FERNANDO OCHOA ANTICH |
Nicolás Maduro está a la ofensiva. Las
razones están a la vista: una importante caída en su popularidad y una
creciente crisis económica. Eso es verdad, pero hay que analizar sus últimas
actuaciones, para valorar su riesgosa estrategia.
Me refiero a su asistencia al
Congreso de los Trabajadores del PSUV y la firma de 28 decretos leyes. Lo
primero que se debe observar es que ha
logrado fortalecer su liderazgo en los sectores más radicales de su partido. Es
verdad, que en la reunión en el Poliedro
hubo un impase con un grupo de trabajadores, pero en su reacción mostró
carácter y fuerza. Su mensaje a los trabajadores fue terminante: “Vamos a
prepararnos para una ofensiva de la clase obrera. Ya basta de sabotaje, ya
basta de guerra económica. Ahí está el presidente de Fedecámaras, Jorge Roig,
retando al pueblo, todos los días, conspirando, con el presidente de Venancham
y Consecomercio, la trilogía del mal”
Ese tipo de mensaje lo escuchamos
permanentemente en Hugo Chávez. Busca un objetivo: polarizar chavismo y
oposición. Más aún, sectores populares y clase media. Esta primera conclusión
es muy importante para definir la estrategia de la oposición ante la cercanía de las elecciones
parlamentarias. Hay que crear vasos comunicantes con los crecientes sectores populares del
chavismo que se encuentran, cada día, más decepcionados de la gestión de
Maduro. ¿Es eso posible? Estoy seguro que sí. No es verdad que los 28 decretos
leyes promulgados recientemente van a resolver la crisis económica. Ella se origina en una marcada escasez de divisas
y una progresiva caída en la producción nacional. Cada día hay que importar
más. Sin dólares, hay escasez. Además, la caída de los precios petroleros se
mantendrá por dos o tres años. Agregue usted una inflación de 120 %. En definitiva,
estanflación.
Analicemos ahora los decretos leyes
promulgados recientemente por Maduro. Los estudios de opinión nos dan cuenta
que los principales problemas que enfrenta Venezuela son la inseguridad, la
corrupción, la escasez y la inflación. De allí que los decretos estén
orientados a enfrentar esos problemas. ¿Logrará hacerlo? Estoy convencido que
no. Veamos: uno de los decretos leyes se llama: “Ley de Regionalización
Integral para el Desarrollo Socio Productivo de la Patria” que busca según el régimen
crear las zonas económicas especiales de desarrollo de los distintos motores de
desarrollo económico y de las zonas integrales de desarrollo. Puro nombre y
palabras vacías. Lo único que logrará será una mayor centralización y el
incremento de la corrupción sin lograr un aumento en la producción. Si no
hay presencia privada nunca logrará ese
objetivo.
Varios decretos se refieren al área
económica: Ley de Inversiones Extranjeras, Ley Antimonopolio, reforma de la Ley
de Precios Justos, Ley de la Gran Misión Agrovenezuela, reforma de la Ley de Impuesto Sobre la Renta
(ISR) y la del Impuesto del Valor Agregado (IVA), reforma al Código Orgánico
Tributario, Ley del Impuesto sobre Cigarrillos entre los que se conocen. Es
posible que algunos de esos decretos puedan ser justificados y logren algún
efecto, pero ese no es el problema. Una regulación económica de esa magnitud
exige un importante consenso nacional y una amplia discusión con todos los
sectores económicos nacionales y extranjeros para poder lograr el respaldo
necesario. De no hacerse de esa manera, será percibido como una intervención
indebida del Estado, produciendo un mayor
temor en los posibles
inversionistas.
A Nicolás Maduro le preocupa, pienso que de
buena fe, el problema de la corrupción. Es un cáncer que compromete la moral
pública. En su objetivo de combatirla reformó la “Ley Anticorrupción” y creó un
cuerpo policial para perseguirla. Tiempo perdido. La única forma de enfrentarla
es impidiendo la impunidad. Los venezolanos conocen los graves casos de
corrupción ocurridos en el gobierno de Hugo Chávez. ¿Nicolás Maduro ha tomado
alguna medida realmente eficiente contra los responsables? Los venezolanos
saben que no… Otro aspecto fundamental es la inseguridad. En estos quince años
los planes en su contra han sido incontables. Todos han fracasado. La razón hay
que buscarla en la prédica de violencia, en la impunidad y en los colectivos
armados. Encuéntrenle solución a esos asuntos y es posible que logren
controlarla.
En definitiva, el año 2015 será trágico para
nuestro pueblo: Inflación, escasez, inseguridad, desempleo y pobreza. El problema económico venezolano no tiene
solución. Se produjo como consecuencia de un sistema económico absolutamente
superado por la historia. Tuvo éxito mientras hubo precios altos del petróleo.
En lugar de prepararse para las “vacas flacas”, el régimen se dedicó a
despilfarrar el dinero como si fuera infinito. Además, se propusieron a
destruir lo que ellos llaman la burguesía nacional. Confiscaciones y más
confiscaciones comprometieron el concepto de la propiedad privada. El Estado
poderoso hacía y deshacía. Todo era posible. Lo único que se requería era la
voluntad de Hugo Chávez. Su responsabilidad histórica por esta tragedia es
infinita. El gran perdedor se llama Nicolás Maduro.
fochoaantich@gmail.com
@FOchoa
Antich.
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