martes, 9 de septiembre de 2014

JUAN DE DIOS RIVAS VELÁSQUEZ, SIN SOLIDARIDAD NO HAY JUSTICIA SOCIAL, LÓGICAS Y UTOPÍAS

      La Venezuela de hoy tiene un vacío gigantesco de justicia social, solidaridad moral y respeto a la persona humana. Los gobernantes siguen empeñados en hacer sufrir a la gente con políticas punitivas colectivas, verbo y gracia “El sistema de control biométrico” (conocido en Cuba como Libreta de Racionamiento). 
           
Dígame usted amigo lector o lectora ¿Dónde está la justicia social y la solidaridad en este sistema? Si tengo que seguir haciendo colas infernales, pasando sed, hambre y llevando sol parejo en una cola, llegar sudado, cansado y bravo al estante, para llevarme tres kilos de algo necesario para mí familia (que hace años lo compraba en cualquiera bodeguita en 2 ó 3 minutos), y de paso me obligan a reseñarme con mi huella digital, como si fuera un delincuente o estuviera votando anticipado por alguien que me maltrata y veja continuamente; para colmo, ya se oye decir que los próximos cuadernos de votación (serán dobles) unos ya vendrán con una “triquiñuela” con la huella impresa y los tendrán en reserva para sacarlos “si no voy o vamos a votar”, sea verdad o sea mentira, es evidente que hay muchas suspicacias en este sistema biométrico “capta-huella”, el cual lo que hace es jorobarnos más, violar nuestro derecho constitucional contenido en el artículo 117 de la carta magna y por añadidura no acabará con la escasez, carestía inflacionaria y mucho menos disminuiría la pobreza e injusticias sociales existentes en la patria bolivariana.
     Si lo que quiere el gobierno es acabar con el contrabando de extracción y las mafias “favor diríjanse a los comandos de la Guardia Nacional”, ellos saben y están en todo, al igual que los policías, algunos de los habitantes de las fronteras, los directivos de ministerios y corporaciones de alimentos, cabillas, gasolina, etcétera, etcétera. Basta de esa doble moral, eso no ayuda a reconciliar el país. Lo moral para el pueblo es cuando ayudas o apoyas a alguien y no lo hace obligado, sino porque sientes que es lo correcto, así no sea para ti lo mejor. Ese es el deber del Estado venezolano y de todos los gobernantes “militen en el partido político o no”. Pretender sacrificar más al pueblo, es violarle sus derechos humanos y agredirlos sin ningún respeto a su dignidad humana.
     Debemos estar conscientes del alcance de los valores de igualdad, justicia, respeto, libertad y solidaridad en estos días de contradicciones y doble discurso. Para buscar una filosofía para la paz, el entendimiento razonable es necesario y lograr una convivencia en orden es básico, para ello se debe lograr la funcionalidad ética de las instituciones y de los poderes públicos, todo regido dentro de una moral pública. No compartimos, ni apoyamos el argumento del poder y las armas, para imponer obediencia y paz. La filosofía que proponemos es entendimiento, concertación y respeto para lograr paz, trabajo y bienestar, y eso lo queremos lograrlo con un cambio evolutivo, donde estemos todos “sin excepciones”. Lo punitivo en colectivo no es correcto, eso es un “perverso”  castigo a todo el pueblo (menos a los privilegiados y enchufados, a ellos le llevan todo). Lo que dicen que lograrán, es todo lo contrario. Creemos que es un primitivismo y un desastre en lo funcional. Lo lógico sería organizar un sistema de producción en masa y por regiones, simplificar los trámites de permisos para materia prima, medicinas, repuestos y equipos a quince días máximo y acabar con la corrupción en el manejo pervertido de los dólares. Salvar a Venezuela en Paz sigue siendo la mejor opción de solidaridad humana.
      Señores del gobierno propónganse la filosofía del “hecho en Venezuela” y suspendan esa absurda medida de castigo social, la cual se propone como medio real y eficaz para el fin del contrabando, la cavernícola filosofía de la libreta de racionamiento, eso es para pueblos en esclavitud o semiesclavitud. El análisis de lo que es Venezuela dentro de un paradigma de desarrollo sociológico y de la entidad real o tangible de las cosas, nos indica, ahora hay más pobreza que ayer, menos crecimiento social y económico de los excluidos. La gente pierde la confianza en sus gobernantes, policías, tribunales, funcionarios públicos de mediano y alto rango, en sus militares y en sus políticos.
     La filosofía social con que el gobierno interpreta la sociedad, y explica el ser de la sociedad, es errada y manipulada, error que también viene cometiendo la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Eso ha generado que se deteriore la solidaridad, se niegue o se reprima la lucha social y está permitiendo un creciente individualismo, donde se destaca el falso valor de la importancia del individuo por la viveza, la riqueza fácil o la resignación al populismo. El colectivismo considera que el individuo no es perfecto, que es dependiente de una comunidad, es decir, la sociedad lo es todo. El solidarismo debe ser el incentivo para la lucha social y el cambio evolutivo.
     La filosofía Latinoamericana del siglo XXI, tiene el mismo problema en el mundo, que tiene la “Filosofía de la Liberación”, “La Teología de la Liberación” y todo pensamiento que no sea europeo. Es difícil construir y hacerse conocer lo bueno, cuando la mayoría de los medios de comunicación son del Estado y los privados tienen interés tan concretos, como el de presentar puntos de vistas que satisfagan al gobernante y los medios que valientemente admiten las opiniones plurales y libres, se les acosa y presionan. Al impedir la libertad de informar y opinar, se impide el desarrollo de los pueblos.
     Es necesario que la solidaridad  y la justicia social vayan de la mano en Venezuela. Todo cambio evolutivo debe estar apalancado por la solidaridad y justicia social.
Juan de Dios Rivas Velásquez
rvjuandedios@gmail.com
@rvjuandedios

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