miércoles, 10 de septiembre de 2014

ELIDES J. ROJAS L., MERCADO NEGRO REVOLUCIONARIO


Cuba es uno de los países donde este mercado ilegal crece. Al final lo estimula el propio gobierno

Una figura típica de las economías distorsionadas. Es un término usado para describir la venta clandestina e ilegal de cualquier cosa, violando las leyes y normas que controlan precios o el mecanismo de racionamiento que con toda seguridad habrá impuesto el Gobierno. Está claro entonces, que el mercado negro o economía subterránea, aparece cuando la autoridad genera las condiciones para que proliferen las ventas ilegales o como producto de algún impacto externo en la economía local. En el caso venezolano el monstruo es obra de la orientación castrocomunista del modelo económico del clan del poder.

Cuba, por ejemplo, es el reino del mercado negro. La centralización, escasez, falta de producción y control excesivo obliga a la gente a buscar ciertos productos donde los hay. En Cuba le ofrecen desde guayaberas hasta tabacos. O licores importados y hasta rones locales. Todo ilegal, pero es la forma en que ese mercado destruido opera. Por efecto de la copia del modelo cubano en Venezuela está ocurriendo exactamente lo mismo. Hay falta de divisas, hay escasez, hay control de precios y de cambio, no hay producción suficiente. Son elementos reconocibles es este desastre chavista que vive el país. Mercado negro parejo, contrabando parejo y una red de mercadeo ilegal que termina de desviar los golpeados números de la economía.

En grandes ciudades, Caracas por ejemplo, lo que no se consigue en los supermercados o abastos está en las calles. La buhonería tiene de todo. ¿De dónde sacan los productos? Ese es otro detalle que el Gobierno conoce perfectamente. La misma autoridad que controla y confisca alimenta a la cadena ilegal. Incluso militares. Harina precocida, azúcar, café, cauchos, baterías para vehículos y hasta desodorantes diferentes al de la bolita se encuentran en las redes callejeras. A la vista de todo el mundo, incluso del régimen. Pero así opera este mercado. Y más cuando se genera en un sistema altamente corrupto.

El discurso oficial va por una parte y la realidad por otra. Es el caso del contrabando en la frontera básicamente con gasolina, alimentos, cabillas y hasta cemento. Son sectores que controla el Gobierno de manera completa. No se trata solamente de control de precios. Es que el mismo produce y fabrica. Poco, pero lo hace o lo importa. A Colombia, a Brasil y al Caribe se van millones de dólares en gasolina. ¿Cómo sale? El régimen sabe perfectamente quién controla estas mafias. No es prudente acusar a un sector que en la práctica es el sostén del propio gobierno militar-revolucionario. En Cúcuta, por ejemplo, todo el mundo sabe cómo entran los alimentos o la gasolina y quienes miran para otro lado mientras pasan las gandolas.

Así es como se gobierna. Así.

Elides Rojas
erojas@eluniversal.com /
@ejrl

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