El gobierno de Maduro anda dando tumbos como
borracho a las cuatro de la mañana. Cree que con el mecanismo de controlar lo
que la gente adquiere resolverá la crisis de abastecimiento y escasez. Ni
siquiera se pasean en la inconstitucionalidad del acto.
LA TARJETA DEL RACIONAMIENTO |
Es decir, que perderíamos la libertad de
adquirir aquel bien que necesitemos en
las cantidades y especificaciones que consideremos. Tendríamos que comprar una
porción de lo que haya hasta que el cuerpo aguante como si estuviésemos dentro
de un campo de concentración.
Evidentemente, en la realidad; en la actualidad está
sucediendo que no se consiguen los productos alimenticios, ni en otras ramas como laboratorios
farmacéuticos, repuestos automotrices, etc. Y las benditas maquinas capta
huellas vendrían a democratizar la escasez, de lo poco que se disponga. Uno se pregunta ¿Si
Maduro cree que los anaqueles estarán surtidos con as maquinitas controlando a
la gente?
Supuestamente, la culpa la tiene una extraña guerra
económica que comparte su responsabilidad con una burguesía parasitaria, la
cual combatirán con más comunismo por el pecho y supresión de todas las
libertades, incluida la de pensamiento y opinión.
Luego, dice –Maduro- con su cara bien lavada, que
ese mecanismo no es similar a una tarjeta de racionamiento. La verdad es que
tienen un arroz con mango en materia económica.
El gobierno no quiere reconocer que ha fracasado,
cuando el 80% de la población entiende que el modelo comunista no funciona. Esa
forma de implementar controles de las divisas, controles sobre el mercado, que
espantan las inversiones y esa amenaza permanente de expropiar al empresario
privado “por quítame esta paja”.
Las capta huellas han generado un profundo rechazo
en la población. Es una medida impopular. El gobierno tiene poca credibilidad y
la gente no cree que con ellas arreglaran el asunto, que es de fondo por malas
políticas implementadas en el pasado reciente.
¿Cuál es el fondo del problema? El fondo del asunto
es que durante estos quince años de “revolución” han tirado al traste al país;
las instituciones no funcionan democráticamente, pasándole por encima a las
libertades; quieren controlar los medios y la opinión; la corrupción ha sido
espantosa, al punto que una nueva pléyade de millonarios gobierneros han nacido
del desmadre; han paralizado la economía, los campos están improductivos, las
empresas cierran y se van a otros países, y entonces la inflación sube y sube
en medio del despilfarro y la regadera de plata como si fuera “Don Regalón”.
Eso no lo aguanta nadie.
Hay que atacar las causas, no las consecuencias.
¿Qué está sucediendo en los campos?
¿Cuales son los requerimientos de los pequeños y
medianos empresarios industriales?
Yo me pregunto si se puede conducir a un país al
desarrollo con una dictadura retrógrada y de espaldas al sector que produce.
Hay que añadir al batido el ingrediente Maduro, un
sujeto no preparado para ponerse la camisa de estadista; “duelale a quien le
duela”, esa es una verdad que no se puede ocultar en ninguna parte.
Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
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