Debido básicamente a la
inesperada respuesta que he tenido ante la publicación de mi artículo la semana
pasada en el cual hago una revisión de la vida de un hombre extraordinario, he
decidido hacer una segunda entrega. Me ha sorprendido el que un hombre del
calibre de Calvin Coolidge, sea tan desconocido inclusive para gentes en la
academia, la política y los negocios, no solo en América Latina, sino en EEUU.
A pesar de sus
extraordinarios logros a través de su carrera política, las gentes que conocen
algo de su vida solo lo identifican por la fortaleza de su carácter, su
integridad y, sobre todo, por una honestidad a toda prueba. Los norteamericanos
de los años 20 llegaron a idealizar esa honestidad de su presidente, en una era
en la que los políticos escandalizaban con sus corruptelas entre los cuales,
los de la administración de Harding se llevaran todos los trofeos.
Con el propósito de que
ustedes puedan conocer mejor a, Cal el silencioso, voy a dejar él se comunique
con ustedes a través de sus escritos:
"Has tu trabajo diario.
Y si es para proteger los derechos del débil, lo que sea requerido, hazlo. Si
es para ayudar a las corporaciones, hazlo igualmente. Espera ser llamado
payaso, pero no lo seas. Espera ser llamado demagogo, pero no lo seas. No dudes
en ser revolucionario, pero de ideas, ideales y sueños de la niñez. No trates
de ayudar al débil oprimiendo al fuerte. A los legisladores les digo; no se
apresuren con legislación. Den la oportunidad a la administración de
alcanzarlos.
Necesitamos una fe más
amplia y más profunda en la gente. Una fe en la intención de los hombres para
hacer lo correcto, fe en las bases con las que se ha construido nuestro país
para hacer el bien y que sea perdurable. Una fe reconstruida de que la
aprobación final de la gente será entregada, no a los demagogos, a quienes se
ahogan en su egoísmo irracional navegando con el clamor del momento, sino al
estadista que de corazón coloca como su prioridad el bienestar de ellos en
libertad, el que represente sus profundas, silenciosas convicciones que moran
en sus corazones."
Con este armamento
intelectual e ideológico este hombre asumía la presidencia de los EEUU en medio
de la grave recesión provocada, entre otras cosas, por la primera guerra
mundial, para convertir la década en los famosos "Rugientes 20s",
caracterizados por una prosperidad nunca antes vista. En su época se le llegó a
considerar, no solo como un político habilidoso, también como el gran
abanderado de la ética y la moral, con una profunda convicción de la innata
bondad de la humanidad, la cual, cada día estaba siendo corrompida por
los gobiernos.
Para Coolidge mas que
aliviar las quejas de los ricos o de los pobres, su gran esfuerzo apuntaba a
minimizar las nocivas actividades del gobierno. El pensaba que los gobiernos
eran ineptos e improductivos y la verdadera prosperidad era generada por el
sector privado incluyendo agricultores, hombres de negocios, trabajadores,
gerentes. Pensaba también que si alguna "prosperidad" fuera
provocada por los gobiernos, era artificial, sin sustento y de corta vida, una
quimera lograda a base del endeudamiento.
Afirmaba también; "Yo
creo en la constitución de mi país. Favorezco el sistema americano de libertad
económica, y me opongo a toda extensión de un gobierno propietario y
controlador. Creo en una reforma fiscal para reducir esos impuestos que nos
esclavizan. Los dineros expropiados a los ricos pudieron haberse invertido para
ofrecer más productos, servicios, empleos bien remunerados. Ese dinero en manos
del gobierno, no estará creando riqueza. El gobierno ejecutando el poder para
expropiar, es afirmar que el ciudadano trabaja para él la mitad del año, es
condenar los ciudadanos a la servidumbre."
Coolidge pensaba que la
sociedad entre gobierno y negocios llevaría el país al socialismo, comunismo o
fascismo. "Nuestro capitalismo nos ha llevado a ser el país más rico del
mundo, no lo destruyamos en una maléfica sociedad entre gobierno y negocios. El
gobierno siempre debe permanecer fuera de la economía y los negocios fuera del
gobierno. Cuando un gobierno es malo, los negocios son igualmente malos y,
mezclados...ambos son fatales".
En los años de la
presidencia de Coolidge, la economía de EEUU creció mas del 50%, el ingreso
familiar disponible crecía, el desempleo solo sería 2%, y cada año el
presupuesto federal mostraba superávits. Sin embargo, durante el último año de
su mandato los economistas austriacos Von Mises y Hayek, señalaban cómo los
intereses, artificialmente controlados por el FED, sentaban las bases para una
explosión que podría destruir la economía.
¿Qué tan consiente estaba
Coolidge del potencial problema?
El consultor económico más
importante del presidente, era alguien que ni siquiera el nombramiento portaba.
William Z. Ripley era un economista emanado de Harvard, mundialmente reconocido
y era ya una de las voces que agresivamente sonaba la alarma. Coolidge había
conocido a Ripley desde que ocupara la gubernatura de Massachusetts. Estos dos
hombres protagonizaron una histórica reunión a finales de la administración.
Ripley le exponía al presidente cómo los especulación rodeaba a Wall Street
inflando el valor de las acciones y los novedosos, Money brokers, tocaban la
música del funeral. Coolidge desde 1927 había expresado preocupación por una
economía “demasiado caliente."
Al terminar la reunión
Coolidge, quien estaba 100% de acuerdo con el economista, pregunta: Bueno Dr.
Ripley "¿Hay algo que yo pueda hacer?" A lo que Ripley responde, 'no
Sr. Presidente, este es un asunto estatal y es el gobernador de Nueva York
quien debe tomar cartas en el asunto'. El Secretario de la casa blanca, Edward
Clark, le pregunta al presidente '¿Nos espera alguna forma de crisis
financiera?' a lo que el presidente responde: "No quiero hacer
predicciones pero la gente no parece ver que, mientras nosotros seguimos
incrementando la producción, otros países están cerrando las puertas a nuestros
productos, cada día más. Los Loan Brokers continúan inflando Wall Street,
Churchill acaba de revaluar la moneda de Inglaterra y estamos iniciando una
guerra de monedas".
Los abogados de la casa
blanca, después de analizar las posibles avenidas para el presidente para
actuar en Wall Street, llegaban a la misma conclusión expresada por el Dr.
Ripley, era un área estatal y el gobernador debería de actuar. Sin embargo el
problema fue ignorado por el gobernador de Nueva York quien, siendo un experto
en Wall Street, escondió la cabeza abriendo la compuerta para la Gran Depresión
¿Su nombre? Franklin Delano Roosevelt.
Sí Cal, te extrañamos en EU,
México, Venezuela, Argentina…..en todo el mundo.
Ricardo Valenzuela
chero13704@gmail.com
@elchero
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