viernes, 3 de octubre de 2014

RICHARD CASANOVA, ELECCIONES DEL CIV Y PARLAMENTARIAS

No es posible el desarrollo integral de la sociedad sin el pleno ejercicio de las libertades, eso es algo que los regímenes autocráticos se niegan a reconocer.  Por algo dictaduras militares "eficientes" -Pérez Jiménez o Pinochet, por ejemplo- construyeron obras pero jamás lograron satisfacer las expectativas populares. 

Lo cierto es que ésta incomprensión de la libertad como un valor humano y un componente esencial pare el progreso, hace que cualquier pretensión hegemónica encuentre resistencia en la sociedad, que los movimientos gremiales y comunitarios se conviertan en piedras de tranca e instituciones como el Colegio de Ingenieros de Venezuela sean trincheras de la lucha por el cambio. Sin libertad, cualquier sueño es una frustración.

A final de los años 30, Hitler presentó el Volks-Wagen (máquina del pueblo) producido en Alemania, aunque ese proyecto fue robado al Ingeniero Josef Ganz, una vez que fue capturado por la Gestapo.  Hay dos paradojas en esta historia.  La primera, el talento detrás de esa genial invención era un judío‎ y por tal motivo, perseguido por quienes prometían convertir a Alemania en la primera potencia mundial. Y la segunda, el VolksWagen tuvo que esperar el fin del Nazismo para ser reconocido mundialmente como una maravilla mecánica, incluso en el imperio gringo donde causó furor.  Hoy nadie recuerda al Ingeniero Ganz pero el pequeño escarabajo cruzó las fronteras que Hitler y todo su poder bélico no pudieron cruzar.

Otro ejemplo, las esperanzas de Hitler de ganar la guerra pasaban por el éxito de la novedosa tecnología de los cohetes de larga distancia V2 que en 1944 bombardeaban a Londres.  Wernher Von Braun, responsable de este programa, comprendió que ésta tecnología no podía estar subordinada a las ambiciones de poder que alimentaban al proyecto hegemónico de Hitler sino al servicio de algo trascendente: su sueño de llegar al espacio.   

Por ello, ‎logró evadir a las SS para entregarse a las tropas norteamericanas junto a algunos de sus colaboradores y los documentos científicos que pudo sacar.   Es así como la tecnología militar de los Nazis terminó inspirando al ambicioso programa espacial de los EEUU. Al joven científico Wernher Von Braun tampoco nadie lo recuerda, incluso se ocultó su pasado al servicio de Hitler, pero sus sueños también cruzaron las fronteras, llegar a la luna era cuestión de tiempo.

Por estas razones, al escribir estas líneas reitero mi respaldo a la Plancha 7 de la Unidad Democrática y me adelanto a afirmar que el chavismo no ganará las elecciones en el Colegio de Ingenieros de Venezuela. Las cúpulas del PSUV no sólo están de espaldas a la realidad que sufre la población y carecen de una valoración real de la libertad, sino ‎que no entiende la fascinación por las fronteras, o su comprensión está limitada por la miseria humana, la corrupción y el despotismo que alienta su desquiciada obsesión de poder.  Por cierto, las próximas elecciones parlamentarias también serán una oportunidad para juntos cruzar la frontera de los sueños y que los venezolanos hagamos realidad un país de libertad, justicia y progreso. Ambos comicios son un paso decisivo en esta lucha por el cambio.

Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova

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