patria (exposición de motivos, EM),
una ley que elimina al IVIC y lo suplanta por una entidad cuyo valor es la
construcción del socialismo (art. 3) por arte de un subdirector de formación y
socialización (art. 16), manteniendo relaciones con las comunidades, lugares
sagrados y de culto (art. 4) mediante la aplicación de conocimientos populares
y académicos (EM).
Elaboradas con primor las causales de
despido, se amenaza al personal científico con remoción si apoya o participa en
actividades o manifestaciones que lesionen los principios constitucionales
(art. 35-2) que, ya sabemos, el régimen interpretará de manera laxa para
acallar cualquier disidencia o protesta.
La Asamblea del IVIC ha sido unánime en
exigir el retiro de dicha ley, como lo expresa en un comunicado a la opinión
pública. El ministro del ramo y sus segundones insisten en la propuesta,
manifestando tomarse el tiempo necesario para discutirla y seguir con la farsa,
a espaldas de la decisión colectiva de retirarla y a riesgo de tornarse en
sombríos sepultureros del IVIC.
La ciencia prospera en democracia, porque
exige libre discusión de ideas, intercambio de opiniones y espíritu dispuesto a
construir progreso para la nación. El IVIC, fundado a la caída de la dictadura
de Pérez Jiménez, ¿cerrará su ciclo sucumbiendo al totalitarismo en boga?
Ellos tienen el poder hegemónico para sí;
nosotros, la voluntad de luchar para impedirlo. Tengamos en mente que el muro
de Berlín no cayó; fue derribado por los ciudadanos de Alemania Oriental,
hartos de miseria y represión.
Gioconda San Blas
gioconda.sanblas@gmail.com
@daVinci1412
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