sábado, 18 de octubre de 2014

JOSÉ GUERRA, MIENTRAS MADURO DUDA, LA POBREZA AUMENTA

El gobierno de Maduro luce paralizado en materia económica. El desconcierto no lo deja actuar. Al gobierno le sucede lo mismo que a una junta de condominio donde los propietarios de los apartamentos no se ponen de acuerdo y mientras tanto el edificio se cae a pedazos. 

Desde junio de 2014 Maduro ha anunciado un plan económico que no se materializa. Primero Informó que aplicaría la unificación cambiaria y la misma no se ha llevado a cabo y lo peor de todo es que el dólar paralelo está fuera de control porque la gente no confía en el bolívar. Luego dijo que el gobierno aumentaría la gasolina y atemorizado por la reacción adversa, no implementó la medida. Después planteó que haría una reforma fiscal y todavía no se conoce el proyecto de esa reforma. Expuso también que consolidaría los fondos en divisas con las reservas del BCV y tampoco lo ha hecho, además de crear una reserva estratégica de US$ 700 millones y se desconoce si lo ha concretado.

En tanto que el gobierno sigue dudando y Maduro no atina a actuar conforme a la crisis económica que vive el país, la situación se deteriora de manera acelerada. Dos variables fundamentales de la economía registran un acusado deterioro. Por una parte, la actividad económica está en franca recesión con caída de 4,5% del PIB en el primer semestre. Ello tiene su correlato en una declinación del ingreso de quienes trabajan. Por la otra, la velocidad del aumento de los precios, especialmente de los alimentos, ha dejado en situación de precariedad a los trabajadores y a otros que reciben ingresos que no se ajustan con la inflación.

De esta manera, la pobreza ha venido acentuando su tendencia alcista que exhibe desde 2013, cuando experimentó un salto significativo. Estimaciones conservadoras- expuestas en el gráfico adjunto- basadas en la contracción del ingreso y el aumento de la inflación, permiten cuantificar que al cierre de 2014 la pobreza se situará en 33,0%, superior al 27,3% que registró ese indicador en 2013. Acá se entiende por pobreza la situación de aquellos hogares cuyo ingreso no es suficiente para adquirir la canasta básica de alimentos, medicinas y servicios. Ese porcentaje de hogares pobres hace retroceder a Venezuela a los niveles de los años ochenta y mediado de los noventa cuando se observó un fuerte incremento del nivel de pobreza. En términos absolutos ello significa que al cerrar 2014, aproximadamente once millones (11.000.000) de venezolanos se encontrará en el umbral de la pobreza.


Algo similar sucede con la pobreza extrema. Es decir, el estado de los ciudadanos cuyos ingresos no les alcanza para adquirir los nutrientes fundamentales para alimentarse adecuadamente. Se trata de más de 5.000.000 millones de venezolanos con ingresos que los ubican en los límites del hambre. Esto ha concitado los llamados de alarma de los especialistas en nutrición. De acuerdo con un reportaje de El Nacional del 24 de agosto de 2014, la Fundación Bengoa, organización dedicada a la salud alimentaria en Venezuela, asevera que “La dieta del venezolano es monótona y depende de los que se consiga, ha perdido calidad y se ha vuelto sumamente costosa”. Esa situación ha favorecido la ingesta excesiva de carbohidratos con sus secuelas de obesidad y enfermedades endocrinológicas. Así, de acuerdo con la organización Intermón Oxfam, Venezuela ocupa el deshonroso puesto décimo entre ciento veinticinco países con más obesos del mundo.

Todo ello en un país donde no ha habido una catástrofe natural ni los precios del petróleo se han derrumbado. Pero donde se está aplicando un modelo económico que ha secado las fuentes de generación de riqueza y de progreso. Pero no solamente eso. Las facciones más radicalizadas del PSUV insisten en aplicar un modelo socialista que ha fracasado abiertamente. Esa operación tenaza tiene cercado a Maduro quien un día dice una cosa y el día siguiente lo contrario y en ese zigzagueo, la crisis se acrecienta y con ella el desplome de una gestión que ha desperdiciado el capital político de mayor cuantía que alguien haya heredado. Nunca ha estado más vigente el dicho popular de que Maduro no es Chávez.

José A Guerra
joaguerrab@gmail.com
@JoseAGuerra

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