sábado, 11 de octubre de 2014

ALBERTO RODRIGUEZ BARRERA, VALMORE RODRÍGUEZ EDITORIAL EN PANORAMA, EN LA TIERRA POR LA DEMOCRACIA AMADA. OBRAS DEL GOBIERNO DE COALICION 1962

VALMORE RODRÍGUEZ
La realidad venezolana aconseja una labor de capacitación y de orientación previas como punto de partida para las realizaciones efectivas. La improvisación como método destruye las posibilidades de concretar en hechos las justas reivindicaciones a que aspiramos.  Los militantes de una tendencia –izquierda o erecha- deben tener una orientación precisa y aumir una táctica justa y uniforme si aspiran  al triunfo. La anaquía no edifica jamás. Sólo integrando y dirigiendo concienzudamente las fuerzas políticas pueden ser estas instrumentos eficaces para la lucha.“

Valmore Rodríguez  Editorial en Panorama, 1936

     A tres años y medio del Gobierno de Coalición (agosto de 1962), también en el Zulia era bastante positivo el balance de la obra descomunal que iniciaba la Revolución Democrática. Los zulianos distinguían entre la vocería y la realidad innegable de los hechos. Y es interesante recordar que en la inauguración del Puente Urdaneta, cuyas bajas tarifas de peaje permitirían que la obra se pagase en 100 años, el Presidente Betancourt hizo un discurso bastante largo: 35 minutos.

     Esta era una época en que lo que no se veía o palpaba, no existía, ya que no había organismos especializados para informar constantemente de las labores realizadas, y tampoco un aparato de adoctrinamiento o propaganda masiva de estilo comunista.  Inglaterra era uno de los pocos países del mundo occidental donde un régimen democrático había tenido la valentía de establecer un Ministerio de Información, y el contraste con éstos eran los regímenes totalitarios que sí tenían maquinarias de “información”, de propaganda dirigida al lavado de cerebro, sistematizadas, como la que existía en la Cuba mediatizada donde los soviéticos vendían una especie de paraíso gastando más en ello que en lo que se hacía en educación. (Se decia que Cuba era más bulla que la cabuya.)

     En Venezuela, el Puente Urdaneta formaba parte de un vasto plan de vialidad bien coordinado y seriamente estructurado. Y en el Zulia, para este momento, en tres años y medio, se habían construido 828 kilómetros de carreteras por parte del Ejecutivo Nacional, más 515 kilómetros por parte del gobierno regional. Hablamos de carreteras como: Carora-Lagunillas, Palmarejo-Coro, Coro-Lagunilla, Maracaibo-Machiques, El Vigía-Santa Bárbara-Encontrados, Maracaibo-Machiques y Palmarejo-La Plata, entre otras. Para 1963-64 estaba prevista la terminación de Machiques-Casigua, Lagunillas-Agua Viva, Machiques-Colón-Encontrados, la autopista Lagunillas-Cabimas (con aporte de la Creole), entre otras. De la misma manera se procedía en materia de aeropuertos, y en el caso de otro ejemplo de importancia fundamental: la profundización y ensanche del Canal de la Barra de Maracaibo, que convirtió en mar interior su Lago, con todas las consecuencias favorables que ello representó para la economía del Estado Zulia, donde anteriormente se permitía el paso de buques de hasta 16 mil toneladas y ahora permitía el paso de tanqueros de 45 mil toneladas, con una capacidad de 320 mil barriles de petróleo.

