Venezuela necesita que el creciente malestar socioeconómico y la
indignación contra la corrupción e ineptitud gubernamental se expresen en
movilizaciones que incluyan las elecciones parlamentarias de 2015. Votar para
el cambio, y al mismo tiempo asumir con vigor los malestares de la población
para transformarlos. Vemos tres tareas urgentes para ello:
1-Nuevo CNE y movilización. Todo venezolano está obligado a rechazar las violaciones de la Constitución (art. 333). Ella establece que “el Consejo Nacional Electoral estará integrado por cinco personas no vinculadas a organizaciones con fines políticos” (art. 296) y que “los órganos del Poder electoral garantizan la igualdad, la confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia de los procesos electorales, así como la aplicación de la personalización del sufragio y la representación proporcional” (293). Millones de venezolanos sabemos que esto se viola y que el CNE en todos los procesos electorales actúa como ficha del Gobierno. Ahora, cuando el ambiente y las encuestas indican el profundo malestar nacional y el clamor por un cambio en paz, dentro del marco democrático constitucional, el Gobierno más que nunca se aferrará al partidismo y militancia de la mayoría de los 5 miembros del CNE y de sus diversas instancias regionales y locales.
Sería trágico que en el actual
desastre nacional, el Régimen triunfara en las parlamentarias de 2015 y sería
una falta imperdonable de los opositores que, por miopía o intereses
particulares, le dieran ese triunfo. Para los demócratas es prioritario no
permitir ni trampa ni ventajismo anticonstitucionales en el proceso electoral;
entre ellos hay diversas opiniones sobre varios puntos, pero lo fundamental es
lograr consenso y una movilización vigorosa para no regalarle al actual mal
gobierno ese triunfo. Unidos para lograr del gobierno un proceso electoral
limpio. El nuevo CNE debe ser equilibrado políticamente, y no de 4 contra 1, a
favor del Gobierno, ni tampoco de 3 contra 2 violando la Constitución. El Gobierno
más que nunca se aferrará al partidismo y militancia de la mayoría de los 5
miembros del CNE y de sus diversas
instancias regionales y locales; solo cederá, ante una formidable movilización
nacional e internacional exigiendo un equipo arbitral imparcial con garantía
para todos por igual. Urge este nuevo CNE. La oposición, atropellada en el
pasado, debe unirse sin grietas en torno a esta batalla de la que dependen las
demás batallas políticas por el rescate de la democracia. Será imposible sin
una movilización de las diversas instancias de la sociedad, y no solo de los
partidos políticos. Esta es una bandera unificadora que marcha junto con el
inmenso deseo de cambio en el país: organizaciones de derechos humanos,
estudiantes, gremios y sindicatos, universidades, iglesias, empresarios, otras
instancias de la sociedad civil, partidos políticos… Una gran movilización
nacional e internacional de este tipo se volverá irresistible y dejará en
evidencia a un Gobierno antidemocrático, si
éste se niega a cumplir la Constitución. Tiempo habrá más adelante para
los cambios en la Constitución o de la Constitución. Ahora urge que este
Régimen, que tiene gravemente enfermo al país, no salga reforzado el año que
viene con votos por falta de visión y decisión de los dolientes del
desastre, para exigir un CNE imparcial y
constitucional.
2- Pronta lista unitaria de candidatos. Además la oposición para ganar de modo contundente la mayoría de diputados tiene que activar, ya sin demora, la escogencia de los candidatos, por consenso o por primarias, mecanismos exitosos que en el pasado sirvieron para decidir las candidaturas, y luego, en la sustitución de los alcaldes de San Cristóbal y San Diego, para que el voto resultara un espaldarazo a los dos alcaldes arbitrariamente destituidos y apresados.
3- Movilización social y voto decidido. Las elecciones están cerca y hay rumores de que el Gobierno, consciente de su creciente deterioro, quiere adelantarlas, pues teme una derrota contundente. Además tratará también de dividir a la oposición y de fomentar su abstención. Sin renunciar a las diferencias legítimas, y combinando con otras muchas e importantes luchas sociales y políticas que recojan el malestar de la población y defiendan a ésta de la corrupción y de la ineficiencia gubernamental, hay que ganar la batalla clave de 2014-15, y desde ya movilizarse para cambiar la composición y actuación anticonstitucional del CNE. Movilización plural hasta lograrlo. En todo caso votar, votar y votar contra viento y marea, llueve o truene.
Luis M. Ugalde O. s.j.
lugalde@ucab.edu.ve
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