sábado, 30 de agosto de 2014

MERCEDES PULIDO, DESCIFRANDO LAS SEÑALES DE ALARMA

A pesar del control de la información, estamos en presencia de un torbellino de hechos, necesidades e incertidumbres que nos hacen buscar donde sea y como sea una mínima explicación. Tan es así, que el Profesor Pascuali irónicamente señalaba cómo hoy el “Twitter” es la base de la información creíble y los medios se han convertido en simple entretenimiento ya que la filtración de su contenido genera simples quimeras.

Ante el cúmulo de contradicciones y problemas de la vida cotidiana las respuestas son reactivas ante lo visible, no ante aquello que lo origina. Puede decirse que es un barco a la deriva. Ni el Gobierno da indicios de tomar las riendas del país, ni la alternativa de las fuerzas democráticas da indicios de marcar el rumbo. La respuesta reactiva es un mecanismo de defensa para protegerse de los obstáculos o situaciones que no puede manejar. La oferta diaria de soluciones mágicas como “el sacudón” es la defensa ante la exigencia de gobernar para la diversidad.

Ante la ausencia de salud y medicamentos que es un problema de vida o muerte, la escasez de alimentos y bienes de la vida diaria, la respuesta no es mayor producción o simplemente “si se quiere eliminar el aporte empresarial y comercial” en lugar de acelerar la descarga de los múltiples contenedores que se pierden en nuestros puertos, se impone un control discrecional al consumo mediante los captahuellas como requisito de racionalización, aun cuando si esto sirviera para ampliar nuestra capacidad de banda ancha sería un logro comunicacional. Es interesante, la viveza y racionalidad de los nuevos intermediarios que se organizan para sustituirnos en las “colas” y con ello no solo “dan un servicio” sino que logran un ingreso importante. Si era ya un hecho que alarmaba que la mayoría de los homicidios registraba la perversidad de múltiples remates de heridas de balas, ahora de ello no se habla sino de las nuevas formas de criminalidad aberrante y la respuesta reactiva es la continua persecución de las protestas para demostrar Gobierno. Se cierra la frontera en sus pasos formales, se detectan dos o tres gandolas de gasolina (indudablemente llenadas en Pdvsa, porque donde más) pero se mantiene lo que lo origina: el atractivo del negocio, quedando abiertas y protegidas las miles de trochas eficientes. No se difunden los índices de inflación, y ellos en todo caso reflejan los precios de los alimentos regulados que no se consiguen, mientras se va al mercado y hay que contar bien los “churupos” porque el costo de los no regulados sobrepasa las estimaciones familiares. Grave, muy grave es la pérdida del valor del trabajo y la fuga de talentos que deja sin relevo la exigencia de innovaciones en la crisis, más aun con el estancamiento y lento crecimiento de la pobreza desde el 2009.

El descontento, la desconfianza y la impotencia son señales de alerta de que cualquier cosa puede suceder...

Mercedes Pulido
mercedes.pulido@gmail.com
@mercedespulidob

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