     En cuanto a educación, el gobierno estaba convencido de que una batida a fondo a la ignorancia era tarea primordial para una tierra de gentes inteligentes, ágiles mentalmente, receptivas, pero que no habían tenido acceso a la cultura. En todos sus niveles, desde la educación primaria hasta la educación superior, el Gobierno de Coalición ya había realizado una labor que no admite paralelo ni comparación con la realizada en cualquier época de su historia por cualquier gobierno de América Latina. En el Zulia se habían realizado 18 grupos escolares, la Escuela Normal de Maracaibo, los Liceos Udón Pérez, Baralt, Chávez; estaban en construcción otras 59 escuelas piramidales, 18 barracas de alfabetización, Escuelas Industriales con el sector privado, Escuelas Comerciales, Comedores Escolares; la Universidad del Zulia (cerrada en 1904 y reabierta en 1946, y que pasó de 600 alumnos en 1958 a 4.000 alumnos en 1962, aumento en 640%), recibía ahora la colocación de la primera piedra para la construcción de la Ciudad Universitaria del Zulia, con el claro propósito de acentuar el contenido y formar ahí, finalmente, nuestros propios especialistas en ingeniería petrolera, medicina, ingeniería civil, agrónomos y otros profesionales zulianos.

     La construcción de viviendas recibió también un impulso jamás visto, con créditos de apoyo para la construcción privada, como se hacía en toda Venezuela con estímulos a la construcción para bajar el desempleo, cumpliéndose dos finalidades: aumentar las posibilidades de acceso de los sectores de las clases medias y populares a viviendas suyas y al propio tiempo la de darle trabajo a los obreros, incitando a la constitución de Bancos Hipotecarios con préstamos del Banco Obrero, de los bancos hipotecarios de Caracas y de la Junta de Crédito Urbano; de la misma manera el Banco Obrero facilitaba con la Universidad del Zulia el otorgamiento de créditos para viviendas de profesores. En la tarea de construir viviendas también se invirtieron préstamos provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo.


     Oculto como los acueductos y las cañerías, el poderoso desarrollo urbano de las principales ciudades de Venezuela no fue un acto de magia y obedeció en mucho a la política de trabajo concertado entre el sector público y el sector privado, iniciado con energía por este Gobierno de Coalición. Mientras esta política avanzaba, se tenía consciencia de los 700 mil ranchos que para 1962 tenía Venezuela, y que tampoco serían sustituidos por arte de magia. Uno de los problemas serios de Venezuela,  como de todos los países de América Latina, es el de la emigración de la periferia hacia el centro, de los campos a las ciudades. Decía Rómulo: “Si no hacemos digna y deseable la vida del campesino; si no llevamos al campesino el acueducto rural, la escuela rural, la electrificación rural, la reforma agraria, permanece la circunstancia de que el campesino es un desadaptado en el medio urbano y de que el campesino no termina de incorporarse definitivamente a la vida de las ciudades. Y constituye en Maracaibo, como constituye en Caracas, como constituye en Barquisimeto, una periferia de gentes sin empleo o desocupadas, un peligroso fermento de descontento y de descomposición social. De tal manera que hay una sola forma de evitar las migraciones de la periferia al centro: hacer vivible y habitable la periferia rural”.

     A conciencia de que en la era tecnológica la energía eléctrica es la palanca insustituible de los pueblos para su avance y desarrollo, como también lo afirmaba Rómulo Betancourt, en el Zulia estaba por concluirse la planta termoléctrica Las Morochas, para abastecer al Zulia y a toda la región, pero también se atendía la electrificación rural para los centros campesinos y poblaciones que recibían la luz eléctrica por primera vez (Bobures, San José, Sinamaica, Paraguaipoa, los distritos Sucre, Páez, Mara, Bolívar; Carrasquero, San Carlos, Santa Rita, San Ignacio). Todo ello iba de la mano con la reforma agraria que en el Zulia había distribuido para este momento 181.000 hectáreas, beneficiando a más de 5 mil familias, con préstamos que entre otras cosas lograría que (con 17 mil campesinos y el esfuerzo de los empresarios) que Venezuela dejara de depender de maíz extranjero.

