Al margen de la
diatriba política está la gente, que según el IVAD es un 68,5 por ciento que
padece los problemas de la escasez, la inflación (41,9%) y la inseguridad
(72,3%)
Para la oposición, la
política es blanco o negra, no acepta matices, siempre es maniqueista y por lo
tanto todo lo que viene del Gobierno es malo. Basta que el Gobierno dé un paso
atrás y creen que están ganando terreno, porque no han entendido aquello de que
el fin justifica los medios o que para alcanzar ciertos objetivos a veces hay
que avanzar en zigzag. Para esta ilusa oposición el Gobierno actúa de manera
improvisada, con visión cortoplacista y sin proyecto político. Más bien
pareciera que el único grupo político con un proyecto de país es precisamente
el Gobierno, lo ha manifestado públicamente, ha presentado documentación al
respecto, y ha sido consecuente con la ejecución del mismo.
Más allá de los
desaciertos que hayan podido acumular en este tiempo, y de las torpezas con las
que algunas acciones parecieran llevarse a cabo, el balance general para el
Gobierno no ha sido malo; todo esto si consideramos como fundamento básico de
que el único proyecto importante es mantenerse en el poder, y toda la realidad
y sus acciones políticas para modelarla están en detrimento de ese objetivo
perpetuo. La oposición, en cambio, no tiene nada; luce desarticulada y ahogada
en sus intereses, muchos de ellos con rabos de paja, y con una cultura política
escasa o premoderna; lo que les impide, no sólo entender la realidad, sino
ofrecer una respuesta oportuna ante la crisis.
Al margen de la
diatriba política está la gente, que según el IVAD es un 68,5 por ciento que
padece los problemas de la escasez, la inflación (41,9%) y la inseguridad
(72,3%), y que no los mueve ninguna idea política sino la necesidad de
sobrevivir y el principio de conservación, gente que no entiende de izquierdas
ni de derechas, sino de aumentos de precio y de cronogramas de racionamiento
eléctrico.
Según el Gobierno,
las colas de gente esperando para comprar productos básicos son alentadas por
la oposición con el fin de desestabilizar y crear caos, y para la oposición, el
aumento de la gasolina es un punto de honor con el cual cumplirán sus
profecías, y mientras tanto desatienden el aumento de otros productos básicos
cuyo impacto es igual o mayor. Tanto la oposición como el Gobierno piensan que
todo el país está pendiente de lo que hacen y dicen, cuando las encuestas
demuestran que la desafección política (para todos los bandos) es cada vez
mayor.
Carlos Rondón Ávila
rondoncarlos@gmail.com
@phronimos
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