He estado escuchando a algunos políticos de
la oposición insistiendo en el deber de los partidos en crear un nuevo modelo
de país, un modelo que vuelva hacer soñar a los venezolanos; pero, dicho esto,
se embarcan en las viejas recetas socialistas que tienen como protagonista al
Estado, en una economía centralizada y repitiendo las mismas fórmulas
fracasadas del Estado paternalista y benefactor. Eso me preocupa, estos políticos,
la mayoría jóvenes, hablan como si estos 16 años de socialismo bolivariano no
hubieran sucedido, como si ese punto de vista y estado de cosas hubiera sido un
éxito.
Desafortunadamente, no estamos para vender
proyectos, ni programas de gobiernos, ni para salir en campaña para convencer a
un electorado a que voten por la oposición; el próximo gobierno en Venezuela,
el que va a sustituir al chavismo, es un gobierno de emergencia, que se tiene
que ocupar de lo inmediato, de contener el impresionante deslave del país, de
aplicar correctivos, muchos de ellos dolorosos, de pedirle sacrificios al
pueblo para poder salvar a la nación… no podemos caer en fantasías políticas y
actuar como si todo estuviera normal; el país está quebrado, bárbaramente
endeudado, con mafias y bandas criminales controlando lo que queda de la
economía que es incapaz de producir para
nuestro propio sustento y eso lo sabe todo el mundo, pensar lo contrario sería
no reconocer la ruda realidad que nos golpea el rostro todos los días. De ese tamaño
es la crisis y eso lo debe tener claro la oposicion: el próximo gobierno será
heroico, para salvarnos el pellejo.
La crisis que atraviesa el país hay que
enfrentarla durante el gobierno de transición, no hay manera de posponerla, y
el trance que enfrentará el gobierno tiene una doble cara, una naturaleza dual;
por un lado hay que encarar una situación interna que tiene tres componentes
principales: 1- la seguridad del país, 2- la crisis alimentaria y de salud y 3-
la estabilidad y la reactivación económica.
Por otra parte, la situación geopolítica del
país, o sea, nuestra situación internacional, tiene cuatro ejes fundamentales
1- nuestro mercado petrolero, 2- nuestra deuda externa, 3- la restructuración
de nuestro servicio exterior (embajadas y consulados), 4- la seguridad y
justicia internacional.
Lo interior y lo exterior se tocan de muchas
maneras, lo que exige una gran coordinación de esfuerzos, y una cosa es clara,
sólo tendremos éxito con ayuda de nuestros aliados y amigos en el extranjero,
en cooperación con organismos multilaterales.
Pero, antes de entrar en materia, debemos
puntualizar que los funcionarios y oficiales de gobierno que trabajen en esta
primera etapa de resolución de la crisis, incluyendo al Presidente de la
Republica, no deberían ir a reelección, por lo menos durante dos periodos
eleccionarios; esta condición aseguraría dedicación exclusiva a la tarea de
reconstrucción de la patria, sin la distracción de reelecciones.
La naturaleza de la crisis venezolana es
multidimensional, es muy probable que nos tome más de dos periodos
presidenciales resolverla; pero este primer momento de contacto y manejo de la
crisis es fundamental para desenmarañarla, diagnosticarla y aplicar las
primeras medidas de emergencia.
De este primer contacto con esas ingentes
dificultades se desprenderán consecuencias importantes, que determinaran los
pasos a seguir, principalmente, en lo que se refiere a la generación de
confianza entre todos los sectores involucrados.
Ya hay algunas medidas que se pueden empezar
a tomar y que son de sentido común; pero los correctivos estructurales y de
fondo tardaran un tiempo en ser elaborados y activados, primordialmente, porque
existen opciones y cada una conlleva consecuencias diferentes; una condición
necesaria será siempre la comunicación permanente con los ciudadanos, ese es un
factor clave, para que la información fluya constantemente y con la mayor
claridad posible, esencialmente, porque el propio gobierno se va a encontrar
que no existe información y si existe, hay que verificarla, porque el chavismo
es una organización tan antipatriótica, que está haciendo todo lo posible por
hacer la recuperación del país un imposible, empezando por borrar archivos,
falsificar data, desaparecer expedientes.