     En cuanto a salud, además de regar de dispensarios al Zulia, se puso a funcionar el Hospital Universitario de Maracaibo, se transformó el Hospital Quirúrgico de Maracaibo en Maternidad, se ampliaron el Hospital Siquiátrico de Maracaibo, el Sanatorio Antituberculoso y el Hospital General de Maracaibo, se establecieron centros de rehidratación con atención médica para la población infantil, se inició la construcción del Hospital de Cabimas…

     La sed del estado se combatió con la instalación de 30 acueductos rurales (Caña Larga, Tipire, Concepción, San Pedro, isla de Toas, Caja Seca, Playa Grande, Gibraltar, Sinamaica, Palmarejo, San Felipe, Boca Caimana, Las Quemadas, Los Obispos, El Consejo, Barranquitas, El Tigre, Machango, Santa Cruz de Mara, Santa Rita, Puertos de Altagracia, Ciudad Ojeda, entre otras, y la ampliación extensa en Cabimas y Maracaibo, donde anteriormente se atendía al 30% de la población y ahora se superaba al 54%, las tres cuartas partes de la población). Junto a ello iba la siembra de tubos para cloacas. Y en cuanto a sistemas de riego, en el Zulia se planificaban y ejecutaban los más importantes, como eran los de la cuenca del Lago de Maracaibo, entre los ríos Zulia, Catatumbo y Chama. A esto se agregaban los sistemas de riego de Llanos de El Cenizo, El Palmar, Río Limón, así como una serie de diques y represas que incidirían profundamente en el bienestar de la gente, de la ganadería y de la agricultura.

     De la misma manera y en colaboración con la iniciativa privada, la Corporación Venezolana de Fomento regaba al Zulia con créditos industriales, favoreciéndose las industrias láctea, textil, pesquera, entre otras, asumiéndose el reto de industrializar al Zulia más allá del petróleo. Y en esta materia, el Zulia en 1962 producía el 64% del petróleo venezolano y estaba en en Zulia el 84% de los 17.000 millones de barriles que constituían nuestras reservas contabilizadas o probadas. Con la creación por parte del Gobierno de Coalición de la Corporación Venezolana del Petróleo, germen de PDVSA, dejábamos de ser espectadores pasivos de la producción, manipulación y comercialización de nuestro principal producto natural, habiéndose perforado ya 6 pozos petroleros, e invertido también en el gasducto Casigua-La Fría.

     La posición abiertamente democrática y antidictatorial del Gobierno de Coalición se manifestaba igualmente con una firme actitud ante los golpes de Estado, como el que derrocó en el Perú al Presidente Manuel Prado, diez días antes de entregar el poder y que desconoció un proceso de comicios. El gobierno de Venezuela inmediatamente retiró su embajada del Perú y solicitó una reunión de consulta de cancilleres para estudiar el problema de los golpes del Estado en le América Latina. Esta actitud del gobierno respondía a una orientación pedagógica consecuente y absolutamente democrática, tanto del gobierno como de Acción Democrática. Cuando en 1960 fue derrocado el coronel Lemus en El Salvador, quien había sido electo en comicios, el Gobierno de Venezuela rompió relaciones con la Junta que sucedió a Lemus y no restableció relaciones con el gobierno salvadoreño sino después de haber sido electo, en comicios, el coronel Rivero. Cuando fue derrocado el Presidente Frondizi, en la Argentina, el Gobierno de Venezuela retiró su embajada de la Argentina y dejó de mantener relaciones con el gobierno de facto que para esos años existía en ese país.

     Al sostener tal posición, Venezuela no estaba sólo dentro de la filosofía que informa la Organización de Estados Americanos, sino dentro de sus propios textos legales. De esta manera se era consecuente con principios y normas jurídicas estampadas en pactos multilaterales que tienen carácter de compromiso cumplible. Y al propio tiempo el Gobierno de Venezuela procedía así porque un país que ha vivido y soportado dictaduras no puede cruzarse de brazos, con actitud socarrona y displicente, cuando dictaduras se establecen en otros países de nuestra misma raza y de nuestra misma lengua.

Enviado a nuestros correos por
Alberto Rodriguez Barrera
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