domingo, 3 de agosto de 2014

AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ, INMORALIDAD COMUNICACIONAL

El hundimiento  se profundiza cada vez más.  El agente invasor está convertido hoy en mando-poder de corte dictatorial. Otro régimen de fuerza, militar-civil, sin respeto por  constitución, leyes o instituciones, con una extendida cobertura democrática que se apoya en lo declarativo y formal.

Es la misma concepción caudillo-positivista del siglo XIX pero con actores  que se adaptan a una modernidad para asumir otro discurso, otra imagen y hasta la posibilidad de presentarse como una democracia electoral.

Hasta el  vándalo se puede convertir en ciudadano, diputado y millonario.  Porque hay corrupción para todos los usos, exigencias y necesidades.

Al poder económico-social y militar se suma el mediático. Porque la política más que organización del partido o formación ideológica  es un producto publicitario. 

Aquí los políticos y las políticas de la  revolución del vacío entendieron desde un inicio que su reino pasa por el control de estos instrumentos.

Y  es tal la inversión  en este rubro, que se llega   a la hegemonía comunicacional que constituye, junto con la política del reparto petrolero social, militar e internacional, el puntal para el mantenimiento de esta revolución.

Y no se pone en juego sólo el capital para la compra de medios sino el espíritu colaboracionista de quienes al constatar que la posición opositora ya no paga buenos dividendos, pasan a jugar a la venta salvadora.

La última es la de El Universal a una supuesta empresa española materialmente fantasma. Al principio se negó que fuese una firma interpuesta  y se aseguró que  seguiría en la línea editorial opositora.

Ahora en forma cobarde se anuncia “una restructuración editorial” que expulsa muchos colaboradores no afectos al régimen, entre los cuales se cuenta este columnista.

A lo interno del diario, hay directivos que declararon públicamente que no convalidarían la restricción de la libertad de expresión que  caracteriza al periódico. Pero a esta hora el régimen suma el medio al  90% del espectro comunicacional que controla.

¿Surgirá algún día una posición ético-moral colectiva capaz de hacer frente a esta alta expresión de la ignominia, la perversión y el engaño?

Sancho, cada día estamos más lejos de sentir y vivir la tantas veces proclamada libertad que sólo existe aquí para quienes puedan comprarla!           

Agustin Blanco MUñoz
abm333@gmail.com
@ablancomunoz

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