lunes, 11 de agosto de 2014

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, RAREZAS TORMENTOSAS, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL

El socialismo sólo ha servido para hacer del poder político el mecanismo más artero para traicionar intereses legítimos y clamados históricamente por sectores deprimidos. AJMonagas
En lo que va de siglo XXI, la política venezolana ha tronchado significativos paradigmas suscritos por la teoría política desarrollada desde tiempos de Nicolás Maquiavelo, de quien se dice haber sido uno de los estudiosos contemporáneos más controversiales del devenir político. En la política vernácula se cumplen muchas de aquellos aforismos que denigran o discrepan de quienes ejercen el oficio de políticos. Bien desde un cenáculo político partidista, o desde una curul en el alto gobierno. Así que no hay duda al inferir que hacer política en Venezuela dejó de ser la forma de corresponderle al pueblo mediante una gestión que honre principios y valores morales, para convertirse en cualquier camino que conduzca a enrarecer lo que se presumía como solución de un problema.

El llamado “socialismo bolivariano” no llegó a situarse como la doctrina política cuyo compromiso estaba dirigido en dirección de hacer de Venezuela un país referencia para el desarrollo y crecimiento económico y social. Lejos de eso, sólo ha servido para hacer del poder político el mecanismo más artero para traicionar intereses legítimos y clamados históricamente por sectores deprimidos. Precisamente, en esa línea de intención se conjugaron insidias y engaños con el propósito de generar otros intereses imaginarios e injustos a partir de los cuales justificaron la demolición de la institucionalidad democrática en nombre de una “revolución pacífica”.

Sin embargo pese a tanta perversión organizada y maledicencia sustentada, el régimen no ha podido alcanzar sus objetivos “revolucionarios”. Las realidades siguen develando escabrosas situaciones en medio de gruesas confusiones generadas. Particularmente, por la complejidad bajo la cual coexiste el país político y económico con factores independientes del influjo gubernamental. Más aún, sin siquiera tener la menor idea de las circunstancias que rodean lo propio. No obstante en medio de conflagraciones de tan suspicaz naturaleza, el régimen cree ilusamente saber desenvolverse cuando bastante lejos de tan escueta suposición se encuentra actualmente. No sólo por la ineptitud de sus funcionarios. También por la incertidumbre dominante cuyo ámbito de acción abarca espacios más allá de los que supuestamente pudieran presumirse.

El problema tratado trae a colación  el grave desarreglo inducido por causa de recorridos de decisiones en contrario cuyos aludidos argumentos se comportan como naves arrastradas por un vendaval. Pero por un severo vendaval producido por una fenomenología político-económica cuyo contorno viene trazándose por la fuerza de imperios sin nombre. Aunque enraizados por el espíritu del más siniestro capitalismo sin que estos sean percibidos como tales. Menos en el trance de un gobierno como el que rige los destinos de Venezuela, tristemente distraído por la corrupción y empantanado por la inflación. Pero además, azotado por delirios de fatua grandeza de cara a un consumismo negador de capacidades y potencialidades.

En el ínterin de lo que dicho estado de hechos aviva, el régimen venezolano continúa cometiendo errores garrafales que ponen en riesgo la salud emocional de una población cuyas esperanzas de reconquistar su defenestrada calidad de vida sigue siendo bandera de lucha. La arrogancia de las estrategias revolucionarias, han llevado el país al cadalso. Al extremo que buena parte de las decisiones tomadas, son una apuesta al fracaso sin medir alternativas que entiendan otras distintas de las que han hundido al país en lodazales, fango y migajas. En medio de lo que este caos arroja en su perjuicio, no cabe duda de que el venezolano está atravesando realidades groseramente seducidas por rareza tormentosas.

VENTANA DE PAPEL

¿ESTADO SUPLENTE?

