jueves, 23 de octubre de 2014

MAURO PARRA, "LA VENGANZA DE LA TIERRA”, OBRA DE CIENCIA POPULAR DE JAMES LOVELOCK

Según  afirmaciones de este prestigioso científico británico, padre de la teoría de Gaia, en la cual considera que la Tierra, Gaia misma, es un organismo en conjunto vivo y se resiente de las graves interferencias de los humanos que afectan el clima, la calidad de los océanos y la atmósfera, en el afán de cada vez  vivir mejor, sin importar lo que Gaia sufre. 

La Tierra, que siempre se ha autorregulado para compensar las catástrofes naturales,  ahora  en nuestros tiempos, a raíz de las actividades humanas desaforadas, se siente impotente para controlar los parámetros que han hecho factible la vida desde hace  unos tres mil millones de años.  Gaia está agonizante y es probable que por el inmenso daño causado  nos encontremos  ya en el punto de no retorno. Quizá  haya aún tiempo de  salvarla, pero no mucho. Como resultado, Gaia, inconscientemente desata terribles reacciones -huracanes, ciclones, vaguadas, tsunamis- que frecuentemente vemos con angustia en los diarios y otras publicaciones de carácter  científico.
Venezuela es una pequeña porción de Gaia y como analogía sufre los desafueros que provocan sus habitantes, en especial quienes mantienen el poder y estan ya irresponsablemente contribuyendo a deteriorar el clima como consecuencia de la sustitución masiva de la energía procedente de las grandes represas de Guayana y los Andes por combustibles fósiles que generan emanaciones contaminantes de la atmósfera. Todo como producto del descuido gubernamental, tal vez compuesto por ignorancia, durante los últimos 15 años en el mantenimiento y abandono de estas fabulosas instalaciones y sus redes de distribución. Venezuela sufre. El agua de nuestro consumos rutinario es cada vez más contaminada y requiere de tratamientos gigantescos para hacerla medianamente potable. Venezuela Sufre. Lord Acton solía decir en una de sus certeras y controversiales citas que "el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente", La corrupción desatada en esta nación, principal causante de la casi absoluta insuficiencia de reemplazos de equipos, infraestructura y nuevas  instalaciones para la prestación de los servicios básicos de una sociedad civilizada, no ha tenido verdadera atención de los órganos de control del régimen falangista, impuesto a jure en nuestro país. Los escépticos dirían, “por algo será…”  La infame destrucción de las industrias, lineas de comercio y agricultura que alimentaban de empleo y comida al pueblo en general, ha promulgado una falaz economía de puertos. 
Venezuela sufre.  Estos males y los numerosos que no impide el desgobierno, como  la salud, en ascuas, de los venezolanos, el sistema comunista educativo, el indigno control de adquisicion de alimentos o la organización política comunera de los municipios que se proponen implantar, hace que la Tierra, la de Gracia, la del Rio de la Siete Estrellas, la misma que así describió Colon en éxtasis cuando en 1498 la contempló por primera vez, se declare en emergencia y planifique la más  sentida retaliación, porque ahora,  conducidos por apátridas,  corruptos y tramposos,  hemos perdido esa gracia y necesitamos recuperarla.
La incidencia regional de estos desafueros concurre con el horror ecológico que causan países asiáticos en desarrollo acelerado. La venganza o el afán por el justo castigo a los transgresores de 15 años de ignominias hace que Venezuela, como Gaia, conforme su cuerpo a esa recuperación nacional tantas veces deseada.
Somos venezolanos y así queremos seguir siempre, porque la Patria es eterna, Igualmente, tendremos abiertas las puertas a los desposeidos de hogar y quienes deseen integrarse a esta tierra con el respeto a nuestra historia y tradiciones. Somos orgullosamente venezolanos, sin componendas con entes oficiales extranjeros, desde que dejamos atras la remota conquista del español que arribó solo y sin familia a nuestras costas con el peso de una organizaión social caduca y religiosa intolerante, en pro de oro y otras riquezas y fiinalmente desde el mismo instante que brilló la luz de 1811,
Es un deber insoslayable salvar a Venezuela; quizá será un paso para salvar a Gaia.

Mauro Parra
jmpzc@yahoo.com

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