El
gobierno de Maduro luce paralizado en materia económica. El desconcierto no lo
deja actuar. Al gobierno le sucede lo mismo que a una junta de condominio donde
los propietarios de los apartamentos no se ponen de acuerdo y mientras tanto el
edificio se cae a pedazos.
Desde junio de 2014 Maduro ha anunciado un plan
económico que no se materializa. Primero Informó que aplicaría la unificación
cambiaria y la misma no se ha llevado a cabo y lo peor de todo es que el dólar
paralelo está fuera de control porque la gente no confía en el bolívar. Luego
dijo que el gobierno aumentaría la gasolina y atemorizado por la reacción
adversa, no implementó la medida. Después planteó que haría una reforma fiscal
y todavía no se conoce el proyecto de esa reforma. Expuso también que consolidaría
los fondos en divisas con las reservas del BCV y tampoco lo ha hecho, además de
crear una reserva estratégica de US$ 700 millones y se desconoce si lo ha
concretado.
En
tanto que el gobierno sigue dudando y Maduro no atina a actuar conforme a la
crisis económica que vive el país, la situación se deteriora de manera
acelerada. Dos variables fundamentales de la economía registran un acusado
deterioro. Por una parte, la actividad económica está en franca recesión con
caída de 4,5% del PIB en el primer semestre. Ello tiene su correlato en una
declinación del ingreso de quienes trabajan. Por la otra, la velocidad del
aumento de los precios, especialmente de los alimentos, ha dejado en situación
de precariedad a los trabajadores y a otros que reciben ingresos que no se
ajustan con la inflación.
De
esta manera, la pobreza ha venido acentuando su tendencia alcista que exhibe
desde 2013, cuando experimentó un salto significativo. Estimaciones
conservadoras- expuestas en el gráfico adjunto- basadas en la contracción del
ingreso y el aumento de la inflación, permiten cuantificar que al cierre de
2014 la pobreza se situará en 33,0%, superior al 27,3% que registró ese
indicador en 2013. Acá se entiende por pobreza la situación de aquellos hogares
cuyo ingreso no es suficiente para adquirir la canasta básica de alimentos,
medicinas y servicios. Ese porcentaje de hogares pobres hace retroceder a
Venezuela a los niveles de los años ochenta y mediado de los noventa cuando se
observó un fuerte incremento del nivel de pobreza. En términos absolutos ello
significa que al cerrar 2014, aproximadamente once millones (11.000.000) de
venezolanos se encontrará en el umbral de la pobreza.
Algo
similar sucede con la pobreza extrema. Es decir, el estado de los ciudadanos
cuyos ingresos no les alcanza para adquirir los nutrientes fundamentales para
alimentarse adecuadamente. Se trata de más de 5.000.000 millones de venezolanos
con ingresos que los ubican en los límites del hambre. Esto ha concitado los
llamados de alarma de los especialistas en nutrición. De acuerdo con un
reportaje de El Nacional del 24 de agosto de 2014, la Fundación Bengoa,
organización dedicada a la salud alimentaria en Venezuela, asevera que “La
dieta del venezolano es monótona y depende de los que se consiga, ha perdido
calidad y se ha vuelto sumamente costosa”. Esa situación ha favorecido la
ingesta excesiva de carbohidratos con sus secuelas de obesidad y enfermedades
endocrinológicas. Así, de acuerdo con la organización Intermón Oxfam, Venezuela
ocupa el deshonroso puesto décimo entre ciento veinticinco países con más
obesos del mundo.
Todo
ello en un país donde no ha habido una catástrofe natural ni los precios del
petróleo se han derrumbado. Pero donde se está aplicando un modelo económico
que ha secado las fuentes de generación de riqueza y de progreso. Pero no
solamente eso. Las facciones más radicalizadas del PSUV insisten en aplicar un
modelo socialista que ha fracasado abiertamente. Esa operación tenaza tiene
cercado a Maduro quien un día dice una cosa y el día siguiente lo contrario y
en ese zigzagueo, la crisis se acrecienta y con ella el desplome de una gestión
que ha desperdiciado el capital político de mayor cuantía que alguien haya
heredado. Nunca ha estado más vigente el dicho popular de que Maduro no es
Chávez.
José
A Guerra
joaguerrab@gmail.com
@JoseAGuerra
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