La
tiranía es el despotismo llevado a su más extremada expresión. Es el Gobierno
sin limitaciones jurídicas ni morales, que se ejerce al margen de las normas de
derecho.
Nada
más parecida la situación que vivimos los venezolanos con la de los mexicanos, durante
el período presidencial de José de la Cruz Porfirio Díaz, militar y dictador,
que ejerció la Presidencia de su país en nueve ocasiones en las que campeó la
corrupción, nepotismo, abuso de poder y todo tipo de mácula amoral, que
echó por tierra las bases fundamentales de toda una sociedad, en la que bajo el
lema de “la Ley de Herodes” hizo todo cuanto estuvo al alcance sus caprichos y
antojos. El título de la película que por casualidad vimos recientemente y que calzamos en la presente columna, viene
al pelo, pues dicho lema cuando el pueblo preguntaba su significado, la
respuesta era: “La Ley de Herodes, es la que si no estas conmigo te jodes”
Un
breve resumen sobre quien fue Porfirio Díaz nos permite conocer entre otras
cosas que después de nombrarse a sí mismo Presidente el 28 de noviembre de
1876, durante su primer mandato creó una maquinaria política, que le permitió
conservar su inmenso poder sobre el pueblo mexicano. Se mantuvo en el cargo
mediante la manipulación de votos, la violencia y el asesinato de sus
opositores. La represión a la sociedad civil durante las revueltas públicas, lo
hizo temible y aterrador.
En
nuestro país, cada día se estrechan más los cercos para frenar la libertad de
expresión, y se evidencia el permanente abuso de poder de quienes sin
escrúpulos de ninguna naturaleza, y a la vista de propios y extraños,
estrangulan a los medios de comunicación privados, para debilitar la voz de
quienes tienen derecho a estar debidamente informados. Poco o nada les importa
a quienes se enseñorean exhibiéndose como socialistas del siglo XXI, el trabajo
responsable y la consideración de las necesidades y deseos de la sociedad a la
que sirven y constituyen los fines últimos de la prensa, bien sean impresos o
audiovisuales (radio y televisión).
Víctimas
de este acoso que violenta la propia Constitución Nacional, que el difunto
Chávez despectivamente denominó La Bicha, han sido más de 30 medios de
comunicación de la provincia entre otros “El Impulso” y en fecha reciente el
diario El Nacional, que gracias a la solidaridad de editores de la hermana
república de Colombia, en un gesto que pasará a la historia del periodismo
mundial, evitó el cierre definitivo de tan importante medio.
Se
dicen ardientes defensores de la libertad de prensa, pero con su postura y
talante se contradicen a diario en todos los cenáculos en los que actúan,
llámese Asamblea Nacional, Palacio de Miraflores o cualquier otro escenario en
los que como loros repiten una y otra vez la monserga de su extinto líder, al
que por cierto, no lo dejan descansar en paz, pues a 14 meses de su
desaparición utilizan su figura para que sus acólitos le sigan rindiendo
pleitesía y en grado extremo, le rindan culto como a Mao, Lenin, Hitler,
Trujillo y en fecha reciente Kim Jong-il, Presidente eterno de Corea del Norte,
al que tras su fallecimiento hace dos años, heredó el poder su hijo Kim
Jong-un.
Es
letra muerta la Carta Magna, que en su momento Chávez la calificó como la mejor
del mundo, para quienes detentan el poder arropados bajo un falso socialismo,
devenido en un monstruoso régimen que concentra todos los poderes públicos,
para abusar a troche y moche y a su libre albedrío en defensa de una supuesta
conspiración política, social y económica.. De tal manera, que expresarse
públicamente en contra de sus políticas (¿) constituye un delito que se paga
con cárcel; se ensaña contra estudiantes a los que se les tortura, maltrata y
confina en recintos carcelarios privados de todos sus derechos, e igualmente se
adoptan tácticas dilatorias contra quienes han sido condenados injustamente en
los juicios que se les sigue. El pueblo guarda en su memoria el nombre de Franklyn
Brito, Iván Simonovis y otros hombres a los que se les inmoló su libertad.
