Por temor a las Fuerzas Armadas y en procura
de su lealtad, Maduro ha anunciado que a partir del primero de este mes ha
comenzado a tener vigencia un aumento salarial del 45% para todo el personal de
esa institución, aumento, por cierto, no incluido en el proyecto de presupuesto
para el año 2015 que acaba de presentarse a la Asamblea Nacional.
Nadie ha objetado ese aumento, dada la alta
inflación existente, sino que fue calificado de “excluyente” al no otorgarse a
los demás empleados y trabajadores del sector público. Haciendo boxeo de
sombra, Maduro ha salido a “defender” ese aumento por las supuestas críticas
que ha recibido por parte de la oposición y de la oligarquía, que, “con todo el
odio que le tienen a nuestra FANB, llegarían directo a dividirla, destruirla,
destrozarla, pero no volverán, no podrán”. Lanza así a los adversarios
políticos las propias culpas del chavismo, porque, como ha sido señalado por
Rocío San Miguel, experta en asuntos militares, “la FANB está profundamente
dividida producto del proceso de partidización a que ha sido sometida en las
últimas décadas”.
También, en esa carrera desesperada de
granjearse simpatías, Maduro, entre julio y agosto, ascendió a generales a 240
oficiales, para los cuales no habrá tantas unidades militares en espera de ser
comandadas. En el marco del militarismo que permea a la sociedad venezolana,
esos generales se adicionarán a las muy abundantes fichas castrenses que colonizan los más diversos espacios civiles
de la Administración Pública, ya trajeada de verdeoliva.
Pero, sin duda, el signo más elocuente y
revelador de la debilidad, de la precariedad, de la presidencia alquilada que
está al frente de los destinos del país es la aceptación y acatamiento del
ultimátum de los colectivos armados “5 de Marzo” y “Escudo de la Patria” que
exigían, en un plazo de 48 horas, la destitución del Ministro del Interior, Miguel
Rodríguez Torres, y de los directivos del CICPC, a quienes acusaban de ser
responsables de la muerte de compañeros suyos en los sucesos de un
edificio cercano al mercado de Quinta
Crespo. Es grave para la república que un presidente, independientemente de su
legitimidad, ceda a los requerimientos demandados por grupos irregulares.
La gente se pregunta: ¿ en qué manos estamos
?.
Carlos
Canache Mata
canachemata@gmail.com
@CarlosCanacheMa
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