JESÚS ALFONSO OSUNA C., VENEZUELA: PAÍS POTENCIA

Recientemente el Ministerio del Poder Popular para la Educación convocó a una Consulta Nacional por la Calidad Educativa, acto en el cual el Ministro expresó: “es para lograr que Venezuela sea un país potencia”. Otro funcionario sentenció, “somos el segundo país en América Latina y quinto en el mundo con mayor presencia de jóvenes en recintos universitarios”. 

En efecto, la matricula universitaria creció 203% entre el año 1997 y el 2010; en 1997 había 756.000 estudiantes universitarios inscritos, cifra que aumentó hasta 2.294.000 en el año 2010. Estadísticas que generan muchas interrogantes, una de ellas relacionada con la “calidad educativa”; lo cual nos obliga a recordar que hay programas e indicadores confiables para un auténtico diagnóstico del rendimiento de la educación, particularmente de primaria y secundaria. Sin embargo, quienes han conducido la educación en nuestro país, nunca evaluaron seriamente su rendimiento; peor aún, en la última década se ha sacrificado la calidad educativa en aras  de la cantidad de matrícula.

En nuestro país, después de la Reforma Educativa en la Educación Básica de 1996, se aplicó un sistema para conocer el rendimiento de la educación básica, pero el proceso no se continuó ni se evaluaron sus resultados. Por otra parte, algunos países Latinoamericanos aplican la Prueba Internacional de Aprendizaje PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) por sus siglas en inglés, prueba que desde el año 2000 se aplica cada tres años a estudiantes próximos a finalizar la educación obligatoria (15 años de edad), para medir las competencias en: lectura, matemáticas y ciencias. En el año 2009, participaron 65 países; entre ellos nueve de América Latina y el Caribe. Los estudiantes de los países de la región siguen ubicándose entre los de menor desempeño, en todas las competencias. Chile y México son los países de la región con mejor desempeño, pero aun así, por debajo de los resultados arrojados por los países desarrollados. Venezuela dejó de participar en el programa PISA en el año 2003. En el año 2012, aparece registrado con muestra pequeña (Estado Miranda) cuyos resultados fueron evaluados por varios educadores venezolanos.

Tres de las seis grandes conclusiones que se derivaron de PISA 2009:  (a) la pieza clave de la calidad de la educación en el medio escolar son y continúan siendo los maestros; (b) más inversión en educación no asegura mejor educación; los recursos financieros son condición necesaria, pero no suficiente; no importa cuánto, sino en qué y cómo se gasta: y (c) no menos importante, incrementar los salarios docentes, junto con mayor atención dedicada a la situación general de los docentes, contribuye a mejorar la calidad de la educación.

 Los países que sustentan el progreso y bienestar de sus pueblos lo logran con base en la calidad de sus sistemas educativos. El monto del gasto público destinado para ese fin es un indicador confiable. Suiza, por ejemplo, destina 8,8% y Finlandia 6,8% de su PIB para educación. Éstos son dos países emblemáticos en relación con niveles de progreso y bienestar social. Venezuela en el año 2009 destinó 6,9% de su PIB en educación, porcentaje alto si lo comparamos con Japón 3,8%, China 6,8%, Canadá 5,0% y USA 5,4%. Sin embargo, una alta inversión no siempre guarda relación directa con mejores resultados en programas educativos. Muchos países que muestran alto nivel educativo, con base en el Programa PISA, no están necesariamente entre los que más invierten en educación. Ejemplo: Japón 3,8% y Singapur 3,3% de su PIB. El asunto no es sólo cuánto se gasta, sino cómo se gasta y cuál es el producto de la inversión. En relación con educación superior tenemos una referencia cercana, Ecuador es el país de América Latina que más invierte en educación superior: 1,86% respecto al PIB, mientras Venezuela, en el 2013, destinó 0,9% del PIB en esta área.

A propósito de la educación superior, las universidades venezolanas que no muestran afinidad con el sistema ideológico que se nos intenta imponer, son objeto de una brutal arremetida, no sólo contra su planta física, sino lo que es peor, contra sus laboratorios y bibliotecas, así como la agresión contra autoridades, docentes y alumnos. El documento del Núcleo de Coordinadores de los Consejos de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico (CDCHT) y sus equivalentes, del 22/05/2014, es revelador de la situación de precariedad en que se encuentran las Universidades Venezolanas, en lo que concierne a sus actividades esenciales y en particular, la investigación científica.

Organismos Internacionales que se ocupan de evaluar el desarrollo de la economía en el mundo, proyectan que Venezuela decrecerá 0,5% este año, y que en el próximo 2015 el declive se acentuará hasta menos de 1%, para ubicarnos en los últimos lugares de los países de América Latina. Además, para finales de este año, en nuestro país, se pronostica una inflación de 70%. Alarma en extremo la información precedente, así como, el nada honroso primer lugar que ocupa Venezuela (79,4%), en la lista de 89 países, en el estudio del Índice Mundial de Miseria (2013); la causa principal, según este estudio y de acuerdo con cifras oficiales, son los altos precios de los productos debido a la inflación, seguido de la escasez de productos, (Steve H. Hanke, Profesor de Economía de Johns Hopkins University). Con tan sombrío panorama de duras realidades, y con una sistema educativo que no está en sintonía con los nuevos tiempos ¿podrán los altos jerarcas de este gobierno mantener la quimera de: “convertir a Venezuela en País Potencia? .

Jesús Alfonso Osuna Ceballos

jesusosuna.oc@gmail.com

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