sábado, 19 de julio de 2014

RICHARD CASANOVA, LA DEBILIDAD DE MADURO

Si algo evidencia la pobreza del liderazgo de Nicolás Maduro y la debilidad de su gobierno es el significativo avance del militarismo en la sociedad venezolana, realidad que en los últimos meses se ha convertido en una seria amenaza a la paz y la institucionalidad de la República.

El militarismo no es algo nuevo, al contrario es parte del legado de Hugo Chávez pero el actual cuadro de fragilidad e inestabilidad política del régimen ha obligado a Maduro a ceder un poder excesivo a la cúpula militar y a las fuerzas cubanas que representan al llamado el castro-comunismo. Nicolás no gobierna, sobrevive. Sus carencias e ilegitimidad lo obligan a entregar el poder por cuotas.

En tiempos de Chávez, el militarismo ya era un rasgo inocultable y aunque siempre fue una amenaza, él tenía suficiente liderazgo en la institución castrense para frenar las ambiciones y administrar la codicia de sus compañeros de armas. El problema es que Maduro perdió el control en ese peligroso juego y hoy gobiernan los cubanos junto a una cúpula militar.

Desde la perspectiva democrática, la sola idea de “un gobierno cívico-militar” es una perversión y bajo ella subyace una cultura autoritaria. Pero esa idea ha quedado atrás para dar paso a la pretensión de imponer “un régimen cubano-militar”.  Diosdado Cabello, Rodríguez Torres y Padrino López –entre otros- son el cogollo de lo que Luis Tascón llamó la “Derecha Endógena” pero sin duda, hoy son la más nítida expresión del militarismo en Venezuela. 

La designación del General Padrino López como orador de orden en la Asamblea Nacional –foro político por excelencia en una democracia- es por sí misma una depravación que evidencia la debilidad institucional del parlamento. Que este General ofrezca lealtad y disciplina a Maduro –en vez de a la Constitución y al pueblo- además de ser mentira, es un penoso acto de adulancia. Lo grave es que un militar activo viole nuestra Carta Magna diciendo que la FAN es chavista y que lo haga en ese escenario, es una atrocidad que muestra la degeneración del sistema político. Desconocer el carácter apolítico y no deliberante de la FAN lesiona seriamente a la institución castrense y a la democracia pero decir que ellos –los militares- garantizan la estabilidad política es algo muy peligroso pues en las democracias no son las armas, ni el chantaje de una revolución armada lo que garantiza la estabilidad política sino las instituciones de la República.

La aberrante sentencia del TSJ avalando la activa participación de los militares en la política y la excesiva presencia de efectivos castrenses en los medios de comunicación durante los últimos días, son signos preocupantes del aluvión militarista que se le viene encima al país, sepultando al poder civil y destruyendo los pocos vestigios de democracia que quedan en Venezuela. Hoy se hace impostergable que la sociedad democrática reaccione y ello incluye a los sectores institucionales en el mundo militar, que seguramente están asqueados.

También incluye a las bases chavistas y a la reserva civilista que posiblemente sobrevive en el campo oficialista pues un régimen cubano-militar también es una amenaza para ellos.

Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova

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