Disculpe Nicolás
Como sé que tiene una epidermis delicada en cuanto a críticas a su
gobierno (solo baste recordar el desconsiderado despliegue de improperios que
le lanzó a Hausmann y Santos) debo pedirle disculpas adelantadas, por algunos
comentarios no muy favorables que le voy
a hacer en esta humilde columna que no la lee mucha gente pero seguro estoy que
si la revisan sus servicios de seguridad, ya que esos tienen las misma
políticas de los cubiches. Nuestra nueva
madre patria.
Los comentarios que le pienso hacer son a beneficio de inventario
y bien intencionados, orientados a ver si usted le presta un pelín de atención
y logra que mejoren las cosas en el país. Difícil y dudo mucho que le pare,
pero total el peor mandado es el que no se hace. Usted debe entender que llegó
a donde está por carambola. El que lo puso allí, en un arrebato estertóreo,
seguro estoy pensaba que los babalaos le iban a hacer el milagro y las cosas no
pasarían de un simple anuncio fallido para calmar a los caimanes que estaban en
boca de caño amarillo. Pero bueno pasó lo que tenía que pasar gracias a la
medicina cubana. Y usted llegó al palacio de misia Jacinta. Con primera
combatiente y todo. Y allí comenzó el problema. No es lo mismo manejar un
metrobús, bueno si es que alguna vez su médico de cabecera le dio autorización
para dejar el reposo, que manejar la estructura de un Estado, por muy
tercer-mundista que sea. Lo primeo que debe tener en cuenta es que “así, así,
así no es que se gobierna”, así sus conmilitones le griten otra cosa. Usted
debe sentarse en la silla presidencial que hay en su despacho y allí ponerse a
pensar, recuerde aquello de “pienso luego existo”, sobre las cosas que debe
proponer y hacer. Consultar no solo con la almohada (dijo que duerme poco) sino
con sus ministros, bueno pero solo con aquellos que calzan los puntos para
serlos, que son pocos según las malas lenguas. Por favor olvídese de los
Castros, ellos además de ancianos decrépitos su única obra de gobierno ha sido
acabar con la perla del caribe, y de los uniformados que solo piensan con la
AK-47.
Entienda que los muertos que a diario tenemos en el país, que
superan cualquier guerra moderna, no los mata ni Uribe, ni Obama, ni María
Corina, esos muertos son de producción nacional. Malandros, pranes, colectivos,
uniformados y demás especímenes. Que la escasez de productos de la dieta básica
y de la no tan básica no se debe a ninguna
guerra económica, es que si no se siembra, si no se produce, si no se
compra es difícil que haya algo en los anaqueles.
No sé si lo sabe, pero hay una muy vieja ley de la economía, capitalista o no, que relaciona a la oferta con la demanda. No es lo mismo 100 manzanas para 10 compradores, que 100 compradores para 10 manzanas. Entienda que para tener un país con buen recurso humano hay que tener un sistema educativo que enseñe, no que burralice. 12 chances para aprobar, no “jile”.
Que el socialismo, vulgo comunismo, es algo
muy bueno para hablar pendejadas y pasar una temporada en las montañas, poner
bombas y matar policías, pero no sirve para resolver los problemas de un país,
no importa la latitud donde se encuentre. Los pueblos no comen ideologías.
Comen Harina Pan. Faltarían muchas otras cosas que comentarle pero la escasez
de papel me lo impide. Anímese, páreme ébola, o prefiere “la salida” de
Leo.
Iván Olaizola D’Alessandro
Iolaizola@hotmail.com
@iolaizola1
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