La
desmemoria de estos seudo revolucionarios socialistas, marxistas, bolivarianos
y por ende comunistas, como el propio Fidel Castro lo admitiera en una reunión
con periodistas en La Habana, les impide recordar que el Capítulo III de los
Derechos Civiles que refiere la Constitución, contempla en uno de sus apartes
“que se garantiza la libertad de expresión sin
que sea posible censura alguna. Por ser consustancial con ese derecho,
quien lo ejerza asume plena responsabilidad por todo lo expresado. Así mismo,
se reconoce el derecho a una información veraz, oportuna, imparcial y sin
cesura. Esta regulación responde a la necesidad de elevar el rango
constitucional, los parámetros éticos indispensables para el ejercicio del
derecho a la información, con el objeto de que los medios de comunicación, como
parte de su actividad y de la responsabilidad que ella genera, establezca
mecanismos de autoevaluación informativa a los que tenga acceso toda persona,
natural o jurídica, pública o privada, que se considere perjudicada por
informaciones emitidas por los medios de comunicación y que tengan relación con
ella, a fin de que se revise la veracidad y oportunidad de la información”
(sic)
Ahora
se empeñan en aprobar una ley con la que se permitiría el libre ejercicio del
periodismo a cualquier persona, sin necesidad de que haya egresado de Escuelas
de Periodismo de Universidades del país. ¿Cuál es el perverso interés de este
propósito?. ¿Acaso podrían desempeñar el oficio con la ética y objetividad que
exige la profesión?.
No
hay posibilidad alguna para admitirlo, pues es precisamente en este sentido,
que el periodismo como instrumento corrector y cohesivo de la sociedad,
adquiere su significación más positiva y acertada, y por otra parte, con este
adefesio populista y demagógico, se eliminaría el Colegio Nacional de
Periodistas (CNP).
La
Declaración de Chapultepec, adoptada por la Conferencia Hemisférica sobre
Libertad de Expresión celebrada en México, D.F., el 11 de Marzo de 1994, en su
preámbulo establece que "Sin libertad no puede haber verdadero orden,
estabilidad y justicia. Y sin libertad de expresión no puede haber libertad. La
libertad de expresión y de búsqueda, difusión y recepción de informaciones solo
podrá ser ejercida si existe libertad de prensa". También señala que “Sin
medios independientes, sin garantías para su funcionamiento libre, sin
autonomía en su toma de decisiones y sin seguridades para el ejercicio pleno de
ellas, no será posible la práctica de la libertad de expresión". Prensa
libre es sinónimo de expresión libre, por lo que uno de los principios de la
Declaración menciona que "Toda persona tiene el derecho a buscar y recibir
información, expresar opiniones y divulgarlas libremente. Nadie puede
restringir o negar estos derechos”.
Este
reconocimiento ha sido refrendado por
todos los gobiernos de América Latina, excepto por el cubano Fidel Castro y por
Hugo Chávez. En el caso del primero, quien acabó con el periodismo libre en
1.960, nunca ha querido recordar que gracias a la libertad de prensa que se
ejerció inclusive en plena dictadura batistiana, se hicieron trascendentes sus
declaraciones como presidiario en la isla de Pinos, como aquella con tinte
melodramático "Condenadme, no importa, la historia me absolverá".
En
cuanto a Chávez, todos recordamos que no fue elegido presidente de Venezuela
precisamente por una oratoria articulada en que haya diseñado un programa de
gobierno bien estructurado, sino por el desencanto de un pueblo cansado de una
clase política llena de vicios y pecados. El populismo de Chávez que lleva
implícita la antidemocracia, ha permitido que sus sayones intenten acallarla,
actitud propia de dirigentes con mentalidad fascista.
Carlos
Aguilera
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro
fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
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