miércoles, 29 de octubre de 2014

GOLFREDO DÁVILA, DOBLE MORAL

Aquella parábola bíblica, de que se ve la paja en el ojo ajeno y no se aprecia la viga en el propio, es una condición de quienes hoy detentan el poder, pero hay cosas más graves que juzgar a los demás sin reconocer los errores propios. Lo inmoral o antiético, está sujeto a la condena popular, pero con la doble moral, un acto inmoral propio, es disimulado insultando a otro que comete un delito similar o convierte una acción justa si le es propia en un crimen si es realizada por el otro. Es una conducta siniestra que se convirtió en política de Estado.

A través de sus medias verdades, este poder, justifica sus actos inmorales. Buscan torcer los valores morales y éticos de nuestro pueblo. El uso abusivo de un discurso para denotar que lo que ellos hacen siempre es y será bueno, no importa el medio que utilicen, porque es para “favorecer al pueblo”, premisa con la que liberan de sospechas al pollo Carvajal, en cambio lo que el otro hace siempre es y será malo; hay golpes de Estado buenos y otros malos. Esto es más grave que cuando un hombre comete un crimen y se escuda en una religión para salvarse del pecado. Interpretar fraudulentamente el mal como bien, imposibilita la autoconciencia del error y la rectificación de la conducta. Se supone que desde el poder se modela a la sociedad.

Es una práctica que induce a que el antivalor de ayer sea un valor hoy, con ella se alimenta la descomposición social. Cosas simples, que siendo erróneas, se asumen como costumbre; ejemplos: se trata de cambiarse la camiseta, o halagar al poder, para enchufarse, así haya cometido cualquier fechoría; “los corruptos de ayer, robaron para su provecho personal y merecían todo el castigo, en cambio los de hoy se justifican, por cuanto permiten la continuidad del proceso”; “de que se quejan los opositores de la corrupción de este gobierno, si ellos son corruptos” o “la corrupción nunca se acabará, porque es inherente al poder”; exaltan figuras degradantes de la condición humana como las del delator, hoy patriota cooperante; la frase no volverán, refleja que los corruptos ya no gobiernan, es como cuando los nuevos potentados multimillonarios gritan ¡fuera la burguesía!.

Son increíbles. La guerra económica es de otros; quienes protestaban antes de ellos llegar al poder, eran patriotas o revolucionarios y quienes hoy protestan por situaciones peores, son apátridas; la barricada de ayer, era un baluarte de la lucha popular, la de hoy es un crimen; los estudiantes que se enfrentan con piedras a la policía o a la GNB son terroristas, las FARC son angelitos de la caridad; “la represión, el asesinato, la persecución que ayer, merecían la condena del mundo, hoy son una necesidad para derrotar el golpe continuado, frenar al imperio y a Uribe”; “la lucha de antes era contra la pobreza, la exclusión y la corrupción, hoy la derecha manifiesta para devolverle el petróleo a los gringos”.

Se hace alarde de una acción que debe ser normal en la lucha contra hechos criminales como el contrabando y el acaparamiento. Es el caso del decomiso en Aragua de grandes cantidades de insumos y material médico quirúrgico de las empresas, Suplidora Hospimedic y Jayor, que durante años tuvieron acceso a los dólares de Cadivi. Pero quienes negociaron dólares preferenciales con la mampara de las 170 mil toneladas de comida podrida de PDVAL, no fueron tocados ni con el pétalo de una rosa, ni los boliburgueses que saquearon los 25 mil millones de dólares a través de la política cambiaria, a las empresas de la CVG y los que cometieron un sinfín de desmanes contra el erario público. Esto demuestra que para ellos vale todo con tal de conservar el poder.

Golfredo Davila
golfredodavila@yahoo.es
@golfredodavila

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