Una de las acciones que la MUD debe tomar de
inmediato es el nombramiento del gabinete del próximo presidente, no importa
quién sea el candidato ganador o si éste, una vez electo, vaya a aceptar el
gabinete conformado; no importa, lo que vale ante el pueblo de Venezuela es el
gesto de proponer a estos hombres y mujeres, especialistas en sus diferentes
áreas, con rostros conocidos, para que desde ya empiecen a trabajar en los
planes de reconstrucción del país, que elaboren los programas sectoriales y
apunten la dirección en que la Republica va a marchar con el nuevo gobierno;
esto tendía un enorme impacto mediático y apuntalaría ese sentido de seguridad
que tanta falta hace.
El que se empiece a discutir las medidas de
emergencia a tomar con el nuevo gobierno, el que esos ministros designados por
la MUD puedan dirigirse al país para plantear sus visiones de cómo vamos a
salir de este atolladero, será muy importante para ir creando el ánimo y el
ambiente de expectativa que se requiere, y será un buen ejercicio de
prospectiva. Por supuesto, repito, será un gabinete y unos programas alternos
de gobierno, pero que ya están allí y, en caso de apuros o de cambios
inesperados de circunstancias, puedan usarse y sus responsables permanecerían
atentos a su turno al bate, en caso de que el próximo presidente requiera de
sus servicios.
El mejor aliado de un gobierno en emergencia
es un pueblo bien informado y consciente de lo que se está haciendo y se quiere
lograr; y porque se trata de una Emergencia con E mayúscula, el gobierno de
transición debe contar con los mejores hombres y mujeres que tenga el país, en
cada una de las áreas a ser tratadas, lo que ya dice mucho del presidente o la
presidenta que el país requiere.
Se necesita un hombre o una mujer no sólo con
“guáramo” y valentía, que no se “achicopale” ante las decisiones más duras, si
llegare el caso de tener que tomarlas, que probablemente no vaya a sobrevivir
políticamente de esta prueba, que no le tenga miedo a la impopularidad, que se
sepa parte de un esfuerzo mayor y global y que su persona pueda ser
reemplazable aún antes de terminar su periodo, son posibilidades que debe tomar
en cuenta.
Tiene que ser un extraordinario comunicador,
pero no un imitador de Chávez, empezando porque su compromiso tiene que ser con
la verdad, si se equivoca tiene que asumirlo y rectificar.
Tiene que ser un gran coordinador de equipos
de trabajo diversos, con habilidades “multitasking” en el sentido de poder
atender simultáneamente varias tareas, que tenga presencia y credibilidad en su
trato con extranjeros, que sepa manejarse bien en términos diplomáticos, que
sepa dar el ejemplo en cuanto vida austera y de sacrificio.
Lo que viene en nuestro país es inédito, no
tenemos experiencias previas, por lo que las cualidades y habilidades de
nuestros políticos usuales, van a servir de muy poco.
Ese candidato debería contar con una esposa y
familia, que le confieran la seguridad y la imagen entre la gente que entiende
y padece los rigores de todos los venezolanos, que hay un anclaje y un sentido
de pertenencia; creo que el rol de Primera Dama – perdido en el tiempo por
conveniencia de los políticos que hemos padecido en la primera magistratura -
va a ser indispensable en esta ocasión.
Si fuera una mujer, tendría que tener el
talante de una reina; y lo digo con toda la propiedad que el término
personifica, la reencarnación de la Republica en una soberana, ejemplo y madre
de todos los venezolanos, el ideal de una dama por la que toda la nación sea
capaz de sacrificarse.
La transición que viene no va a ser pacifica;
domar y recoger a todas esas fieras sueltas y que andan medrando de la gente,
detener los abusos e injerencias extranjeras en el país, va a requerir de
medidas extraordinarias que pudieran acercarnos a estados de pre-guerra (aunque
ya vivimos en ella), con todas las implicaciones que esto conlleva, por lo que
presidentes blandengues y cobardones no son los indicados.
Hay que rescatar el respeto internacional de
Venezuela, nuestra autoestima; volver a caminar con nuestros propios pies y en
la dirección que escojamos, hacer nuestro propio mundo con esfuerzo y trabajo,
ordenar nuestra casa, que es Venezuela.
El próximo presidente de Venezuela tiene que
ser alguien que inspire emoción, que nos haga sentir de nuevo orgullosos de ser
un país independiente y libre, dueño de nuestro propio destino.
La situación del país está tan deteriorada,
el poder tan desarticulado, que pudiera pasar cualquier cosa en cualquier
momento, dentro o fuera del ámbito constitucional, y en estas circunstancias de
excepción, gana el que esté mejor preparado.-
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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