jueves, 30 de octubre de 2014

LUIS ALFREDO RAPOZO, LA SÚPER NIÑERA DE JAUA

El cine norteamericano tiene súper abuelas que son sencillamente geniales y, muy divertidas y tienen unas situaciones vivénciales que hacen disfrutar al público sentado en una butaca de cine, momentos muy entretenidos mientas se disfruta de un refresco, maní y tostón.

LUIS A. RAPOZO
Pero, el caso venezolano nos presenta un acontecimiento real que no tiene desperdicio y que no debe pasar por debajo de la mesa, como un acontecimiento interesante en el periodismo moderno.

Tal vez a algún ocurrente guionista se le ocurra  a corto, a mediano, o largo plazo, escribir un guión para llevarlo al teatro; o al mismo cine como el caso de la niñera del súper ministro Jaua, quien fue detenida en Brasil con un revólver (y muchos documentos políticos sobre estrategia electoral y toda la palabrería coyuntural, que si las cinco revoluciones, que si patatín y patatín; que si el socialismo contra el   capitalismo y otras tonterías), como si estuviese preparada para entrarse a tiros contra el imperio mismo, así como sucede en una escena de James Bond -ustedes saben-.

Todo comenzó cuando un avión de PDVSA les estaba dando tremenda “colita” a la suegra de Jaua y a la súper niñera en un vuelo que llegaba al aeropuerto de Sao Paulo. Ustedes se tienen que imaginar la entrada del avioncito surcando los aires brasileros con un fondo musical de samba y mostrando el famoso cristo corcovado en lo alto de la montaña, una cosa muy subliminal. Allí comienza la película, pues, supuestamente andaban disfrutando de las bondades de la revolución bolivariana como si fueran magnates petroleros norteamericanos en viajes de negocios. Pero, al parecer era un vulgar viajecito para asistir a un hospital digno en Brasil y atender a la mujer del súper ministro de un asuntito rutinario de asistencia médica, que no se puede atender en una clínica nacional, ni en un CDI, ni en el hospital clínico o el hospital Vargas, como cualquier cristiano criollo.

Entonces, cuando checan el equipaje a la súper niñera, se consiguen que tiene un armamento sin permiso, sin documentación, etc., convirtiéndola automáticamente en una traficante de armamento o por lo menos en una contrabandista y hasta terrorista -¿Quién sabe?-, y le ponen los ganchos y se la llevan directo a una cárcel brasilera para que rinda declaraciones.
Los brasileros, como cosa normal interrogan a la “extraña niñera”: “ ¿De quem é essa arma? ¿e Pistoia fazendo com isso? ¿Para vir ao Brasil? ¿O trabalho que você faz?”   Y la muchacha responde: “yo no fui, eso no es mío, eso es de mi jefe, yo no se nada”.

Por supuesto, que la policía no entiende la cosa, pues todo se presta a suspicacias y los medios de comunicación brasileros, no están acostumbrados a ver funcionarios del gobierno viajando en vuelos privados, usando aeronaves del estado en asuntos particulares “como Pedro por su casa” y mucho menos pueden ver como algo normal que una niñera tenga su pasaporte con sellos que testifican su paseo por medio mundo, armada y con un cuento chino.

Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo

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