RUBÉN RIVERO CAPRILES, COLAPSO PETROLERO

Los bajos precios del petróleo perjudican a regímenes malignos como Irán, Rusia y Venezuela. La sana competencia entre crudos livianos de Arabia Saudita y fracking de EE.UU. nos brindará la oportunidad de desechar la monoproducción. El cacao perdió importancia en el siglo XIX, el café perdió importancia en el siglo XX, y el petróleo pierde importancia en el siglo XXI.

RUBÉN RIVERO CAPRILES

Es muy previsible lo que ocurre. Abunda  el petróleo de lutitas o de esquistos, obtenido por la técnica de fracturación hidráulica o “fracking”, cuyo crecimiento ha sido explosivo en los Estados Unidos. Las nuevas tecnologías se extienden por el mundo gracias a productores inéditos. Una vez realizadas las cuantiosas inversiones iniciales, su costo de manutención es bajo.

Desde hace años era obvio que el desplome petrolero iba a ocurrir. En 2010 escribí cartas a Elías Jaua cuando era vicepresidente para que me remitiera al Ministerio de Industrias Básicas y Minería. Perdí años hablando con funcionarios de un ministerio que eventualmente desapareció. Mi abandono al oficialismo e ingreso a la oposición tuvo mucho que ver con esa desidia revolucionaria. Aproveché estos años estableciendo contactos con vanguardias de fracking estadounidense, shale oil canadiense y proveedores y clientes mineros de tierras raras.

Quizás el desplome de los precios del crudo facilite un cambio de régimen. Mentes nuevas diseñaremos una nueva estrategia económica que abandonará el lujo de seguir siendo monoproductores de ninguna commodity.

Excelentes noticias para quienes aborrecemos el intervencionismo estatal. Aprenderemos a vender otros productos y servicios. Según The Economist: “para la mayoría de los gobiernos, con posible excepción de Venezuela, un petróleo más barato pudiese tener un impacto inicial modesto. Incluso Putin pudiese evitar la estanflación por cierto período. Luego las consecuencias probablemente crezcan. Los años de 100$ por barril de petróleo también facilitaron el surgimiento de un Consenso de Beijing hacia más intervencionismo económico. Quizás un período de 85% por barril de petróleo, si se prolongase, motive otro cambio en actitudes, supuestos y políticas.”

Fuimos nosotros durante todo el siglo XX quienes hemos cultivado la flojera y la comodidad pues pensábamos que el petróleo iba a mantener nuestro frenético tren de vida. Admitamos que la nuestra es una sociedad fracasada, rentista y parasitaria, y propongámonos fomentar una economía productiva, en lugar de insistir en redistribuciones izquierdosas de la nada. Lo único que sabemos hacer es sobreofertar petróleo.

Con la menguada rentabilidad de la industria petrolera debido a la baja estructural de los precios del crudo, no nos queda otra que solucionar nuestros problemas mineros. Bolivia ahora apuesta al litio y fíjense lo bien que les va. Ya es hora de posicionar a la minería venezolana como fuente de ingresos alterna al petróleo. La izquierda resultó una cuerda de incompetentes que sólo buscan redistribuir una riqueza que ya no existe. La derecha tendrá mucho trabajo cuando lleguemos al poder pues tendremos que buscar competitividad fuera de la obsoleta PDVSA. Los ninis ahora tenemos nuestra nueva alternativa política. Postularemos candidatos propios y no permitiremos que los polos obtengan mayoría electoral pues ellos desean imponer hegemonía. La MUD no sirve pues sigue ofreciendo la misma izquierda obsoleta pero edulcorada con el eufemismo del progreso. Además la disidencia del oficialismo no desea votar por la MUD. Es importante ampliar la oferta de opciones electorales para que no sigamos votando por el menos malo.

Nuestra militancia proviene mayoritamente de la disidencia del oficialismo, y estamos hartos de ser tratados como plato de segunda mesa por la MUD, cuyas estrategias guarimberas han ocasionado el más profundo repudio de la población civilizada. La MUD colaboracionista junto al PSUV despilfarrador constituyen parte indivisible de este régimen, ambos se reparten tajadas de la torta y cocinan los más asquerosos acuerdos de gobernabilidad.

La gestión de los alcaldes y gobernadores de la MUD es deficiente, sólo buscan aparecer en cámaras de televisión y se quejan de todo pero por nada del mundo permiten que las nuevas propuestas intentemos algo mejor. La MUD debe ser disuelta y cada uno de sus partidos deberá luchar por el mantenimiento de su propia tarjeta. Ellos siempre han estado divididos, tenemos el ejemplo de las militancias de Voluntad Popular y Primero Justicia se odian mutuamente. Los pleitos particulares entre Leopoldo López, Henrique Capriles y María Corina Machado no tienen disimulo. Todos ellos muestran una profunda desesperación por llegar al poder para ver si le echan manos a PDVSA.

Lo único que han logrado es consolidar el fascismo y el pensamiento único, han obligado a sus lacayos a que a juro deben militar en una supuesta unidad carente de propuestas y sin músculo suficiente para derrotar a este régimen. Han perdido 18 de 19 elecciones y todavía tienen ínfulas de pretender que saben medirse electoralmente. Lo que no sirve se bota.

Las nuevas corrientes nos erigiremos en la verdadera alternativa. El gobierno y la oposición están íntimamente ligados pues conforman un régimen indivisible al cual se deberá derrotar en las urnas. Nosotros recibiremos votos de antiguos simpatizantes del oficialismo que no se atreverían a votar por la MUD. Nuestro target es el oficialismo desilusionado. Le quitaremos votos al PSUV, y ojalá podamos quitar votos a la MUD también. Es difícil discernir cuál de esos dos conglomerados de enchufados es peor.

Rubén Rivero Capriles

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