Los abusos no son solamente actitudes en personas que viven un concepto exacerbado del poder ante circunstancias cotidianas. También, es la respuesta de gobiernos déspotas cuya actuación tiene un carácter tan deplorable como groseras son sus manifestaciones de legalidad. El régimen venezolano no escapa de acusaciones alrededor de actitudes de abuso de altos funcionarios. Actitudes que incluso violan preceptos constitucionales y normativos.
El caso de funcionarios que desempeñan más de un cargo público remunerado, es habitual. A pesar de que el artículo 35 de la Ley de la Función Pública es taxativo al respecto al puntualizar que “a menos que se trate de cargos académicos, accidentales, asistenciales y docentes”, ello es permitido. Lo contrario contraviene el ordenamiento jurídico. Sin embargo, una visual rápida por la estructura de la Administración Pública, pone en entredicho lo planteado normativamente. Sobran los ejemplos que ilustran tales contrahechos.
Así se tiene, entre otros, la situación del ministro de Economía, que además de vérselas negras lidiando con materia que no domina, preside la Corporación de Banca Pública y el Banco de Venezuela. El ministro de Turismo, atiende Inatur, Venetur y el Fondo Mixto de Promoción y Capacitación Turística. El ministro de Educación es al mismo tiempo Vicepresidente del Área Social, coordinador de la Misión En Amor Mayor y presidente del Fondo de Ahorro Familiar. El de Ciencia y Tecnología, conduce CANTV y también Movilnet. El ministro de Alimentación, preside Casa y Mercal. La ministro de la Mujer, es también Superintendente de Defensa de los Derechos Socioeconómicos. El de la Presidencia de la República, es igualmente presidente de la CVG. El ministro de Transporte Acuático y Aéreo, preside el Órgano Superior de Defensa Popular de la Economía y el Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat. También es vicepresidente del Consejo de Ministros. Aunque la guinda la pone el ministro de Petróleo y Minas quien tiene sobre sus cansadas y aporreada espalda, los cargos de vicepresidente del Área Económica, presidente de Pdvsa, del Fondo Simón Bolívar para la Reconstrucción, de la Comisión Presidencial de Balance de Alimentos. Además, es responsable del Consejo Nacional de Exportaciones y supervisor de tres organismos más adscritos a la Vicepresidencia de la República. Entonces, ¿cómo puede denominarse tal relajo donde el repechaje de cargos está en manos de “sustitutos”? Posiblemente, esto querrá decir que el país está bajo la tutela de un ¿Estado Suplente?

CÓNSUL POR UN DÍA

El caso del general apodado en su mocedad “Pollo”, no resulta dramático por lo que el problema, como situación incómoda, representa. El mismo tiene serias repercusiones morales y jurídicas. Más ante el país político, que para la persona impugnada. Además, rechazada publica y legalmente. Esto se traduce en una grave sanción para el régimen toda vez que sigue sin entender los alcances del embrollo. Aunque posiblemente no comprenderá lo mal que quedó Venezuela. No hay forma de hacerle ve a sus altos funcionarios, el desastroso ejemplo dado al momento que las ínfulas de Petro-Estado pudieron más que los canales regulares a través de los cuales la diplomacia y el Derecho Internacional tienen cabida.
Ahora esto pareciera no quedarse de ese tamaño. Aunque para el régimen, la vergüenza no será impedimento para actuar al mejor estilo “western”. Se impone abiertamente le Ley de la Selva. Quien tiene más recursos de poder, gana la confrontación. Sin embargo, el gobierno norteamericano iniciará una querella ante la justicia internacional con argumentos que consideran legales. Ello, con la intención de hacer valer no sólo su poder. También, para ordenar el mapa sobre el cual actúan los países con escaso sentido de la geopolítica y de las relaciones de intercambio sobre las cuales se deparan mecanismos de arbitraje que buscan armonizar el encuentro entre naciones a partir de sus ventajas comparativas y competitivas.
El caso que este problema ha destacado, no es propio de países que hablen el idioma de la democracia. Pero si es característico de regímenes basados en diferencias conflictivas o en aberraciones tautológicas que sólo plantean agresiones, humillaciones, ofensas, exfoliaciones y transgresiones de toda índole. La mentira o el engaño con fines demagógicos ha dejado de ser recurso de gobiernos que reconocen en el hombre sus virtudes y capacidades.
Así que luce absurdo congraciarse con regímenes que resguardan falsas lealtades por lo que ello puede representar en materia de beneficios personales. El mundo entero ha condenado la pretensión de amañar una relación diplomática solamente para conservar algunas cuotas de poder que no brindan ganancia alguna al hecho democrático. No puede justificarse el error de un gobierno que no sabe discernir al momento de nombrar sus representantes políticos en el exterior. Entonces, no cabe la idea de nombrar a alguien cónsul por un día.

“Las necesidades de una nación abatida por la miseria que deja el populismo, no es condición para que gobiernos siguientes impongan medidas como fórmulas inexorables de solución. Si hay democracia por delante, el camino a transitar debe ser la razón compartida y el poder ejercido con la mejor prudencia posible” AJMonagas

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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