Hoy
4 de julio, víspera de un nuevo aniversario de la Declaración de la
Independencia, quiero iniciar algunas reflexiones sobre los problemas que
considero fundamentales en esta hora de Venezuela.
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Hoy
4 de julio, víspera de un nuevo aniversario de la Declaración de la
Independencia, quiero iniciar algunas reflexiones sobre los problemas que
considero fundamentales en esta hora de Venezuela.
El
primero y más acuciante es la falta de unidad. No somos un país, somos varios
países. Y lo más grave es que esos varios países no se comunican entre sí y,
lejos de promover intereses comunes, se confrontan sistemáticamente.
“Reino dividido no puede subsistir…”, dice la Escritura (Mc 3,24). En efecto, los países que tienen éxito son aquellos en los cuales, por encima de comprensibles diferencias, prevalecen acuerdos fundamentales sobre los grandes asuntos colectivos.
Los
venezolanos estamos divididos por muchas razones: unas de carácter político,
otras de carácter socioeconómico, otras de carácter ético y finalmente otra de
carácter cultural.
Los
países que tienen éxito comparten en general conceptos políticos que tienen que
ver con la organización y el funcionamiento del Estado y de la sociedad.
También
comparten conceptos económicos y sociales que tienen que ver con las
actividades productivas, con el respeto a la propiedad, con la valoración del
trabajo, del ahorro, del esfuerzo y de las inversiones.
Igualmente
comparten conceptos de índole cultural y sobre la importancia de la educación,
de la ciencia, de la tecnología y de la preparación como instrumento de
movilidad social.
En
los países que tienen éxito se comparten valores fundamentales como el respeto
al Estado de Derecho, la igualdad ante la ley, la honestidad y las normas para
la convivencia en armonía.
Hay
muchos venezolanos para quienes el respeto a la vida y a la propiedad son
valores fundamentales.
Hay
otros que han sido inducidos a creer que esos valores no tienen relevancia.
La
responsabilidad de los medios masivos de comunicación social en la construcción
de valores positivos y unificadores, es de importancia trascendental.
En
los últimos 15 años ha prevalecido en la política venezolana una estrategia
dirigida a dividirnos cada vez más.
Es
la hora de cancelar la cultura de la confrontación y sustituirla por la cultura
de la cooperación y de la búsqueda de los acuerdos fundamentales que nos
permitan ser un país de verdad.
Seguiremos
conversando.
Eduardo
Fernandez
efernandez@ifedec.com
@efernandezve
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