domingo, 26 de octubre de 2014

PEDRO BENÍTEZ, LA RAÍZ PODRIDA

Ir examinando cada uno de los problemas que más angustian a los venezolanos, el que sea: inflación, desabastecimiento, los apagones eléctricos, el mal desempeño de PDVSA, hospitales en el piso, caída de la actividad económica, crimen desatado, etc. es como revisar las frutas podridas de un árbol. Cualquiera que se examine no sirve. La razón es obvia, hay algo mucho más profundo que las daña a todas desde el inicio: lo que está podrido es la raíz del árbol.

Ese es el problema del régimen venezolano: la raíz. No es un mal entendido, una estrategia económica equivocada, unos malos funcionarios. Se trata de un asunto de fondo, que se origina en la concepción misma del proyecto de poder chavista. Nos podemos seguir distrayendo en la inspección de cada una de las frutas del árbol. Esas son las consecuencias.

Y eso es lo que explica su incapacidad para rectificar.

El proyecto de poder chavista, madurista o como se llame, no está concebido para generar bienestar material, paz social, justicia, equidad y libertad. Su objetivo es que un grupito permanezca en el poder. Lo demás es secundario.

Por ejemplo, el control de cambio condena al país a un empobrecimiento irremisible, tal como todas las evidencias lo demuestran y además lo estamos padeciendo. ¿Por qué lo mantienen? Porque es una decisión política, no económica.

Se controla al sector privado, a los medios de comunicación, las importaciones, el movimiento de capitales, las inversiones y el ahorro. Se controla a la díscola clase media venezolana, a la boliburguesía para que no tome más poder y a los pobres para que no se vuelvan escuálidos.

Otro ejemplo: Caracas es la única capital latinoamericana donde numerosos edificios públicos y privados han sido ocupados ilegalmente con la connivencia del propio Estado; la única ciudad del continente donde operan a su real saber y entender grupos armados por el propio Gobierno, que además les ha dado cargos y sueldos. Y todos sabemos que esa situación es el caldo de cultivo de la ola delictiva que azota a los habitantes de urbe capitalina. ¿Por qué se permite esa situación? Por una decisión política. Se trata de unos aliados de la “revolución”.

Lo que nos ha traído a esa situación es la concepción chavista del poder donde nada es responsabilidad del gobierno, sino culpa de la oposición, “la guerra económica”, los paramilitares o una conspiración universal. Podemos seguir dándole vueltas al asunto, pero llegaremos al mismo punto: el problema es de raíz.

Pedro Benitez
pedropablofernando@gmail.com
@PedroBenitezF

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